El país|Jueves, 29 de septiembre de 2005

Elisa Carrió sostuvo que “un liberal decente es mejor que un socialista corrupto”. Así, la candidata a diputada del ARI en la Capital Federal –que en su boleta de legisladores porteños eligió llevar como primer postulante a Enrique Olivera– buscó seducir a los empresarios con su proyecto político y convencerlos de que no va en contra de sus intereses. Fue ayer durante un desayuno organizado por IDEA, durante el cual le reclamó a su adversario kirchnerista Rafael Bielsa que “deje de mentir” y criticó al Gobierno por su manejo con la empresa Suez.
La líder del ARI aprovechó el encuentro que café mediante mantuvo ayer a la mañana con el empresariado en el hotel Sheraton Libertador para tratar de tender puentes con ese sector. Y cuando se presentó la oportunidad marcó también distancia con los candidatos de los otros partidos para el próximo 23 de octubre, como así también con la administración de Néstor Kirchner.
Uno de los blancos de Carrió fue López Murphy. Al postulante a senador bonaerense de PRO volvió a reprocharle su “torpeza” por su último spot televisivo y le cuestionó su alianza con Mauricio Macri, quien según las encuestas la sigue de cerca en la pelea por ingresar a la Cámara baja.
“A Bielsa lo quiero mucho, pero que deje de mentir; si no tiene identidad propia, que se la banque, pero que no mienta”, manifestó Carrió, en su descarga contra el candidato oficialista, y prosiguió: “Hasta aquí ha llegado mi paciencia; Bielsa no puede mentir diciendo que no quiero el debate, cuando lo acordamos en agosto, y no puede decir que nuestras propuestas son iguales, porque él sabe muy bien que yo jamás convalidé un decreto de necesidad y urgencia y él firmó cien”.
Carrió también acusó al Gobierno de “mentirle a la ciudadanía” sobre las tratativas con Suez. “Quería firmar los acuerdos, pero no poner los aumentos, y para eso necesitaba la complicidad de Suez en el silencio”, señaló. Sostuvo también: “Esto es igual que el Fondo Monetario: el acuerdo con ese organismo está cerrado desde agosto pero ahora, en campaña, hay que pelearse con el Fondo” y dirigió una advertencia a Kirchner: “O se gobierna o se hace campaña, no se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo”.
A pesar de que apuntó a seducir a sus interlocutores, Carrió se quejó de la “mirada cómplice” con el poder que –según dijo– suele tener un sector del establishment y también de la relación “de toma y daca” que los hombres de negocios acostumbran establecer. “El empresario no tiene que ser corsario, los hijos de ustedes no tienen que ser corsarios”, pidió.
Carrió les explicó a los empresarios que a esta altura de su trayectoria política descree de las etiquetas relacionadas con “ser de centro, de izquierda o de derecha”. Fue entonces que afirmó que “un liberal decente es mejor que un socialista corrupto”.
En su afán por acercarse al empresariado, la candidata del ARI reflexionó: “¿Hay que dejar de ser rico? No. Hay que ser moderadamente ricos y éticamente desarrollados”. Además, manifestó estar segura de que “cuando los empresarios extranjeros y argentinos puedan dar testimonios de otra conducta, van a ser amados por su pueblo porque son el motor de desarrollo”.

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