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El país|Sábado, 17 de septiembre de 2005
LA DESPEDIDA FUE EN EL QUEENS Y CONTRA EL FMI

“Fue un mal rato con Rato”

En el teatro Native, el presidente Kirchner se encontró con la comunidad argentina, destacó el crecimiento económico y la renovación de la Corte.

Por S. M.
Desde Nueva York
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La senadora Cristina Fernández de Kirchner, el Presidente y el canciller Rafael Bielsa.
Fue el último acto de la gira y, sin duda, el más emotivo. Más de mil argentinos colmaron el teatro Native en pleno Queens para escuchar al presidente Néstor Kirchner. Fue la primera vez en la historia que un primer mandatario salió del Consulado para hablar con los residentes. “Si hubiésemos juntado monedita por monedita durante los últimos años, tendríamos cien mil millones de dólares de reservas y seríamos uno de los países más poderosos del mundo. Ahora Argentina está creciendo, debemos dejar de expulsar materia gris, debemos dejar de expulsarla del país y del Estado, tenemos que hacer que los más inteligentes y capaces vuelvan al Estado”, dijo el Presidente y antes de presentar a sus acompañantes cosechó un aplauso unánime al anunciar que “cuando vuelva a otra Asamblea General, en septiembre del 2007, meses antes del final de mi gobierno y de mi gestión, espero poder decirles que ya salimos del infierno y entramos al purgatorio”.
“Kirchner, ponete las pilas que queremos volver”, le gritaban al Presidente los argentinos que se agolpaban en el Native, la mayoría de ellos indocumentados. El cónsul en Nueva York, Héctor Timerman, y su colaborador Ernesto Semán fueron los encargados de organizar la movida en Queens. Timerman ofició de presentador y recordó que Kirchner le pidió que rompiera las barreras y acercara el Estado a la gente y “gracias a la Guía del Inmigrante, el Estado argentino –dijo– va a estar con la comunidad y no los va a abandonar”.
Antes de las breves palabras del cónsul, subió al escenario el elenco oficial. Con Kirchner a la cabeza se alinearon la primera dama Cristina Fernández de Kirchner –la más aplaudida–, el canciller Rafael Bielsa; el ministro de Defensa, José Pampuro; el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, y el ministro de Planificación, Julio De Vido. Así, los tres ministros-candidatos disfrutaron de su último acto de campaña en el exterior.
Kirchner, relajado después de cuatro días de agenda sobrecargada, se permitió un repaso por todos los temas de campaña y de gestión. Destacó los logros económicos, azuzó con que “estuvimos con Rato –en alusión a Rodrigo, el presidente del FMI– y pasamos un mal rato” y reivindicó la política de derechos humanos y de renovación de la Justicia.
“Ustedes se fueron porque la Argentina los expulsó, recuerden a aquellos que le hicieron tanto daño al país. Hemos luchado por la memoria, la justicia y queremos recuperar la credibilidad. El día que no pueda pararme frente a este pueblo me voy”, dijo y señaló que “hay que cambiar la dirigencia argentina. Tenemos que hacer que los mejores argentinos no sean los más piolas sino los más inteligentes, los que más trabajan. Hay algunos que nos ponen trabas, suelo cometer errores pero es porque trabajo.” Interrumpido por los gritos de “Aguante K”, el Presidente aprovechó para destacar que “hemos terminado con la Corte Suprema que estaba al servicio de los intereses contrarios a los del pueblo. Esta Corte es independiente y va a garantizar la equidad y la justicia”.
En el racconto de su gestión, el Presidente recordó que “había miles de argentinos torturados y desaparecidos y acá creían que poniendo todo bajo la alfombra se podía seguir adelante, pero un país no se puede construir así. Gracias a Dios no existen más las leyes de punto final y obediencia debida”. Otra vez los aplausos lo interrumpieron y se comprometió a que “no voy a ser parte de ningún acuerdo copular. Si llegase a transigir con esa clase de dirigentes que ustedes conocen la Argentina volverá a transitar el fracaso y el oscurantismo”, dijo y dejó picando la alusión hacia la interna que desvela al justicialismo.
“¿Saben con qué sueño?”, interrogó a su auditorio y se respondió: “Quiero volver a la Argentina de hace cincuenta años, en la que el padre miraba al hijo y sabía que el hijo iba a estar mejor que él. Ahora los padres sabenque sus hijos van a estar peor. Nosotros tenemos que dar vuelta esta historia”.
El acto terminó, pero la función continuó. Kirchner se demoró casi una hora en salir del teatro Native: se zambulló entre la gente y el tiempo se diluyó.

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