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El país|Jueves, 7 de julio de 2005
KIRCHNER ANUNCIO UN AUMENTO DE LOS SALARIOS

Una buena para los militares

Durante la Cena Anual de Camaradería de las Fuerzas Armadas en el Edificio Libertad, sede de la Armada, el Presidente dijo que “la unidad nacional se construye con memoria, verdad y justicia”.

Por Nora Veiras
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La cúpula de las tres Fuerzas Armadas acompañó al presidente Néstor Kirchner.
Los hombres de uniforme hegemonizaban el paisaje y los que no lo tenían delataban por su estampa que lo habían dejado en el ropero. A tres semanas del fallo de la Corte Suprema que ratificó la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad, el presidente Néstor Kirchner llegó a su tercera Cena Anual de Camaradería de las Fuerzas Armadas para ratificar que “la unidad nacional se construye sin hipocresías ni venganza, pero con memoria, verdad y justicia”. Todo en un tono conciliador que terminó con la concreción de un anhelado anuncio para los comensales: un aumento salarial para el personal de las Fuerzas Armadas, de seguridad y el resto de la administración pública. Dijo que entrará en vigencia a partir de este mes y, si bien no precisó el monto, en los corrillos se daba por hecho que rondará el 17 por ciento.
–Quizás ésta sea la última Cena de Camaradería de (José) Pampuro como ministro de Defensa –comentaba un colaborador del titular de Defensa acosado por la prensa y mirando el inusual gesto adusto de su jefe. Minutos después desde Gobierno confirmaban la especie y una nueva pregunta ganaba el centro de la escena: ¿quién tendrá la muñeca política necesaria para seguir piloteando la relación con los militares?
“Bueno, antes de irse, nos deja contentos, después de todos los palos que recibimos, por lo menos nos van a dar un aumento en catorce años”, comentaba un oficial mientras se aprestaba a saborear la ensalada Caprese que abría paso al lomo con salsa vignerón y terminaba con un parfait de naranja.
Desde que Domingo Cavallo en el ’91 instauró el Plan de Convertibilidad con Carlos Menem, los militares tenían sus salarios prácticamente congelados. En el ’96 empezaron a hacer juicios contra el Estado porque no se incorporaban al salario básico los distintos adicionales que integran sus haberes; en el 2002, durante la presidencia de Eduardo Duhalde se acordó una tregua de la mano de un virtual blanqueo que implicó una recomposición de alrededor del 20 por ciento. El personal en actividad en el Ejército se reparte entre unos 5400 oficiales, unos 20 mil suboficiales y 15 mil soldados voluntarios. El grueso de los oficiales que revistan como capitanes o mayores reciben en mano unos 1200 pesos mensuales mientras que un coronel embolsa unos 2300 pesos; entre los suboficiales los sargentos primero cobran alrededor de 1100 pesos y los voluntarios reciben entre 650 y 700 pesos. La brecha entre estos últimos se estrechó por los aumentos por decreto –que alcanzaron a los asalariados que cobraban hasta 1250 pesos– teniendo en cuenta que los sargentos para llegar a ese rango tienen más de quince años de antigüedad y los soldados cobran eso apenas ingresan a las Fuerzas Armadas.
Acompañado por Pampuro, el vicepresidente Daniel Scioli, el senador Marcelo Guinle, los ministros Aníbal Fernández (Interior), Julio De Vido (Planificación) y Ginés González García (Salud), el Presidente reiteró que “la transitoria función que cumplo no me hace olvidar mis convicciones”, recordó “el valor y el coraje” de los jóvenes que fueron a Malvinas y anunció que “acordamos otorgar un ajuste de remuneraciones para el personal de las Fuerzas Armadas y de seguridad a partir del 1º de julio, que será de igual magnitud que para el resto de la administración pública y será definido en los próximos días”. Cerró su discurso leído con la esperanza de que en el futuro la gente recuerde “a aquel general, a este almirante o a ese brigadier como soldados que supieron hacerles honor a la patria y a las instituciones”.
Un moderado aplauso selló sus palabras y pareció una ovación al lado del gélido silencio de aquella primera cena de julio del 2003, cuando el Presidente enfatizó que “combatir la impunidad es una manera de incrementar la calidad institucional” y advirtió que “el reencuentro no puede venir desde el silencio o la complicididad”. Dos años después, más de 150 uniformados –cinco en actividad– están presos por la reapertura de causas vinculadas con la represión ilegal y se calcula que otros tantos podrán perder su libertad al acelerarse los procesos por la inconstitucionalidad de las leyes de punto final y obediencia debida.
Ansioso por ponerle un porcentaje preciso al aumento salarial anunciado, un oficial dio por hecho que tendrán que naturalizar el paso por Tribunales y sólo se preocupaba por la rápida partida de Kirchner:
–Hoy cumple 15 años la hija del Presidente. Por eso hizo el brindis antes de empezar a comer –lucubró el aviador y el pronóstico se cumplió.

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