El Gobierno logró ayer lo que buscó durante tanto tiempo. Consiguió que el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, firmara el acuerdo por medio del cual se compromete a reducir en un 60 por ciento el déficit provincial de este año. Se trata de la primera provincia “grande” que suscribe el pacto bilateral con la Nación, y en el Ejecutivo lo vivieron como un triunfo. “Es muy importante porque se convierte en un cierre ideal de la semana, luego de la anulación del CER y la media sanción de las leyes”, dijo a Página/12 un ministro que estuvo con De la Sota.
El rostro de Duhalde, llamativamente serio, contrastaba con el logro que había alcanzado su Gobierno. Sentado a su derecha, De la Sota anunciaba que firmaría el acta intención que ya habían suscripto sus pares de Misiones, Chubut, Santiago del Estero y Salta. “La provincia de Córdoba viene a suscribir hoy su compromiso de reducción del déficit”, dijo. Y luego ensalzó su gestión en Córdoba con un tono propio de un discurso de campaña. “En Córdoba, señor Presidente, hemos podido hacer la reforma política”, recalcó. Y luego destacó que de 133 legisladores en dos Cámaras ahora existe una Legislatura “unicameral de tan solo 70”.
De la Sota hizo su discurso tras firmar el acuerdo en un acto oficial, a la noche, en el salón sur de la Casa Rosada. Estaba acompañado por su ministro de Finanzas, Juan Schiaretti, y los diputados Humberto Roggero, Carlos Alesandri y Eduardo Di Cola. Junto a Duhalde estaban los ministros de Economía e Interior, Roberto Lavagna y Jorge Matzkin, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, y el vocero Eduardo Amadeo. Todos escucharon en silencio cuando De la Sota insistió con un término que le gusta mucho a los gobernadores: la “transición”. “Estos son tiempos de transición y cambio”, subrayó mientras Duhalde seguía con su gesto adusto. Aunque el acuerdo se oficializó en un acto público a las 8 y media de la noche, Duhalde y De la Sota analizaron los detalles una hora antes, en una reunión reservada que tuvo lugar en el despacho del Presidente. En ese encuentro, del que participaron Atanasof, Lavagna y Matzkin, Amadeo y Schiaretti, el gobernador explicó “el esfuerzo que implica para su distrito” reducir el déficit que pide el FMI:
–Yo sé que si Córdoba firma, va a producir un efecto de arrastre sobre las demás provincias –pronosticó De la Sota en esa reunión, donde se habló largamente de la situación de los bancos (ver página 3).
El Presidente le agradeció el gesto, luego lo repetiría en público llamándolo “querido amigo”. En el Ejecutivo concordaron con el análisis del cordobés. Uno de ellos confirmó a Página/12 que, para la semana próxima, descuentan con que otro peso pesado, el gobernador de Santa Fe Carlos Reutemann, suscribirá el pacto bilateral que ayer firmó De la Sota. Y para el final de semana esperan un avance con Felipe Solá, aunque allí el resultado todavía es incierto. “La última va a ser Buenos Aires”, decían ayer en Interior. De la Sota, en tanto, tendrá una difícil tarea por delante. Según el acta intención, deberá reducir “el gasto primario y el déficit financiero” de su provincia en un 60 por ciento.
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