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El país|Domingo, 28 de agosto de 2005
LA DIFERENCIA ENTRE CFK Y CHICHE MARCARA EL PODER FUTURO

El tamaño de la brecha

El Gobierno tiene encuestas que otorgan a Cristina de Kirchner más del 40 por ciento del voto, 20 puntos sobre Hilda Duhalde. El duhaldismo dice que su candidata ya pasó los 25 puntos y no llegó al techo. Se ilusionan y tienen un plan para oponerse al Gobierno en caso de arañar el 30.

Por Sergio Moreno
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En el Gobierno especulan con los números, probables y deseables, que podrían obtener los campeones del Presidente en las elecciones de octubre. “Para alcanzar el 40 por ciento a nivel nacional, tenemos que sacar 40 en la provincia de Buenos Aires, 30 en Capital, 45 en Córdoba y unos 30 en Santa Fe. Así llegaremos al 40 por ciento nacional. Ese sería un gran resultado; 39,9 por ciento es otro resultado, no tan bueno.” Así movió su ábaco ante Página/12 uno de los más inquietos ingenieros electorales con que cuenta Néstor Kirchner. El hombre evaluó las chances del Frente para la Victoria en distintos distritos, con el nerviosismo propio de la víspera. En la Casa Rosada evalúan que el triunfo en la provincia de Buenos Aires será holgado y hasta generoso, pero que Eduardo Duhalde obtendrá los votos suficientes para erigirse en tercera fuerza nacional y continuar presente en el escenario político. Disminuido, pero presente. En tiendas duhaldistas hacen otros números, obviamente más optimistas.
Las encuestas que están en poder del Gobierno son coincidentes: en la provincia de Buenos Aires, Cristina Fernández de Kirchner se impone por aproximadamente 20 puntos de diferencia, extensa brecha que le ofrendaría un triunfo cómodo. En cada sondeo, CFK orilla los 40 puntos. En algunas alcanza el 43 por ciento. El otro dato significativo es que Hilda “Chiche” González de Duhalde está cómodamente instalada en los 20 puntos porcentuales. Algunos de los trabajos mencionados la sitúan incluso cerca del 25 por ciento. El escenario es sensiblemente diferente al imaginado meses atrás a la vera de la Plaza de Mayo, cuando algunos encumbrados funcionarios suponían que Chiche no superaría el 15 por ciento.
“Chiche está consolidada en 20 por ciento. Diría que es dificilísimo bajarla de ahí. En el segundo cordón tiene el voto muy atado”, comentó a este diario uno de los habituales consejeros del Presidente.
Allende la General Paz el análisis es diferente. Uno de los integrantes más salientes del comité de campaña de Chiche sostuvo ante Página/12 que el mentado 20 por ciento constituye el piso de intención de voto de su candidata. “Estamos para seguir creciendo. Afianzamos el voto peronista puro, ya no se nos escapa, estamos muy bien en el segundo cordón y hay distritos donde ganamos, Berazategui por ejemplo. Se van a sorprender cuando Chiche supere el 25 por ciento”, dice, con cierto optimismo. El escenario que imaginan los centuriones duhaldistas –y los haría tocar el cielo con las manos– es orillar el 30 por ciento. “Eso cambiaría las cosas, sería otro país”, se ilusionan.
Contrariamente, en la Casa Rosada –sin euforias– miden palmo a palmo cada comarca de la provincia más grande y sacan sus conclusiones. Un habitante del primer piso de la Casa de Gobierno arroja sus guarismos: “En la provincia, la elección sale 23 o 25 por ciento para Chiche y 40 a 43 por ciento para CFK”, dice.
–Es una buena elección para Duhalde –acicatea este reportero.
–Este resultado no lo mata a Duhalde, lo deja dando vueltas, pero herido. Habrá que ver para qué le sirven esos votos –duda el hombre.
A lo que hizo referencia el confidente de Página/12, es una situación que ya fue expuesta, semanas atrás, en esta columna. Duhalde podrá hacer valer mucho su segundo lugar (superando el 20 por ciento de los votos) si consigue un socio con quien aliarse después del 23 de octubre. Si Mauricio Macri se impusiese en la Capital Federal, el eje opositor quedaría presto para dar batalla al Gobierno y atraería a grandes sectores antikirchneristas a su órbita. “Si Macri gana, harán más fuerza, más quilombo”, dice sin sutilezas un miembro del gabinete nacional quien, a pesar de entender la complejidad de este hipotético escenario, sostiene que la victoria que obtendrá Kirchner en octubre opacará cualquier atisbo de rebeldía que incipiese tras los comicios. “El del Presidente será un buen triunfo a nivel nacional. Duhalde podrá sacar un poco más del 20 por ciento, pero el PJ bonaerense no será el mismo y la provincia no tendrá los mismos dueños que hasta ahora. Nadie se metió nunca ahí, nadie pudo, ni (Carlos) Menem. Kirchner lo va a liquidar. El duhaldismo va a quedar vivo, pero limitado. Su alianza con (Luis) Patti le sube un poquito el piso electoral pero le baja sustancialmente el techo, lo aplana. La alianza de duhaldismo y Patti no interpela a otros sectores sociales que el populismo duhaldista puro sí hacía. El desfiladero en que se metió Duhalde con Patti le expulsa muchos sectores que no transigen con lo que encarna el policía”, ensaya un consejero habitual del Presidente. “Duhalde cree que llegará al 30 por ciento. Es imposible, Patti se lo impide”, remata la fuente.

