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El país|Domingo, 5 de mayo de 2002
ALFREDO ATANASOF, JEFE DE GABINETE

“Reforma del Estado no siempre debe ser despedir”

Viejo amigo de Duhalde, promete una gestión “política”, sabe que lo espera el arrecife de las leyes de subversión económica y quiebras en el Congreso y descarta anticipar las elecciones. No habrá control de precios y se buscarán otros mecanismos.

Por Martín Piqué
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El flamante jefe de Gabinete Alfredo Atanasof es un hombre de estrecha confianza del Presidente. Tanto, que se le nota hasta cuando habla. Usa los mismos modismos que Eduardo Duhalde, a quien conoce desde hace muchos años, cuando su actual jefe político era gobernador bonaerense y él titular del gremio de empleados municipales de la provincia. Su origen sindical queda expuesto cuando se refiere a los “compañeros de la CGT”, aunque luego los critique –moderadamente– por la medida de fuerza que ya anunció Hugo Moyano. “Este Gobierno va a hacer todos los esfuerzos necesarios para salir de la crisis”, asegura, y luego subraya que “no tiene dudas” de que Duhalde podrá cumplir su mandato.
Entrevistado por Página/12, Atanasof descarta que se vaya a instrumentar un control de precios –como ya lo había asegurado el ministro de Economía, Roberto Lavagna–, anuncia que va a profundizar la reforma del Estado “aunque sin despidos”, y confía en que el Gobierno conseguirá que los legisladores traten esta semana las leyes de quiebras y subversión económica. Aunque no lo diga públicamente, el sucesor de Jorge Capitanich sabe que ese escollo puede decidir, dramáticamente, el futuro de la gestión duhaldista.
–¿Qué es lo que le pidió Duhalde, a corto plazo, para que realice desde la Jefatura de Gabinete?
–Las ideas centrales que hemos estado manejando pasan, por un lado, por reestablecer los lazos de la economía argentina y la economía mundial, y hoy pretendemos que eso se haga en la búsqueda de un acuerdo definitivo con los organismos multilaterales de crédito. Ese ha sido un punto central en la política exterior del país, y por supuesto que continúa siéndolo. Por otra parte, trabajar fuertemente para que el documento de 14 puntos se pueda materializar en el menor plazo posible partiendo del punto de que ese es el marco programático que –junto con las directrices del Presidente– van a definir las líneas de acción de la Jefatura.
–¿Van a despedir empleados?
–No, no. La idea es que no. Reforma del Estado no siempre debe ser despedir trabajadores. La idea es hacer un Estado ágil, dinámico, y que pueda dar respuestas rápidas: profundizar el proceso de reforma política, hacer hincapié en la reactivación del aparato productivo, y coordinar las acciones para resolver los problemas financieros que hoy están preocupando a la gente, como el CER, como la salida del corralito y la efectividad de las políticas sociales.
–¿Qué estilo tendrá su gestión? ¿Será más técnica, al estilo de Jorge Capitanich y Jorge Rodríguez en tiempos de Menem, o más política, al estilo de Chrystian Colombo y Eduardo Bauzá?
–Este cargo tiene, efectivamente, un alto perfil político. Ya lo establece la Constitución nacional. Lo concibe como una figura clave para circular las relaciones entre el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y la cooperación interministerial.
–Antes de que se formalizaran los nombramientos en Trabajo, Jefatura de Gabinete e Interior, los gobernadores pedían un “gabinete federal”. Sin embargo, las designaciones no parecen cumplir con ese pedido.
–La integración del gabinete y la elección de los miembros es ante todo una decisión exclusiva del Presidente. Hay una muy clara manifestación que se hizo cuando se suscribió el documento de los 14 puntos por los gobernadores de distintos partidos. Hay allí una clara demostración de la voluntad y la vocación que tienen todos los actores políticos, sociales y económicos de salir cuanto antes de la depresión económica y del default. Y en esa dirección se encamina el trabajo, y ésas son las principales metas y anhelos de la mayoría de los argentinos.
–¿Por qué los gobernadores no aportaron hombres de su confianza en el gabinete, y rechazaron varias veces los ofrecimientos del Presidente?
–Desconozco cuál es ese procedimiento, lo que sí puedo decirle es que la integración del gabinete y la elección es una decisión exclusiva del presidente de la Nación.
–¿Pero cuál es la interpretación que se hace desde el Gobierno de la actitud de los gobernadores?
–Nooo... el Presidente eligió sus colaboradores, pero –digo– la actitud de los gobernadores y del Parlamento está muy clara, que es la misma actitud del Poder Ejecutivo. Todos han coincidido en que este documento de 14 puntos es el gran marco programático que se debe desarrollar en el menor tiempo posible. Y creo que ésta es una clara demostración de cohesión política, más allá de nombres.
