El país|Lunes, 20 de junio de 2005

Por Martín Piqué
Desde Asunción

Eduardo Duhalde está sentado en el lobby del hotel Excelsior, donde se alojan todas las delegaciones presidenciales que vinieron a esta cumbre del Mercosur. Todas menos una: la argentina. El Gobierno reservó cuarenta habitaciones en el Sabe Center, a quince cuadras. Para algunos, la búsqueda de un alojamiento exclusivo respondió a un objetivo político: evitar que la prensa hablara de un encuentro entre Duhalde y el Presidente. El embajador argentino en Paraguay, Rafael Romá, lo niega, pero sin demasiado énfasis. Duhalde acaba de reunirse con el presidente colombiano, Alvaro Uribe. Aunque intentó una broma con los retratos de argentinos que pueblan el hotel (“¿Luis Aguilé es argentino o español?”), Duhalde no puede ocultar su fastidio. Está malhumorado y se le nota. Repantigado sobre un sillón, conversa con Página/12 sobre las negociaciones en búsqueda de un acuerdo para las elecciones de octubre. “Yo no estoy para ningún acuerdo de esos que anunciaron los medios”, aclara Duhalde apenas comenzada la entrevista. E insiste con que ya se retiró de la política y también de la negociación.
Sin embargo, a medida que habla va mostrando sus cartas. Sugiere que los sectores que apoyan a Kirchner y Solá deberían competir en la interna del PJ. Después dice que el Presidente también sería plebiscitado si se presentaran dos listas, una con Cristina Kirchner y otra con Chiche Duhalde. También argumenta que si no hay internas, una eventual negociación por los cargos provinciales debería hacerse por sección electoral. Por último aclara que “todavía faltan dos semanas” para el fin de la negociación. Duhalde dice:
–Hay que despejar la idea de que es un acuerdo entre el presidente Kirchner y yo. No es así, para nada. Yo no puedo naturalmente negarme a una opinión, porque si no estaría siendo muy injusto con gente que me ha acompañado durante muchos años. Pero que quede claro que no estoy para ningún acuerdo de esos que inventaron los medios. Es lógico que por inercia en los medios se diga eso, pero yo no puedo hacer eso.
–¿Qué es lo que no puede hacer?
–Ustedes me están preguntando como si yo estuviera cerrando algún acuerdo y no puedo cerrar ningún acuerdo porque yo en el año 2002 renuncié a todos los cargos que tenía. Pero naturalmente me siguen preguntando. Los periodistas me preguntan, los dirigentes también. Tengo plena conciencia de que yo he sido uno de los 50 argentinos que desde la organización nacional pudo presidir el país democráticamente. Mi compromiso es con la Argentina, que le vaya bien, y ayudar a todos.
–¿Pero no es cierto que su relación con el presidente Kirchner no es la misma de otro momento?
–Es la de siempre. ¿Qué tengo yo que hablar con Kirchner? Hablo del Mercosur, el tema mío. Yo no tengo que hablar de política. A mis amigos de toda la vida, a Reutemann, a De la Sota, hace años que no los veo. No es con Kirchner, es con todos los que no están cerca.
–¿Sigue firme la posibilidad de que este lunes o el martes su esposa anuncie su candidatura?
–Ah no, no sé. Yo con mi esposa he sido muy claro. Si ella decide ser candidata yo naturalmente la voy a apoyar. Pero no voy a influir en su ánimo para aceptar o rechazar su candidatura porque creo que me equivocaría si hiciera eso. Ella tiene que pensarlo bien. Si ella es candidata voy a hacer todo por apoyarla. No podría ser de otra manera.
–Si ella es candidata va a tener que competir con Cristina Kirchner.
–No sé. Yo lo que sé es que en el justicialismo hay elecciones internas. ¿Ustedes saben con qué padrón se hacen? Con el padrón general. Ge-ne-ral.¿Y sabe quién las controla? La Justicia federal. Entonces, bueno, los que se presentan tendrán que ir a elecciones.
–¿Cree que va a haber dos listas en la provincia de Buenos Aires?
–Hubo tres hace dos años. Si hay dos es un avance.
–¿Y esas dos listas serían con dos candidaturas distintas a senador o sólo se diferenciarían en las listas provinciales?
