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El país|Jueves, 10 de noviembre de 2005

El cruce del Jordán de los intendentes duhaldistas

Hugo Curto, de Tres de Febrero, Luis Acuña, de Hurlingham, y Osvaldo Amieiro, de San Fernando, se pasarán en estos días al kirchnerismo. Las gestiones del ministro Julio De Vido.

Por Miguel Jorquera
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Hugo Curto, de Tres de Febrero, un hombre cercano a Kirchner.
“No tienen el mismo precio que antes de las elecciones, pero a pesar de la devaluación tampoco han perdido todo su valor.” La definición es de uno de los kirchneristas triunfadores en territorio bonaerense y la referencia es para los tres intendentes del conurbano que abandonarán el duhaldismo para sumarse a las huestes presidenciales: Hugo Curto (Tres de Febrero), Luis Acuña (Hurlingham) y Osvaldo Amieiro (San Fernando). Aunque los jefes comunales se mantienen firmes en algunas posturas previas a la ruptura, como seguir dentro de la estructura del PJ y no reconocer la “conducción política” del gobernador Felipe Solá. El negociador fue el ministro de Planificación, Julio De Vido, y la semana que viene comenzarán a desfilar “individualmente” por la Rosada para realinearse tras Néstor Kirchner.
La reunión fue el martes de la semana pasada en el quincho que el intendente Hugo Curto armó junto al Palacio Municipal de Tres de Febrero. Allí compartieron un asado con el anfitrión otros dos jefes comunales de la primera sección electoral, Acuña y Amieiro, y dos invitados especiales: el ministro De Vido y su secretario de Obras Públicas, José López.
“No tuvieron una actitud soberbia, a pesar de que se podrían haber parado sobre la pila de votos”; “nunca nos dejaron colgados con las obras pese a que estábamos enfrentados”; “el ministro es peronista como nosotros”; fueron los argumentos que esgrimieron en estricto off the record algunos de los comensales que reconocieron el encuentro a Página/12. Sus pares Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Julio Pereyra (Florencio Varela) –dos de los intendentes que saltaron al kirchnerismo antes de las elecciones sorteando al gobernador– comenzaron las gestiones, pero la reunión recién se concretó cuando el pedido llegó desde el gobierno nacional.
El ministro y los intendentes coincidieron en que había que dejar de lado las diferencias, que calificaron como “mínimas”, después de la compulsa electoral. Aunque los objetivos no declarados de los interlocutores caminaran por andariveles separados. El Gobierno, con la intención de restarle aun más fuerza al “duhaldismo residual”; los jefes comunales, para que no se les cierre la billetera que la Nación abrió para los municipios a través de las obras públicas. “Todavía tenemos dos años para gestionar”, admitió uno de los intendentes a este diario.
Los tres –Curto, Acuña y Amieiro– cayeron derrotados en sus propios municipios ante el Frente para la Victoria, aunque todos lograron descontar a nivel comunal la diferencia que para cargos nacionales y provinciales llegaron a casi duplicarlos en votos. De Vido les confesó que el convite para pasarse a las filas kirchneristas no iría –al menos en la primera sección electoral– más allá, de ellos tres y les reconoció, además, su influencia municipal, “algunos gestos” en plena campaña: ninguno confrontó públicamente con el Presidente ni su esposa.
El realineamiento tampoco fue “manso”. Los intendentes le plantearon abiertamente al ministro que hay cosas que no están dispuestos a resignar. Primero que no abandonarán el PJ, “por una cuestión de identidad”, además de justificar su postura en que Kirchner todavía no definió qué actitud tomará sobre la aún acéfala dirección nacional del partido. Un tema que De Vido no pudo responder a sus interlocutores.
El segundo de los planteos fue que no reconocerían la “conducción política” de Solá. Tampoco faltaron cuestionamientos a quienes encabezaron las listas kirchneristas en sus respectivos municipios, que sólo en Hurlingham reunió al ex coronel Eduardo D’Amico –ex director del Registro Nacional de las Personas durante la década menemista y a quien vinculan con las causas judiciales de los DNI y sobresueldos– y María Esther Barrionuevo, hermana del sindicalista gastronómico.
Otra preocupación compartida fue cómo presentar el traspaso político de los intendentes. Coincidieron en que lo mejor sería la aparición en actos públicos del gobierno nacional o en audiencias con el propio Presidente. De una u otra forma, el desfile comenzaría “en no más de 96 horas” por laRosada, “en forma individual” y en un orden que ya estaría establecido: Amieiro, Acuña y por último Curto. La decisión podría abrir una grieta en la relación del gobierno nacional con Solá, quien les habría prometió a los dirigentes que enfrentaron a los intendentes duhaldistas que el reacomodamiento político provincial no incluiría a esos jefes comunales.

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