–¿Cuál es la demostración de cohesión política?
–Esta, que todos están de acuerdo: gobernadores, parlamentarios y Poder Ejecutivo acerca de los 14 puntos suscritos.
–Reutemann dijo que “si el país sigue en estas condiciones” le parece difícil que se llegue a las “elecciones de septiembre de 2003”. Es la primera vez que Reutemann no descarta en forma tajante la convocatoria a elecciones anticipadas.
–Mire, yo creo que obviamente cualquiera puede emitir los juicios que crea conveniente, pero lo cierto es que hay que tener mucha claridad en cuanto a la profundidad de la crisis. El camino que eligió el presidente Duhalde es que primero hay que salir de la crisis para luego, una vez superada la misma, convocar a las elecciones.
–¿El Gobierno va a cumplir el mandato previsto, hasta diciembre de 2003?
–No tengo la menor duda. Este gobierno va a hacer todos los esfuerzos necesarios para salir de la crisis, pero lo va a hacer el Poder Ejecutivo nacional, los poderes ejecutivos provinciales, el Poder Legislativo, los poderes ejecutivos municipales también. Este es el objetivo de los argentinos: poder salir de la depresión y del default lo antes posible.
–¿Pero cómo se puede conseguir ese objetivo?
–El acuerdo con los organismos multilaterales es uno de los temas centrales. Muchos países han atravesado por situaciones similares, pero sólo han podido salir quienes han tenido el apoyo de los organismos. Y éstos tienen que entender la profundidad de la crisis de la Argentina y cuáles son sus necesidades. Para esto es necesaria la ayuda, porque el nivel de destrucción del aparato productivo que se ha dado durante los últimos años realmente ha sido muy importante.
–¿Las leyes de quiebra y subversión económica van a ser tratadas en el Congreso esta semana, como reclaman algunos gobernadores del PJ?
–Lo de las leyes forma parte de los 14 puntos. Así que todos los que suscribieron ese acuerdo tendrían que estar empujando en esa dirección. Tenemos que tener una ley de quiebras que esté en línea con la legislación de la materia en el resto del mundo. Este tema ya está maduro como para que puedan empezar a considerarlo en profundidad.
–Cuando usted asumió en el Ministerio de Trabajo prometió que iba a bajar la desocupación a un dígito. Evidentemente, su pronóstico no se cumplió. ¿Qué balance hace, entonces, de su gestión en esa cartera?
–Naturalmente ésa era la aspiración de cualquier argentino, pero por supuesto ni yo ni usted, nadie, ignoraba la profundidad de la crisis. Además, no es que yo dije que iba a bajar la desocupación a un dígito, sino que dije que ésa era mi aspiración. En los cuatro primeros meses de este año se desarrolló en el ministerio una intensa y compleja acción que estuvo dirigida a instalar al mundo del trabajo como parte constitutiva de la política fijada por el Presidente, que fue la de establecer una alianza entre el Estado, la producción y el trabajo.
–Usted dijo que una de las estrategias del Gobierno era la alianza con el sector del trabajo. Sin embargo, la CGT de Hugo Moyano ya anunció medidas de fuerza. ¿Qué escenario prevé de aquí hacia adelante? –Cuando hay crisis de este tipo, estas manifestaciones son casi comunes. Muchos se quejan: los jubilados, los empleados públicos, los ahorristas. Se quejan quienes ven que el salario real se ha deteriorado. Todos esos reclamos tienen razón y expresan la profundidad de la crisis. Pero cada uno elige mecanismos que cree más apropiados para exteriorizarlos. Hugo Moyano, y los compañeros de la CGT que él conduce, han elegido este camino que nosotros respetamos. Aunque no lo compartamos, absolutamente.
–Usted habló del deterioro del salario real. ¿El Gobierno va a instrumentar un control de precios, u otra medida que pueda detener la escalada de precios?
–De ninguna manera. Descarte cualquier intención de avanzar en el control de precios o políticas dirigistas. Estamos muy preocupados por el desajuste de los precios y creemos que esta es una acción de todos. Es una acción de las organizaciones de consumidores y de trabajadores. Es también una responsabilidad de los empresarios y por supuesto también del Estado.
–Pero más allá de las expresiones de deseos ¿de qué forma concreta van a lograr que se detenga la escalada de los precios?
–Insisto, con la acción de todos los actores y el Estado en su conjunto. Y eso lo estamos haciendo, estamos buscando fuertemente el abaratamiento para que se puedan vender productos a precios más bajos, y para que los productos no tengan el nivel de incrementos que se está viendo en estos días. Pero esto de ninguna manera implica establecer precios máximos. Estamos buscando un mecanismo para establecer precios de referencia.

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