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El encuentro se hizo a pedido de Alain Touraine. Pero el que se quedó especialmente satisfecho fue Néstor Kirchner. Y no era para menos: después de haber recorrido el mundo alertando sobre una “evolución neopopulista” en Latinoamérica, caracterización a la que no escapó el presidente argentino, el sociólogo francés hizo saber a los cuatro vientos su cambio de parecer. Y, en plena Casa Rosada, el visitante destacó el “discurso antipopulista” de su anfitrión.
Touraine ya había insinuado su nueva concepción el lunes, durante la apertura del Foro Internacional que organizaron la Unesco y los gobiernos de Argentina y Uruguay. Pero ayer la consolidó, café de por medio, durante la hora y cuarto que estuvo cara a cara con Kirchner.
Meses atrás, el profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París había dicho que el Presidente se ve involucrado en la “onda neopopulista” que su par venezolano Hugo Chávez busca fomentar en la región, sobre todo tras cancelar la deuda con el FMI.
“Kirchner sacó a la Argentina del atolladero, pero, como pude decirle a su mujer recientemente en París, después del saneamiento financiero adoptó una política nacionalista y distributivista, bien al estilo peronista, y olvidó los programas de largo plazo y personalizó al máximo el ejercicio del poder”, señaló entonces.
Touraine, un estudioso en América latina, empezó a gestar una revisión de su teoría y a diferenciar a Chile y Argentina de los otros países de la región. Y Kirchner le acercó su propia creencia del asunto. Primero, ofreciendo caracterizaciones de los distintos presidentes sudamericanos. Después, poniendo en duda que las discusiones sean en términos de derechas e izquierdas. Y finalmente, aportando datos duros de su gestión.
En ese sentido, habló de equilibrio fiscal. Remarcó la curva de crecimiento. Y comparó índices de pobreza y desocupación desde la crisis de 2001 hasta la fecha. Con esa descripción, Touraine recomendó que la Argentina construya una “imagen propia” y que “recupere la confianza en sí misma” para no quedar incluida en una visión global del continente.
Fue entonces cuando intervino Alberto Fernández.
–La confianza de alguna manera está dada, ya que crecimos a un promedio del 9 por ciento sin crédito –dijo el jefe de Gabinete.
Daniel Filmus también le dio su parecer. Pero, además, lo desandó en materia de Ley de Financiamiento Educativo. El ministro del área fue quien gestionó el encuentro a través del secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli.
Sin dudas, la preocupación de Touraine fue despegar a Kirchner de su par venezolano. “Chávez gasta mucha plata y eso puede ser aprovechado por la Argentina, pero no se puede comparar un país que vive de petróleo y de discurso con un país que tiene que vivir con la construcción de instituciones y lucha contra la pobreza y las consecuencias de la dictadura”, sostuvo el académico a la prensa, ya empapado de la letra K.
Puertas adentro, el sociólogo había repartido otros elogios. Por ejemplo, al destacar a la Argentina como el país con mayor memoria de la región. El tema es de especial interés del visitante: en su última visita compartió una recorrida a La Plata junto a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto.
En ese sentido, lamentó que Europa siga relacionando a la Argentina únicamente con chicos juntando basura, una imagen que cruzó el Atlántico en plena crisis de 2001. También se metió en la coyuntura política, observando la “falta de estructuración” de la oposición.
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