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El país|Jueves, 10 de noviembre de 2005
LORENZO BOROCOTO DEJO A MACRI Y SE PASO AL KIRCHNERISMO

Una actitud que no es demasiado PRO

Tercero en la lista del empresario, electo diputado nacional, el pediatra mediático cruzó las líneas. Indignación en el macrismo.

Por Diego Schurman
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Eduardo Lorenzo Borocotó fue recibido, por la mediación de Alberto Fernández, por Kirchner.
Alberto Fernández lo tenía en mente para sumarlo a una “comisión de notables” que colabore con Argentinos Juniors. Pero evidentemente ayer el jefe de Gabinete le llevó una propuesta más tentadora, porque en un santiamén Eduardo Lorenzo Borocotó, a dos semanas de haberse convertido diputado nacional electo por la lista de Mauricio Macri, anunció su pase al kirchnerismo.
El salto generó repudios. No sólo desde las filas de PRO, sino también entre los familiares de las víctimas de Cromañón. La Sala Acusadora de la Legislatura debe decidir hoy si lleva a Aníbal Ibarra a juicio político y se especula que Borocotó faltará a la cita. Dicho de otro modo: el aún legislador no respetaría la consigna macrista de votar contra el jefe de Gobierno porteño.
“Estamos padeciendo la compra de legisladores y hay un sector que acaba de pasarse al kirchnerismo. Nos referimos al doctor Borocotó, que mañana no va a estar presente o va a votar en contra”, acusó José Iglesias, padre de una de las 194 víctimas de Cromañón.
Ajeno a estas consideraciones, el pediatra explicó su pase sin demasiados remordimientos. “Yo me incorporo al grupo (kirchnerista), con un deseo común, pero como independiente. Se abre un espacio donde puedo hacer cosas.” Fernández apeló a generalidades. “Más allá de la coyuntura electoral, tenemos la misma convicción de país. No pasa lo mismo con otros integrantes de PRO”, explicó.
Por esas horas, Macri, Horacio Rodríguez Larreta y el ex candidato a ministro de Economía de Carlos Menem Carlos Melconian masticaban bronca en el Museo Metropolitano. “El pase de un sujeto elegido por la oposición hacia el oficialismo es simultáneamente un acto de corrupción, de fraude electoral”, señaló el diputado de PRO Federico Pinedo. “Es una estafa a la voluntad popular”, se sumó Rodríguez Larreta en un comunicado.
Borocotó consideró “comprensible” la reacción de sus ahora ex socios políticos y hasta admitió como un “error” no haberles anticipado su visita a la Casa Rosada, donde se reunió con Fernández y Néstor Kirchner.
De ese encuentro únicamente consignó que el Presidente estudiará las propuestas que le acercó sobre medicina.
En los mentideros políticos se aseguraba ayer que Borocotó tenía pensado desembarcar en el kirchnerismo antes del 23 de octubre, pero que desde la Casa Rosada le pidieron que se mantenga en la lista macrista hasta los comicios para así “ganarle” una banca a la oposición.
Borocotó no es el único que se eyectó del macrismo. Lo antecedieron el legislador Helio Rebot, el diputado Jorge Argüello y el ex jefe de campaña a jefe de Gobierno de Macri en el 2003 Juan Carlos Schiavi.
Nadie sabe exactamente las razones del salto. Algunos especulaban con una promesa oficial para presidir la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. Otros incluían en el combo algún compromiso con el hijo del diputado electo, también pediatra. Nada de esto fue confirmado.
La única certeza es que Borocotó y Fernández son amigos y han compartido algo más que una butaca en la cancha de Argentinos Juniors. Fueron compañeros de la lista de legisladores que Domingo Cavallo y Gustavo Beliz confeccionaron en la Capital en el 2000. Aunque la que echó mayor fama en esa boleta fue Elena Cruz, la acérrima defensora de Jorge Rafael Videla.
Evidentemente, Cruz y Borocotó tienen algo en común: su simpatía por ciertas concepciones fascistas. De lo contrario, no podría entenderse la afición del médico pediatra por aquella teoría lombrosiana que categoriza a la gente por su aspecto genético.
Borocotó siente una aversión por la homosexualidad, a la que calificó de perversión, y siempre se mostró del lado de los sectores más retrógrados en las discusiones de Código Contravencional porteño. No fueron estos tópicos, por cierto, lo que lo alejaron de Luis Abelardo Patti, con quien también tuvo una fugaz aventura política del otro lado de la General Paz. En privado, para justificar algunas presencias polémicas en las filas K, o para explicar por qué esas incorporaciones no desperfilaban al Gobierno, Fernández suele apelar al sarcasmo: “Antes ellos conducían y ahora los tenemos sometidos”. Nadie sabe si esta vez repitió la frase.

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