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El país|Jueves, 10 de noviembre de 2005

La nueva estrategia para frenar la educación sexual

La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) emitió una declaración exhortando a los diputados a “un debate para que no se apruebe una ley (de educación sexual) de la noche a la mañana”.

Por Alejandra Dandan
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El vocero de la Conferencia Episcopal Argentina, Jorge Oesterheld, informó a la prensa.
El pleno de los obispos católicos reunido en la casa de retiros El Cenáculo de Pilar salió a frenar el proyecto de educación sexual de Diputados. La Iglesia está preocupada: “Pedimos un debate para que no se apruebe una ley con fuerte repercusión social de la noche a la mañana”, dijo el vocero de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Jorge Oesterheld, antes de leer la declaración de los obispos que les exigieron a los “señores legisladores” que “con auténtico espíritu democrático sometan los proyectos” a un “amplio debate” con padres, instituciones y organizaciones. El anuncio se hizo en el marco de la Novena Asamblea Plenaria de la CEA. Y aunque los obispos “dan por perdida la batalla” de la ley, la nueva dirección de la CEA descarta una “desobediencia civil” de parte de su prole más combativa.
La declaración del pleno de los obispos reunidos en la CEA desde el lunes pasado sorprendió a quienes venían siguiendo el desarrollo de la Asamblea Plenaria. Como lo hacen cada tres años, los obispos reunidos en Pilar –más de cien– renovaron el martes las autoridades de la Comisión Ejecutiva y ayer a la mañana convocaron a una conferencia de prensa para anunciar a los nuevos presidentes de las 23 comisiones episcopales. Pero durante la mañana, la marcha de los acontecimientos en el Congreso provocó un giro en el programa. Los obispos redactaron una declaración conjunta en un alto en las votaciones de las comisiones.
Al mediodía, Oesterheld anunció la declaración de los obispos en una conferencia de prensa. “Ante una información que nos llegó esta mañana –dijo–, los obispos decidieron emitir esta declaración.” La información que manejaban se refería al devenir del proyecto de educación sexual que a esa hora empezaba a discutir la Comisión de Familia de la Cámara de Diputados con tratamiento preferencial. Aunque para entonces la discusión en la comisión aún no había concluido con la aprobación del proyecto de ley –tal como sucedió horas después–, los obispos manejaban buena información.
“Ante la posibilidad de que al finalizar el presente período legislativo se aprueben leyes que dicen en relación con la familia y la educación, como es el caso del proyecto de educación sexual –empieza la declaración–, el Episcopado argentino reunido en Asamblea Plenaria en Pilar, atendiendo al bien de la Nación, pide a los señores legisladores que, con auténtico espíritu democrático, sometan los proyectos al correspondiente y amplio debate previo”. Aunque no dieron precisiones sobre el modo del eventual “debate”, descartaron que se trate de una consulta popular. La Iglesia espera, en cambio, una más amplia y aún indefinida “consulta” que incluya a “las instancias interesadas, especialmente a los padres de familia y a las instituciones y organizaciones comprometidas con la educación”.
El párrafo con el que los obispos marcaron la posición de la Iglesia en el debate que parece avecinarse en el Congreso resultó, entre otras cosas, una sorpresa porque no se esperaba una pronunciación sobre el particular. En los últimos días, sólo se había escuchado a los obispos de posiciones más radicales que convocaron a una suerte de “rebelión” clerical contra el Gobierno ante la inminencia de la sanción de la ley. Hubo posiciones ultras, como las del obispo de La Plata, Héctor Aguer, o el obispo castrense en virtual retiro efectivo Antonio Baseotto, presente durante la asamblea. Y durante la última semana se sumó el obispo emérito de Resistencia Carmelo Giaquinta que con su vehemencia apeló a una “eventual desobediencia civil” de los católicos, en línea con recientes declaraciones del ahora ex presidente del Episcopado, el arzobispo rosarino Eduardo Mirás.
En esa línea, la declaración de ayer parece distinta. Aunque mantiene la posición crítica al proyecto de ley promovido por el Gobierno, el contenido del mensaje de los obispos estuvo exento del nivel de beligerancia discursiva de los sectores más duros. Y aunque los obispos dan por perdida la batalla de la ley de educación sexual –explicó uno de ellos a este diario–, consideraron que el texto servía para dejar clara su posición política al respecto.
“La Iglesia está preocupada por que se tengan en cuenta los valores que defienden al ser humano y pregona la Iglesia”, dijo el vocero del Episcopado. Y en ese sentido, aclaró que el modelo de ley que promovería la Iglesia sería “tributaria de toda una visión del hombre, de la sexualidad y de la vida, espacios que seguirán defendiendo. Pedimos un debate para que no se apruebe una ley con fuerte repercusión social de la noche a la mañana”.
En lo inmediato, la cúpula de la CEA no tendría previsto otro tipo de medidas más allá de esta declaración. Dentro del Episcopado, muchos sectores advierten como un “error” todo lo sucedido el año pasado en torno de la presentación de la muestra del artista plástico León Ferrari, y por ese motivo descartan en principio que aquello vuelva a repetirse frente al tratamiento de la ley. La declaración se redactó en un alto a las votaciones para conformar las 23 comisiones que integran el Episcopado. Durante el día de hoy, en cambio, los obispos debatirán un documento sobre la realidad del país, “a la luz de la doctrina social de la Iglesia” que, de aprobarse, se difundirá el viernes al mediodía en conferencia de prensa. La educación sexual, los proyectos de ley o el tratamiento de la ley en el Congreso no integrarían la declaración final. Tampoco se prevé ninguna referencia sobre la situación de Baseotto, cuyo alejamiento de la Iglesia aún está pendiente de resolución.

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