–Son todas posibilidades en las que yo no tengo que participar. Porque si no les hago un daño a los que participan. Yo soy consciente de que si uno está metiéndose los demás no crecen.
–¿Qué piensa de las versiones periodísticas de estos días acerca de que el acuerdo sería inminente?
–No sé qué están hablando los dirigentes. El justicialismo no soy yo, hay una cantidad de dirigentes importantes que, además, no están peleados con nosotros. Es gente que está apoyando al Presidente desde el primer momento, desde antes de asumir, y lo estamos apoyando.
–¿El principal problema son las listas provinciales de diputados y senadores?
–No creo. Primero hay que decir que falta una eternidad, faltan dos semanas (el 30 de junio vence el plazo para inscribir listas para las internas de la provincia). Nunca los acuerdos se han hecho con tanta anticipación. Estarán conversando. Se arreglarán. Yo preferiría estas dos semanas estar afuera. Yo no voy a estar.
–¿Adónde va a ir?
–A Uruguay.
–Se ha hablado en estas negociaciones de la palabra humillación. ¿En algún momento se sintió humillado?
–Pero por favor... (ofuscado). Yo no participo, realmente no participo. Por eso no me puedo sentir ni bien ni mal. Yo no considero que sea una actitud incorrecta de los medios porque están acostumbrados a otra cosa. No se puede entender que no quiera participar.
–¿Y quién está negociando desde el PJ bonaerense?
–El PJ tiene su presidente, que es (José María) Díaz Bancalari, su vicepresidente, que es (Hugo) Curto, el secretario general que es (Juan José) Alvarez. Son un montón de dirigentes muy importantes. Ellos hablan.
–¿Su relación con Solá no tiene retorno?
–No tengo mala relación con Solá. Simplemente él está en un criterio equivocado. Yo se lo he dicho a él, que tendría que haber conducido al conjunto en una forma distinta. Pero así los dirigentes van armando experiencia, unas veces aciertan, otras se equivocan.
–Usted dijo que puede haber dos listas y que el Presidente sea plebiscitado en la provincia. ¿Cómo sería eso, dos listas con Chiche y Cristina, y el plebiscito sería la suma de las dos?
–No veo que ninguna de las dos listas esté en contra del Presidente, por lo tanto, en esa hipótesis, sería plebiscitado. Pero no creo que los dirigentes quieran abandonar el justicialismo, que si tienen posibilidades de ganar una elección general también tienen posibilidades de ganar una interna. Porque es el mismo padrón y la misma Justicia la que controla.
–¿Coincide con la idea del Presidente de plebiscitar la gestión?
–No hay que darle a la idea del plebiscito la idea que ha tomado una parte del periodismo, de los políticos adversarios, que creen que plebiscito es la mitad más uno. Plebiscitar quiere decir apoyar.
–Algunos en el PJ piensan que el problema con el acuerdo es cómo comunicarlo. Kirchner no quiere un nuevo Pacto de Olivos.
–Yo tampoco quiero un nuevo Pacto de Olivos. ¿Le parece que nos fue bien con el Pacto de Olivos? Nadie quiere eso.
–Pero cuando Kirchner dice eso, ¿qué está queriendo decir?
–Que no quiere un pacto entre dos personas, que se sienten y digan lo que hay que hacer. En todo caso que empiecen a hablar en cada sección electoral, que se pongan de acuerdo y se lo ofrezcan al Presidente.
–¿Para qué se reunió el jueves con Lavagna?
–Para hablar de un tema que se resolvió ayer, el de los fondos estructurales de inversión para el Mercosur. Argentina fue el país que más me apoyó la creación de los fondos estructurales.
–¿Lavagna podría ser canciller, para suceder a Bielsa?
–Para mí tiene capacidad para cualquier cargo. Es muy experimentado, ustedes lo saben. Lógico. De todas maneras, me parece un poco apresurado.
–¿En algún momento pensó en renunciar a su cargo en el Mercosur?
–No. Estoy hasta diciembre.
–¿Y después?
–Este cargo es por dos años y uno más. Después dependerá, yo lo tengo que analizar con los presidentes, si hay posibilidad de avanzar.

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