El país|Martes, 11 de octubre de 2005

Luego de que el Gobierno dictó la conciliación obligatoria, los choferes de camiones repartidores de gaseosas y cervezas salieron nuevamente al cruce contra los empresarios, acusándolos por no haber dado hasta ahora ninguna señal para avanzar en las negociaciones. “Si las empresas no aumentan los sueldos de los trabajadores, estaremos nuevamente en la calle”, disparó el titular del gremio, Pablo Moyano, al ratificar la posibilidad de que vuelvan los paros y los bloqueos cuando finalice la conciliación que congeló el conflicto hasta después de las elecciones.
Con un panorama incierto luego de que el Ministerio de Trabajo puso un paréntesis al conflicto, el dirigente se quejó porque hasta el momento no hubo un intento de diálogo por parte del sector patronal y amenazó con retomar las medidas de fuerza una vez que termine la conciliación que rige durante 15 días hábiles. “No ha habido ningún tipo de contacto con las empresas”, señaló e inmediatamente se dirigió al ministro de Trabajo, Carlos Tomada, para pedirle que “se pronuncie a favor de los trabajadores”. Fue en respuesta a la medida que el jueves dictó la cartera laboral tras el fracaso de una reunión que mantuvieron ese mismo día los camioneros y las empresas. En ese encuentro también participó el titular de la CGT, Hugo Moyano, aunque hasta ahora el dirigente optó por mantener un estricto silencio frente al conflicto.
Ante la medida, el sindicato dio marcha atrás con el anuncio de un paro nacional y levantó los bloqueos que afectaban a las empresas Brahma, Coca-Cola, Pepsi, Villavicencio y la cervecera Quilmes, si bien mantuvieron algunas medidas aisladas durante el fin de semana como forma de protesta. Entre ellas el sábado un grupo cortó la avenida Libertador para cerrar el acceso a un festival de rock ocasionando inconvenientes en el tránsito. Por su parte, el titular de la Cámara Cervecera, Fernando Lascano, se quejó de la demanda salarial al destacar que los haberes en el sector “crecieron un 80 por ciento tras la crisis”. Los choferes exigen una aumento del 50 por ciento, con lo que los sueldos treparían a los 2000 pesos. Actualmente, un repartidor de bebidas cobra alrededor de 1600 pesos mensuales y un ayudante, aproximadamente 1300.
Aunque retomaron las actividades, Moyano mencionó la posibilidad de que se produzca un desabastecimiento en el sector. “Los muchachos de la distribución siempre trabajaron 15 y 16 horas por día, pero como las empresas también se niegan a pagar las horas extra, ahora estamos trabajando sólo ocho. Entonces hay muchísima mercadería acumulada en las embotelladoras”, explicó. La posibilidad ya había sido mencionada, pero por los empresarios de bebidas que además acusaron a los choferes por afectar en un 80 por ciento la capacidad de producción y distribución en el sector.
Si bien el pedido se viene arrastrando desde hace algunos meses, el conflicto terminó de estallar la semana pasada cuando el sindicato redobló la apuesta y convocó un paro en todas las provincias “por tiempo indeterminado”. El anuncio generó la inmediata respuesta por parte del Gobierno, que ante la inminencia del calendario electoral impuso la conciliación obligatoria. Ahora, los empresarios y sindicalistas deberán buscar en las próximas tres semanas una salida consensuada para destrabar las negociaciones, aunque la falta de diálogo entre los dos sectores torna difícil un posible acuerdo en el corto plazo.

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