@La defensa de Emir Yoma desistió de apelar el procesamiento firmado por el juez en lo penal económico Julio Speroni hace algo más de quince días. De esta manera, el ex cuñado de Carlos Menem quedó a las puertas del juicio oral y público en la causa por la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador. El magistrado hizo lugar a los reclamos de los abogados de la Aduana, querellantes en el expediente, y elevó a diez millones de pesos el embargo que originalmente le había fijado en cinco millones.
No deja de llamar la atención que un abogado como Mariano Cúneo Libarona haya desistido de apelar una medida que claramente ubica a su cliente entre los principales responsables de uno de los escándalos más meneados durante el menemismo. Affaire que incluso le costó a Menem la prisión domiciliaria en la quinta que su amigo y ex titular de la Casa de la Moneda tiene en Don Torcuato.
En los pasillos de tribunales se señalaba que el desestimiento de la apelación por parte de la defensa de Yoma tenía como principal objetivo garantizarle al empresario del cuero continuar en libertad. Algo que Speroni había contemplado en su procesamiento y que era muy probable que la Sala B de la Cámara en lo Penal Económico hubiera rechazado.
Al justificar, en el procesamiento, que no se afectaba la libertad de Yoma, el juez Speroni citó a la Sala I de Casación Penal para decir que “lo único que puede justificar la privación cautelar de la libertad es la posibilidad concreta de que el imputado intente obstaculizar la realización de los fines del proceso penal”. Paso seguido, analizó que el riojano cumplía con los requisitos de arraigo. También destacó que no “había constancia alguna de que intentaría impedir o eludir la acción de la Justicia”. Claro que, en el medio, este diario publicó que Emir se había ausentado del país. Aunque intimidado por el tribunal, el empresario retornó desde el exterior el mismo día que se presentó en el juzgado penal económico y el juez consideró que estas no eran anormalidades de peso. Incluso firmó un acta ambigua en la que Emir se compromete a no dejar la Argentina, pero párrafo seguido, se le da permiso para salir del país.
La Sala B de la Cámara, tribunal de apelación de las decisiones de Speroni, ya había fijado su criterio en contra de la doctrina que permitió las excarcelaciones de Omar Chabán, María Julia Alsogaray y Giselle Rímolo, entre otros. Así las cosas, la posible detención del riojano era un hecho más que probable. De esta manera se explica el desestimiento de Cúneo Libarona al fallo de Speroni. Por lo pronto, a pesar de ser acusado por “contrabando agravado”, figura que contempla penas que van de los 4 a los 12 años de prisión y por lo tanto no son excarcelables, Emir esperará el juicio en libertad.
En más de una oportunidad la Cámara criticó la actuación de Speroni en la causa. Incluso uno de los integrantes del tribunal, en un fallo reciente, propuso separar a Speroni del expediente. Las marchas y contramarchas ya de por sí dan cuenta de una fuerte desorientación en el magistrado que en este momento lleva adelante el caso, en el que fueron muchos los funcionarios judiciales que, en una destacada investigación, aun en tiempos del menemismo, incorporaron los datos más valiosos que tiene la causa.
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