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El país|Domingo, 8 de mayo de 2005
LOS ANUNCIOS ECONOMICOS QUE HARA KIRCHNER EN LA HABANA

Negocios y medicamentos en Cuba

Además de cerrar el enfrentamiento por Hilda Molina, el viaje a Cuba servirá para implementar un fideicomiso por 100 millones de dólares. Una parte importante será para comprar vacunas.

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Castro y Kirchner firmarán un tratado de intercambio.
Néstor Kirchner visitará Cuba a finales de mayo. Ningún presidente argentino viajó a la isla en los últimos veinte años. Kirchner buscará, así, quedar asociado a cierta épica inaugural, como la que representó Raúl Alfonsín cuando aterrizó en La Habana el 18 de octubre de 1986 con la excusa de una “escala técnica” tras una gira internacional. Una lectura similar tuvo la presencia del ex presidente cubano Osvaldo Dorticós en la asunción de Héctor Cámpora. Muchos años después, el Gobierno se prepara para generar un efecto parecido con el próximo viaje a Cuba. En la Cancillería aseguran que ya está “confirmado” y la sorpresa está reservada a los anuncios que hará Kirchner cuando pise la tierra de José Martí. El Estado se asociará con los cubanos para producir vacunas y anticuerpos a un costo muchísimo menor del que cobran los laboratorios multinacionales, que “van a poner el grito en el cielo”.
La confirmación del tantas veces anunciado y tantas veces postergado viaje a Cuba tiene varias explicaciones. La más importante es la necesidad de generar confianza tras la irritación que el caso Molina produjo en el gobierno cubano. La neurocirujana Hilda Molina, un ex cuadro del PC que en otra época admiraba a Fidel Castro, pidió asilo político en Argentina. La Cancillería se mostró permeable a su demanda pero –lejos de la tradición diplomática por la discreción y el bajo perfil– difundió su historia a los medios. Eso molestó a Cuba. Kirchner quiere curar esas heridas. En los últimos meses, ordenó que se hiciera todo lo posible para demostrar que la Argentina no había tenido “mala intención” en el episodio.
Uno de los recursos para descomprimir la relación fue enviar “adelantados”. Los funcionarios argentinos, de paso, debían ir preparando el terreno para la visita de Kirchner. En el último mes, dos comitivas oficiales viajaron a La Habana con ese objetivo: la primera del Ministerio de Salud, encabezada por la viceministra Graciela Rosso. El segundo grupo, que viajó hace dos semanas, era de la cartera de Educación: lo integraban el director nacional de Gestión Universitaria, José Francisco Martín; otra funcionaria de la Secretaría de Políticas Universitarias, y dos especialistas en medicina de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau).
Los dos grupos cumplieron objetivos específicos. La de Salud recorrió los famosos centros de investigación cubanos, como el de Inmunogenética de La Habana y el Instituto Finlay, y observó los laboratorios de fabricación de medicamentos. La de Educación analizó el sistema universitario de Cuba y evaluó el plan de estudios y la calidad académica de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas donde están becados argentinos que estudian medicina. Este año se graduará la primera camada. El problema es que hasta ahora sus títulos universitarios no están homologados por la Argentina.
Los “adelantados” hablaron con Fidel Castro de la tirantez que dejó el caso Molina. Durante un acto en el Palacio de las Convenciones, escucharon que el cubano se confesaba “sorprendido” por Kirchner. También oyeron elogios a la negociación del canje de deuda. Allí se habló otra vez de que el viaje del Presidente estaba confirmado para finales de mayo. Por eso, cubanos y argentinos hablaron de los anuncios que se concretarán en La Habana: el principal acuerdo será la firma de un fideicomiso de 100 millones de dólares entre el Banco Nación, el BICE y el Banco Nacional de Cuba que encabezó el mismísimo Che.

