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El país|Martes, 26 de abril de 2005
EL CARDENAL BERGOGLIO OPINO DEL CASO BASEOTTO

“El que designa es el Papa”

El arzobispo de Buenos Aires habló recién llegado de Roma, donde participó del cónclave de cardenales. Su postura coincidió con la mostrada la semana pasada por el Episcopado.

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El cardenal Jorge Bergoglio llegó ayer a Buenos Aires y contó que no pudo hablar con Kirchner.
El arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, recién llegado desde Roma donde participó del cónclave que eligió a Josef Ratzinger como nuevo jefe de la Iglesia, intentó evitar referirse al desplazamiento de Antonio Baseotto. Sin embargo, al ser cuestionado acerca del inminente sucesor en la vicaría castrense, el cardenal fue terminante: “El único que designa a los obispos en la Iglesia es el Papa”. La afirmación, breve y concisa, entró en sintonía con las declaraciones del presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación, monseñor Mario Maulión, quien el viernes pasado condenó la decisión tomada por el gobierno de Néstor Kirchner al separar a Baseotto de su cargo.
“La única autoridad competente como para quitarle el gobierno de una diócesis tiene que venir de quien le ha dado esa autoridad, que fue la Santa Sede”, arremetió Maulión en la asamblea plenaria del Episcopado, despertando la inmediata respuesta por parte del oficialismo. “Para el gobierno argentino el tema es irreversible y está terminado”. La sentencia la arrojó el propio Néstor Kirchner apenas pisó suelo romano. Un día después se sumó el canciller Rafael Bielsa, quien reivindicó la vía diplomática para resolver el conflicto abierto hace ya más de un mes tras las declaraciones de Baseotto. El entonces obispo castrense personalizó una cita bíblica y sugirió que había que “colgarle una piedra al cuello y arrojar al mar” al ministro de Salud, Ginés González García, por su postura frente a la despenalización del aborto.
El desplazamiento de Baseotto decidido por la administración Kirchner generó una gran repercusión entre los distintos sectores del clero local pero el reclamo se condensó en un solo pedido. El Gobierno debía explicar formalmente en una carta dirigida al Vaticano las razones de su decisión y ratificar las atribuciones de Baseo-tto para seguir oficiando misa. La exigencia fue rechazada por la Casa Rosada.
La grieta se profundizó aún más con la ausencia de Kirchner en los funerales de Juan Pablo II. En este sentido el viaje del Presidente a Roma para presenciar la asunción del nuevo Pontífice y la extensa comitiva que lo acompañó, no fueron gestos menores para conciliar las diferencias. Sin embargo, la distancia aún no parece haberse superado. Según confirmó ayer Bergoglio, ni siquiera la entronización de Benedicto XVI logró reunirlo con el primer mandatario. “No hubo tiempo de hablar. El llegó y yo me salí”, fue la única explicación que dio el cardenal.
En contraste con la escueta respuesta, el cardenal no ahorró palabras para referirse a la ceremonia de asunción y al cónclave que definió al nuevo Papa, en donde fue el único representante argentino presente. “Ahí éramos todos hermanos y lo que importaba era que creciera la Iglesia y Jesucristo, no las personas”, respondió el arzobispo al ser consultado sobre las versiones que lo habían dado como uno de los cardenales con buenas chances para convertirse en el sucesor de Juan Pablo II.
Frente a ello Bergoglio defendió el nombramiento de Ratzinger y disparó contra las críticas que despertó la postura ultraconservadora del cardenal alemán. Para el arzobispo, los comentarios se trataron de “lucubraciones de tipo más bien político” que escapan del sentido que supone el nombramiento del nuevo jefe de la grey católica. “No se trató de una cosa de tipo político sino más bien de tipo espiritual”, fue su interpretación final sobre el proceso que definió el futuro escenario en la Santa Sede.
Sin extenderse en las posibles implicancias del nombramiento ni en las consecuencias que tendrá en el futuro de las relaciones del país y el Vaticano, el arzobispo decidió concluir con una reivindicación del lugar que, según su visión, ocupa el flamante representante de la Iglesia: “Siempre el Papa es el obispo de Roma, el sucesor de Pedro. Es nuestro padre y siempre es significativo”.

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