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El país|Lunes, 19 de diciembre de 2005

“Basta de deuda, Argentina paga, se libera y construye su destino”

“Estén tranquilos, me gusta ser ordenado, vamos a tener equilibradas nuestras cuentas”, dijo Kirchner ayer en San Fernando. “La Argentina comienza a construir su independencia”, dijo.

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El presidente Néstor Kirchner asistió ayer a la conmemoración de los 200 años de San Fernando.
Néstor Kirchner arremetió contra “intermediarios, lobbistas y consultores” para defender la decisión de cancelar anticipadamente la deuda de casi 10 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El Presidente también utilizó la tribuna del acto de celebración de los 200 años de la fundación de la ciudad bonaerense de San Fernando para responder a las críticas y despejar los pronósticos más agoreros de la política oficial de “desendeudamiento”: “Estén tranquilos, me gusta ser ordenado, vamos a tener equilibradas todas nuestras cuentas”, les dijo Kirchner a los presentes para luego afirmar que ahora “la Argentina comienza a construir su independencia”.
“Hay algunos que querían que sigamos debiendo para seguir siendo intermediarios de los lobbistas del Fondo, y otros para poder tener consultoras que son pagadas por ellos”, afirmó el jefe de Estado. “A algunos les convenía que el Fondo Monetario siguiera prestando permanentemente a la Argentina”, agregó Kirchner, que rápidamente se encargó de pronosticar que esa alternativa “se terminó” con la decisión de su gobierno de cancelar antes de fin de año el monto total de 9810 millones de dólares de deuda con el organismo de crédito.
En pleno mediodía, Kirchner subió al palco montado sobre la plaza Mitre de San Fernando, para participar del desfile cívico y el festival con que las autoridades locales festejaron el bicentenario de la fundación de la ciudad, que nació como un puerto desde donde el virreinato comerciaba con Brasil y Paraguay. Hasta allí lo acompañaron los ministros de Planificación, Julio De Vido, y de Interior, Aníbal Fernández; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el gobernador bonaerense, Felipe Solá. El anfitrión, el intendente Gerardo Amieiro –un ex duhaldista que después de las elecciones de octubre saltó al kirchnerismo– se encargó de garantizar una nutrida concurrencia.
Fiel a sus hábitos, aun bajo el sol agobiante, Kirchner no desperdició la oportunidad para defender públicamente la política gubernamental de “desendeudamiento” con los organismos internacionales de crédito. “Terminamos el año diciendo que queremos ser independientes y manejar nosotros los resortes de nuestro país. Decidimos terminar con la deuda de 50 años y le dijimos al Fondo: basta de deuda externa. Argentina paga, se libera y construye su destino”, señaló el Presidente en su discurso.
Kirchner graficó ante los vecinos de San Fernando que el peso de la deuda es como una “hipoteca, y la única forma de salir de ella es pagando”. Tampoco faltó en su discurso la ratificación del rumbo de su política social para responder a las críticas: “Vamos a seguir caminando la etapa de la reconstrucción nacional, a seguir administrando con seriedad y combatiendo la pobreza, la desocupación y la indigencia”, señaló el Presidente, quien convocó a “recuperar la autoestima” de los argentinos.
El jefe de Estado también agregó un párrafo dirigido a quienes auguran dificultades para la política fiscal del Gobierno, afirmando que la política económica continuará “ordenada, con las cuentas absolutamente equilibradas y con la continuidad de las inversiones”.
Las inversiones fue uno de los temas al que también se refirió el jefe de la cartera política en San Fernando: la Argentina “decide por sí misma y arma un ámbito de negocios para que, quien quiera invertir, sepa que es un país seguro, libre y que piensa por sí mismo”, dijo Fernández ante la consulta de los periodistas.
“Espero volver a consolidar las obras del bicentenario, que empieza por San Fernando. El Gobierno apoya al intendente para que realice las obras”, sostuvo Kirchner ante un Amieiro que no podía ocultar su sonrisa de satisfacción. Frente a los vecinos que se agolparon junto al escenario para ver al Presidente, Kirchner pronosticó –mirando un títere gigante que sostenía una torta de utilería con el número 200– que los años por venir “serán mejores que los últimos diez”, antes de volver a romper el protocolo y saltar desde el palco para mezclarse con la gente y recibir abrazos y saludos.

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