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El 9 y 10 de abril, Italia elegirá algo más que un nuevo parlamento. Las nuevas cámaras, como corresponde a un gobierno parlamentario, designarán a quien por cinco años será el nuevo primer ministro. Estos mismos cuerpos dirán quién será el presidente de la República durante los próximos siete años. Los italianos residentes en el exterior, alrededor de unos cuatro millones, tendrán por primera vez la posibilidad de votar a los diputados y senadores que los representarán en la Legislatura en Roma. En la región sudamericana, que abarca desde Venezuela a Tierra del Fuego, los más de 800 mil electores elegirán dos senadores y tres diputados en una votación uninominal, que se realizará por correspondencia, un mes antes de que se concreten los comicios en la península.
En la metrópoli, la coalición de centroderecha Forza Italia, que propone la reelección como premier del magnate de los medios Silvio Berlusconi, y el agrupamiento de centroizquierda, L’Unione, heredero de la alianza Il Olivo, polarizan las preferencias de los italianos. Il Cavalieri, como lo denominan a Berlusconi, ha hecho de sus actos de campaña constantes shows en los que se supera a sí mismo. Luego de compararse con Napoleón Bonaparte, redobló la apuesta y se proclamó “un Jesucristo de la política, la víctima inocente que se sacrificará por todos”. En su escalada, dijo incluso que así como “Winston Churchill nos salvó de los nazis, Berlusconi nos salvará de los comunistas”. Su discurso muestra un anticomunismo que no se recuerda desde los tiempos de la Guerra Fría. Con proclamas y gags permanentes matiza actos en los que incluso, no duda de quejarse de los medios de comunicación que no le pertenecen. “Si un militante de Forza Italia mete la mano en la jaula de un león y consigue sacarla entera, al día siguiente los periódicos titularán: secuaz de Berlusconi roba comida a un inmigrante africano”, comentó desde una tribuna.
Desde L’Unione se asegura que ese despliegue histriónico pretende cambiar el eje del debate y sacar de las primeras planas los malos resultados de su política económica. Es una política a la que los seguidores de Prodi responsabilizan de hacer de Italia uno los países que menos crece dentro de la Unión Europea, con un enorme déficit y con la precarización del mercado laboral. “Italia ya se ha acostumbrado a casi todo. Es una situación muy peligrosa para un país democrático”, afirmó Prodi hablando de la incontinencia verbal de Berlusconi. El Profesor, como lo llaman, adelantó entre otros puntos, que en caso de ganar retirará las tropas italianas de Irak. Los últimos sondeos de opinión le otorgan a Prodi una ventaja cercana a los cinco puntos sobre Berlusconi.
El número de votantes que tiene el padrón sudamericano y el argentino habla por sí solo de la importancia que estos votos tienen en las próximas elecciones. Más de la mitad del padrón sudamericano, unos 465 mil votantes, se encuentran en Argentina. Forza Italia no ha definido todavía sus candidatos. La lista de L’Unione propone como candidatos a senadores al empresario brasileño Edoardo Pollastri, al ex intendente de Mar del Plata Elio Aprile, a la dirigente sindical perteneciente al Patronato Inca Mirella Giai y al docente universitario Darío Ventimiglia. En las listas de candidatos a diputados, los seguidores de Prodi proponen a la brasileña Natalina Berto, al ex embajador de Italia en la Argentina Giovanni Jannuzzi, a la venezolana Mariza Bafile, al brasileño Arduino Monti, al brasileño Fabio Porta y al argentino Francesco Rotundo. Entre las visitas que los seguidores de L’Unione esperan para sus actos de campaña, está la del ex fiscal que llevó adelante la investigación del caso conocido como Mani Pulite, Antonio Di Pietro. El ex fiscal llegará a la Argentina el 13 de marzo. Por el momento, ya se encuentran recorriendo Buenos Aires y algunas localidades del interior el Presidente de la Región Lacio, Piero Mazzarro, que el año pasado se impuso a la centroderecha, el eurodiputado Giovanni Pitella y el senador Franco Daniele.
En diálogo con este diario, luego de reivindicar que la reforma constitucional Tremaglia se produjo en el 2000, en tiempos del gobierno de centroizquierda, Daniele destaca que “los aportes económicos de Italia a Latinoamérica han caído de 23 mil millones de euros a unos 10 mil millones”. Para el senador esto deja en claro que para Berlusconi, “América latina no es una región estratégica”. El eurodiputado Pitella destaca que “si Italia sigue estando mal económicamente difícilmente pueda contribuir con mayor ayuda económica para los italianos y sus descendientes en América latina”. El candidato de L’Unione, Ventimiglia, no dudó en calificar a esta situación como “un mal trato hacia el país”.
Entre las listas vinculadas a asociaciones que no quieren aparecer subordinadas a un partido político, se destaca la que encabezan Ricardo Merlo y Luis Pallaro. Dos dirigentes que fueron los más votados cuando en el 2005 se eligieron las autoridades de las colectividades. Nacido en la Argentina, Merlo encabeza la lista “Asociaciones Italianas en Sudamérica”. En diálogo con Página/12, Merlo recuerda que “siempre se ha preocupado por los temas sociales, especialmente las pensiones para los ciudadanos de la tercera edad y la cobertura médica”. Subraya que entre sus primeros proyectos estará el de facilitar becas y pasantías en Italia para los más jóvenes. “No queremos promover una nueva emigración sino que vean el fenómeno de las Pymes y puedan reproducirlo luego aquí”, dice.
La campaña recién comienza. Las visitas de los principales referentes se sucederán unas a otras. También los apoyos locales. Por ejemplo el de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, a la lista de L’Unione. La derecha se encolumnará con la lista “Italia para el Mundo”, que la encabeza Franco Livini para senador y Giuseppe Angeli para diputado. Livini preside la sección argentina de Pirelli y el Hospital Italiano. Entre las listas que también buscan una preferencia en la numerosa colectividad italiana en Argentina, está la del Movimiento Internacional de defensa de los derechos de los italianos en el exterior, que candidatea al abogado Tulio Zembo, que supo defender a los bonistas italianos cuyos títulos cayeron en cesación de pagos luego del estallido de 2001. Opciones hay, y aunque en Italia la pelea oculta la discusión real, lo cierto es que por América latina, a la campaña electoral todavía le falta crecer en centimetraje y en voltaje verbal.
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