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El país|Sábado, 12 de noviembre de 2005

Hezbollah negó que Berro se haya inmolado en la AMIA

El partido libanés desmintió a los fiscales que anunciaron la identificación del suicida que atacó AMIA.

Por Raúl Kollmann
El partido libanés Hezbollah salió por enésima vez a negar su participación en los dos atentados de Buenos Aires y en especial el ataque contra la AMIA. La organización chiíta siempre sostuvo que no tuvo relación con lo ocurrido y, además, tradicionalmente no reconoce ninguna acción fuera de Medio Oriente. “Las acusaciones en la Argentina se insertan en el cuadro de la propaganda israelí y son categóricamente falsas”, dice el comunicado de Hezbollah. La fiscalía del caso AMIA dio por probado que el suicida del atentado fue Ibrahim Berro, un militante de Hezbollah, que por su condición de organización pro-iraní pone la responsabilidad de la bomba en el régimen de los ayatolas.
Las pruebas básicas de los fiscales contra Berro-Hezbollah-Irán son las siguientes:
- Oficialmente Hezbollah sostuvo que Berro murió en un ataque israelí en septiembre de 1994. Pero que en el entierro no hubo cuerpo alguno y estuvieron presentes las máximas autoridades de la organización. Eso lleva a los fiscales a sostener que no murió en El Líbano sino en Buenos Aires como suicida, algo que Hezbollah quería tapar. Un hermano de Berro ya había protagonizado un ataque suicida en 1989.
- La única testigo que el 18 de julio de 1994 vio la camioneta y a su conductor, la enfermera Nicolasa Romero, hizo un identikit del conductor del vehículo. Los técnicos de la Policía Federal compararon ese identikit con dos fotografías de Ibrahim que le fueron suministradas a los fiscales por los dos hermanos que viven en Detroit. El peritaje sostiene que “podría tratarse de la misma persona”. Especialistas consultados por este diario consideran que se trata de una prueba importante –no decisiva–, que sumada al hecho del entierro sin cuerpo en El Líbano da fundamentos para sospechar de que Berro pudo ser el suicida. Sin embargo, esos mismos especialistas consideran que es prematuro decir que está probado que el hombre de Hezbollah fue quien incrustó la camioneta contra la AMIA.
Ayer Hezbollah insistió en que Berro murió en el sur del Líbano “y que su cadáver está junto al de decenas de otros mártires de la resistencia contra Israel”. En verdad, Hezbollah tampoco aporta ninguna prueba contundente que dé por cerrada la cuestión.
El jueves, Abbas, uno de los dos hermanos de Ibrahim que viven en Estados Unidos, también salió a la cancha para decir que es falsa la historia sostenida por los fiscales. El joven dijo que sólo entregó una foto de Ibrahim a los funcionarios argentinos, pero su firma figura en el anverso del original que contiene las dos fotos de Ibrahim.
La identificación del suicida tiene gran importancia por la enorme tensión que hoy existe internacionalmente con Irán. Al eje Washington-Jerusalén no le viene nada mal achacarle el atentado a Teherán por lo que la participación de Berro le serviría para reforzar la calificación de Irán como Estado terrorista. El problema es que ni Hezbollah ni Irán tienen la política de Al Qaida de reivindicar como propios los atentados. Es más, la organización chiíta dice que no realiza ataques de esa naturaleza salvo en territorio libanés y contra “el invasor sionista”. Eso hace imprescindible que sean irrefutables las pruebas que se exhiban para demostrar que sí participaron. Al menos por ahora, las evidencias que presentaron los fiscales no cierran el caso, sino que dejan un enorme margen para la polémica.

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