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El país|Viernes, 5 de agosto de 2005
KIRCHNER ASEGURO QUE EL OBISPO FUE ASESINADO

“Que se reabra la causa de Angelelli”

El Presidente participó en el homenaje al obispo de La Rioja Enrique Angelelli, asesinado durante la dictadura. La investigación fue cerrada, pero el primer mandatario anunció que apoyará su reapertura.

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Néstor Kirchner, ayer en El Chamical, junto a un retrato del obispo Enrique Angelelli.
Todos se veían pequeños al lado de Enrique Angelelli. La gigantografía con el rostro del obispo de La Rioja asesinado por la dictadura estaba instalada junto al palco donde, rodeado de sacerdotes y funcionarios, el presidente Néstor Kirchner reconoció al prelado como una víctima del terrorismo de Estado: “No murió en un accidente, terminemos con la mentira y con la hipocresía, lo mataron por defender la verdad y la justicia”, sostuvo en un discurso que tuvo ecos de aquel que pronunció en la ESMA el 24 de marzo de 2004. También aseguró que “me van a tener acompañándolos, pidiendo que se reabra la causa de Angelelli, porque los argentinos queremos saber la verdad”.
El Presidente llegó ayer al mediodía a El Chamical, acompañado por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde. También lo acompañó el senador Jorge Yoma, en virtual armisticio con el gobernador riojano. Lo recibió un centenar de intendentes que se arremolinó en torno de él para entregarle regalos y aplaudirlo. Entre ellos, estaba el gobernador Angel Maza y el intendente local, Elías Hemmes, que primero fue hombre de Yoma, luego mazista y ahora es referente local del Frente para la Victoria. Paradójicamente, también fue intendente durante la dictadura.
La comitiva se trasladó en combis hacia el acto, pero, una cuadra antes, Kirchner decidió bajarse y caminar entre la gente. Fue besado, un joven le regaló un CD de su banda e intentaron obsequiarle también uno de los gorritos con visera que poblaron el acto: todos decían “Didí Maza Senador”, en referencia a la candidatura del gobernador.
A escasos metros del palco, que se instaló frente a la plaza Castro Barros, Kirchner entró en una casa que prestó un vecino para que pudiera reunirse con militantes de derechos humanos, familiares de desaparecidos, ex presos políticos de la dictadura y sacerdotes, que están nucleados en el Encuentro Nacional por la Soberanía Popular. Estaba programado que también participaran familiares de víctimas del gatillo fácil, pero –según informó una fuente de la Secretaría de Derechos Humanos– la gente del gobernador bloqueó a último momento su participación. En la reunión, le pidieron a Kirchner que se reabriera la causa por la muerte de Angelelli.
En la plaza lo esperaban miles de personas, entre militantes del MTD Evita y del PJ (con una bandera de la “gloriosa juventud peronista”).
Tenían cotillón como para un carnaval (papel picado, globos y banderines) y hasta un grupo con trompetas y bombos que tocaba al ritmo de “mamá, yo quiero mamá”. También había un grupo de maestras autoconvocadas de Chilecito, que se encontraban en huelga. “Los punteros políticos nos han roto los carteles y nos tienen amenazadas”, dijo Yolanda Fernández a Página/12. Sostuvo que reclaman un aumento de 250 pesos al sueldo básico y la derogación del decreto 2255/88, que permite descontar los días de paro.
Sin embargo, todos aplaudieron cuando entró en escena Kirchner, que anunció la entrega de 400 millones en obras públicas. Luego del intendente habló el cura párroco de El Chamical, Delfor Brizuela, conocido en la ciudad como padre Pocho. “Olé, olé, Pocho, Pocho”, bramó la multitud cuando subió al escenario. Al momento, le aclaró en broma a Kirchner (a quien llamó “hermano Presidente”): “Yo no estoy en campaña, simplemente soy el curita”. Luego, se puso serio y le mostró una cruz de dos metros de alto hecha de algarrobo, que trajeron otros dos sacerdotes, y explicó que había sido colocada en noviembre de 1976 por unas monjas en el lugar donde lo mataron a Angelelli. Fue ametrallada y dinamitada, pero quedó íntegra. El Presidente le dio un beso a la cruz.
Gordito, bonachón, con sombra de barba y un traje que –según admitió– se ponía por primera vez, Brizuela sostuvo que Angelelli “nos marca el camino” y le pidió al Presidente “apoyo para que la tierra no esté concentrada en pocas manos, que sea de los que la trabajan, ése era el sueño de Angelelli”. Y luego afirmó: “Ojalá en nuestra patria vuelvan los ideales de la reforma agraria”. La gente lo aplaudía a rabiar. Por último, lanzó una crítica a Chiche Duhalde, que había pedido que se dejase “el pasado para los historiadores”. “La memoria no es como andan diciendo por ahí, para volver al pasado. Los pueblos que tienen memoria pueden lanzarse a un futuro mejor”, sostuvo Brizuela. Por su parte, Maza remarcó que Angelelli es un “símbolo sobresaliente de una época de intolerancia, pero también de sueños, de un compromiso de miles de jóvenes que abrazábamos el ideal de una sociedad más justa”, afirmó el gobernador, que pasó sin escalas del menemismo al kirchnerismo.
“Agradezco a Dios poder estar presente en este homenaje. No ya en mi carácter de Presidente temporal, sino en nombre del Estado nacional, vengo a hacer una reivindicación histórica de este obispo patriota”, sostuvo Kirchner, en una frase con ecos del discurso en la ESMA. Consideró que Angelelli fue “verdadero ejemplo de dignidad, de justicia, de defensa de los ideales, de la pluralidad”. Encariñado con el cura (“ya le digo Pocho, ya nos hicimos amigos”), se comparó con él por el desaliño en la ropa. “El cura Pocho que decía ‘me he puesto un traje y no me cierran los botones’, a mí me retan todos los días porque no los cierro nunca, porque me gusta tener el corazón en manos del pueblo”, sostuvo.
“Defender justicia y defender verdad lleva a que me agredan, a que me insulten, pero no me interesa, porque lo valen la justicia, la verdad y la memoria. Voy estar como el algarrobo”, dijo señalando la cruz de madera y también la frase de Angelelli que estaba junto a su foto: “Con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio”. “Esta es la Iglesia que reclama por los que tiene que reclamar”, elogió el Presidente. Desde la foto colgada junto al palco, Angelelli parecía observarlos, la mirada profunda tras sus anteojos redondos.

Informe: Werner Pertot.

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