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El país|Martes, 15 de noviembre de 2005

“Es ineludible construir una mayoría kirchnerista”

El diputado misionero Juan Irrazábal, que reemplazó a Graciela Camaño en el bloque oficialista, habla de la necesidad de armar un interbloque y del apoyo al gobierno nacional.

Por Adriana Meyer
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Juan Manuel Irrazábal, kirchnerista misionero, reemplazó a la duhaldista Camaño en la bancada.
Lo ubican entre los “halcones” del kirchnerismo en Diputados. Es el nuevo secretario parlamentario del bloque oficialista y se ganó el estratégico cargo tras sucesivas embestidas contra su antecesora, la duhaldista Graciela Camaño. “Tiene que haber una agenda oficial que a la vez le interese al pueblo argentino”, definió el diputado Juan Manuel Irrazábal en diálogo con Página/12. Este misionero –45 años, casado, cuatro hijos– que se costeó los estudios de abogacía dando clases de tenis y fue intendente de Posadas, aseguró que “la próxima Cámara de Diputados va a dar aún más apoyo al Gobierno”.
–¿Cómo ve la conformación de esa “nueva mayoría” parlamentaria que integre a kirchneristas no peronistas?
–La veo como ineludible. Cuando empezamos a diferenciarnos del duhaldismo y pedimos a (José María) Díaz Bancalari que se apartara de la jefatura, yo anunciaba que el bloque oficialista iba a experimentar una reformulación en sus bordes tras el resultado electoral. Así fue y obliga a ampliar las bases de sustentación del proyecto político del Presidente en el Parlamento, integrando a todos los sectores que se quieran sumar. El Congreso tiene que hacerse cargo de un conjunto de temas que interesan a la sociedad, que necesita el Gobierno y que obviamente desde el oficialismo estamos obligados a defender. Para incorporar otros temas y cuestionar al Gobierno está la oposición. Pero nunca más puede existir dentro del oficialismo una posición contraria a los intereses del Gobierno.
–¿Ese interbloque tendrá autoridades propias?
–No está definido en su totalidad. Lo que queda claro es que el bloque justicialista es una representación federal, con lo cual un sector, como el bonaerense, no puede impregnar todo con sus realidades territoriales. Esa es la primera definición. Será la base de una construcción política mayor, en la cual vamos a integrar a quienes desde otros bloque tienen una coincidencia estratégica con el Gobierno para garantizar el número necesario de diputados para votar las iniciativas.
–¿Será fácil llegar a los 129 que requiere el quórum?
–A partir del 10 de diciembre esta nueva mayoría identificada con el Frente para la Victoria va a tener el número necesario para garantizarlo.
–¿Cómo imagina la convivencia con el duhaldismo?
–Creo que es más sano que el duhaldismo defina su posicionamiento. Si no comparten las políticas de este Gobierno y se diferenciaron en la campaña es razonable, necesario y hasta sano que se diferencien en el Congreso. Lo peor que nos podía pasar es estar todos juntos cuando en la labor cotidiana tenemos desacuerdos. Ahora veo la relación con el duhaldismo más clara, más transparente y mucho más previsible. Esto del apoyo crítico vamos a ver cómo se verifica en los hechos, porque suena ambiguo. Ahora es más fácil, sabemos que están parados en otra vereda.
–¿En la oposición?
–Sí, sí, por más que sea oposición crítica o apoyo crítico...
–¿Y la convivencia con los demás sectores?
–Con el centroderecha ha sido mucho más racional, más respetuosa y sincera de lo que se esperaba. Es gente que asumió las posiciones que tenía que asumir desde un primer momento, dio los debates desde sus posiciones ideológicas. Y la centroizquierda va a consolidarse, ocupando el espacio vacío que dejan los de izquierda.
–¿Qué va a pasar con los transversales?
–Tanto a Miguel Bonasso como a otros diputados que al principio eran nuestros aliados naturales, tenemos que sumarlos a la nueva mayoría.
–¿Con las nuevas figuras se esperan debates más intensos?
–Seguramente, pero para aprovechar esas capacidades hay que modificar el reglamento de sesiones. Hay que modificar la forma de ejercer la presidencia y el control (de la Cámara).
–¿Es una crítica hacia la gestión de Eduardo Camaño?
–Sí, es una crítica explícita, porque mantuvo mecanismos de control interno que iban coartando las posibilidades de participación del conjunto de los diputados, no alentaba el libre debate de ideas. Camaño marcó una última etapa de un Congreso que acomodaba la política a las necesidades de los sectores que pretendían hegemonizar determinados ámbitos. Hoy es la política la que se tiene que acomodar a las exigencias sociales.
–Pero durante los primeros meses de este gobierno el duhaldismo con Camaño en la presidencia sirvió de apoyo incondicional a la Rosada.
–Acompañaron reclamando para sí el control casi monopólico del Congreso, de las comisiones más importantes, y en algún momento le pusieron precio a ese apoyo. Y el precio que tuvieron que pagar fue alto ante la sociedad argentina.
–¿Qué va a pasar hasta el 10 de diciembre en Diputados?
–Buscamos número para sancionar las leyes impositivas, el Presupuesto, la Ley de Financiamiento Educativo, la que crea una empresa satelital argentina y la nulidad de los indultos. Si no vamos a esperar la integración de la nueva Cámara porque este gobierno, después de la categórica expresión del pueblo argentino, no merece que el Parlamento ponga en vilo la matriz del modelo que viene llevando adelante.

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