Tiemblen laboratorios:

En el marco de ese fideicomiso, ambos gobiernos se proponen intercambiar medicinas por alimentos. Según el acuerdo entre ambas cancillerías, Argentina compraría vacunas y medicinas por un costo de 4.500.000 dólares. La compra específicamente sería de vacunas para hepatitis B, la aemofilus influenzae (contra la meningitis) y otros anticuerpos. “Son del Primer Mundo. Cumplen con todas las exigencias de manufactura para este tipo de productos. Tienen certificación de los organismos internacionales”, informó a Página/12 un especialista en producción de fármacos que conoce las instalaciones cubanas.
También se está trabajando en la posibilidad de producir en forma conjunta el anticuerpo monoclonal AMC FC-5.01, que bloquea el desarrollo de algunos tipos de cáncer. Ese anticuerpo fue desarrollado en Argentina por investigadores del Conicet. En la reciente visita a Cuba, la delegación argentina propuso a sus anfitriones elaborar esa medicina en los avanzados laboratorios que son el orgullo de la isla. Hubo acuerdo entre ambas partes y sólo falta el anuncio oficial.
La decisión de comprar vacunas en Cuba no será fácilmente digerida por los habituales proveedores en ese rubro: los laboratorios multinacionales que producen vacunas a gran escala. Por su tecnología y capacidad de producción, estos laboratorios pueden satisfacer las compras masivas que hace el Estado. Un ejemplo es el grupo francés Sanofi-Pasteur, que el año pasado vendió a través de su filial Aventis-Pasteur Argentina 1.800.000 vacunas antigripales al PAMI. Otro proveedor que suele venderle al Estado es el laboratorio norteamericano Smith-Klein, reconocido productor de vacunas a nivel mundial.
Estos grupos de empresas suelen vender sus vacunas con la intermediación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Los gobiernos les compran medicamentos en grandes cantidades, muchas veces para campañas masivas, lo que presupone importantes inversiones. El problema es que los medicamentos que producen estos consorcios privados son mucho más caros que los elaborados en los laboratorios estatales de Cuba. Por esta razón, el Gobierno decidió comprar vacunas en la isla por 4.500.000 dólares. Quienes conocen cómo funciona el negocio de la salud anticipan que esa decisión generará muchas resistencias en el sector privado. “Van a poner el grito en el cielo”, coincidieron desde el Ejecutivo.

Becarios argentinos:

La compra de medicamentos se concretará en el marco de un fideicomiso por una cifra mucho mayor, 100 millones de dólares, lo que explica la nutrida comitiva de empresarios que acompañaría a Kirchner en su viaje a La Habana. Otro de los temas que sobrevolará la visita será la negociación pendiente sobre la deuda de más de mil millones de dólares que Cuba mantiene con la Argentina. Fidel Castro contrajo la deuda en agosto de 1973, cuando el gobierno de Cámpora le concedió un préstamo de 1200 millones de dólares para financiar la compra de productos industriales y vehículos de las filiales argentinas de General Motors, Ford y Chrysler.
Ese tema todavía no está definido. Como buen estratega, Fidel podría aprovechar la experiencia argentina de quita de deuda para pedir algo parecido. Lo que sí está definido es otro tema que tendrá su repercusión política y, acaso, mediática. En Cuba estudian medicina 371 jóvenes argentinos becados. Este año se producirá la primera graduación. Algunos de estos estudiantes no tenían posibilidades económicas para llegar a la universidad en la Argentina. Otros prefirieron estudiar en Cuba por la calidad de su salud pública y por su concepción social de la medicina. El programa de becas no está integrado en ningún acuerdo de cooperación entre Argentina y Cuba, que está pendiente de ratificación. La decisión del Gobierno es tratar de que los títulos expedidos por Cuba puedan ser homologados en Argentina. Pero el ministro de Salud Ginés González García no se mostró muy permeable. A fines del año pasado tuvo un enfrentamiento público con la Asociación de Familiares de Estudiantes de Argentina en Cuba (Afeac). Los funcionarios de Educación que viajaron recientemente a La Habana, por el contrario, emitieron un informe favorable y encargaron una investigación. La difusión del resultado podría coincidir con el aterrizaje en Cuba del avión que Aerolíneas Argentinas suele alquilar al Gobierno para los viajes internacionales.

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