Tercera fuerza

Los pretores de Chiche, obviamente disienten con este juicio. Si bien reconocen que sus sondeos sitúan a la mujer del ex presidente entre los 20 y los 25 puntos, creen que no han llegado al techo. “De cualquier manera, con estos números somos la tercera fuerza nacional, detrás del Frente para Victoria y de la UCR”, se vanaglorió con satisfacción un integrante central del comando de campaña de la candidata.
Respecto del radicalismo, el partido centenario obtendrá, dicen las encuestas, un segundo lugar a nivel nacional. “Pero es un segundo puesto virtual”, chicanea un funcionario del Gobierno y explica: “De seis gobernadores que tienen, dos estuvieron en el acto de lanzamiento del Frente para la Victoria en Rosario –se refiere a Gerardo Zamora, de Santiago del Estero, y a Jorge Colazo, de Tierra del Fuego– y un tercer gobernador está coligado con nosotros (Ricardo Colombí, de Corrientes) y va a repetir en las próximas elecciones. En Mendoza, Cobos e Iglesias (actual y ex gobernador, respectivamente) se pelean tanto que pueden llevarse una sorpresa con nosotros. Son un partido en diáspora. Yo diría que cuando (Raúl) Alfonsín asuma en el Comité Nacional, va a acelerar la extinción”, arriesga el funcionario. Su análisis no suena descabellado.
Regresando al tema central, la disputa de poder entre Kirchner y Duhalde, en Lomas de Zamora se entusiasman con su hipotética cosecha electoral, habida cuenta de que la permanencia de duhaldismo en el teatro de operaciones nacional les permitirá constituir un nada despreciable foco de resistencia al Gobierno. El poder de dicha resistencia estará directamente relacionado con el porcentual de sufragios que obtenga en octubre.
Condicionar a Kirchner, apuntar al modelo económico que instrumenta Roberto Lavagna, considerándolo insuficiente y ayuno de políticas más productivistas, serán los primeros pasos a dar en caso de que el segundo lugar de Chiche se acerque al añorado 30 por ciento.
La chance de que Macri gane en la ciudad de Buenos Aires potenciaría esta estrategia. El empresario puntea en las encuestas que posee el Gobierno. “La campaña en la Capital está complicada. La sensación es que Macri y Elisa Carrió están primeros, alternativamente, y Rafael Bielsa algunos puntitos abajo. Cuando Macri baja un poco, esos votos van a Carrió, yviceversa. Bielsa debe caminar (la avenida) Rivadavia y tenemos que ganar desde acá (dice el interlocutor de este diario, señalando el piso de la Casa Rosada) hasta Liniers (en referencia a los barrios de la zona central de la ciudad). En el norte gana el Gobierno por un par de puntos, y en el sur debemos decirles a los nuestros que retengan el voto peronista todo lo que se pueda. Con eso, y sin mandarnos macanas, podemos ganar”, analiza un hombre de confianza presidencial del Gobierno.
El contertulio de este diario apela a la buena imagen que tiene Kirchner en la ciudad autónoma. “El Presidente está bien en la Capital, y eso arrastra mucho a Bielsa. Si el Rafa (como llaman al canciller) apura un poco la campaña, vamos andar bien”, dice.
El hombre, que suele ser medido y no caer en optimismos, dice que el Gobierno del cual forma parte debería ajustar algo el mensaje de campaña, y nombra una palabra: esperanza. “Los focus group (método que utilizan los consultores de opinión) que realizamos dan resultados parecidos: todo está bien, lo que se hizo (la gestión del Gobierno) convence, pero necesitamos un mensaje hacia el futuro, la gente pide esperanza. No alcanza con decir lo que hicimos, tampoco con anuncios de obras y más obras. Son difíciles de visualizar para la gente que no está en el distrito donde se hacen. Falta meter la esperanza en el discurso.”

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