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El país|Viernes, 24 de marzo de 2006

El regreso al horror de la cárcel con la alegría del reencuentro

Los ex presos políticos de la Unidad 9 de La Plata, entre ellos el canciller Jorge Taiana, el ex legislador Eduardo Jozami y el abogado Carlos Slepoy, descubrieron una placa recordatoria por los ex compañeros asesinados y desaparecidos.

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Los ex detenidos en la Unidad 9 recordaron la sobrevivencia en medio de la dictadura.
Por L. B.

“En esta cárcel, durante la dictadura militar instaurada el 24 de marzo de 1976, se asesinó y se hizo desaparecer a luchadores y familiares que soñaron un país más justo y que comprometieron su vida en la defensa de los derechos humanos”, reza la placa que se descubrió ayer en la Unidad Carcelaria Número 9 de La Plata. Hay una lista de doce prisioneros asesinados y 18 familiares de presos de la dictadura desaparecidos. La explanada de la cárcel estaba repleta de ex presos veteranos con hijos y esposas. Habían pasado los abrazos, los reencuentros, las interminables anécdotas carcelarias que espantan a los desprevenidos pero que a ellos les producen carcajadas y recuerdos.

Los nombres que están en la placa fueron sus compañeros más queridos, todos vinieron preparados para las emociones, ya están curtidos, pero la mayoría no había regresado a la U-9 donde funcionaba el pabellón de la muerte durante la dictadura. De allí sacaban a los prisioneros para fusilarlos como represalia o como advertencia. “El trato no era peor que en otras cárceles, lo difícil era el ambiente, la tensión”, dice el ex legislador porteño Eduardo Jozami. “Cuando se llevaron a Dardo Cabo para matarlo, esa noche nos dieron una comida especial, era siniestro.”

“Vinimos casi todos, yo me traje mis pastillitas y los anteojos”, afirma uno de los ex presos, recordando que la mayoría está entre los cincuenta y los sesenta años. Carlos Slepoy, el abogado que impulsó los juicios en España, relata que estaba en la U-9 cuando le dieron la opción para salir del país en 1977. “Me llevaron de Buenos Aires a La Plata esposado y en tren, con dos custodios de civil. La gente pasaba al lado mío y ni siquiera miraba, era un signo de aquella época”, rememora.

Estaba el canciller Jorge Taiana que compartió celda con Jozami en el pabellón de la muerte. Pero los presos se tratan como cuando estaban adentro, no hay demasiadas jerarquías, todos se tutean y abrazan. Al que todos esperan es a Alberto Elizalde Leal, “Manzanita”, que está retrasado. Todos recuerdan con emoción a Delia, la madre de Manzanita Elizalde. Nunca dejó de visitarlos y de llevarles esperanza, era una de las familiares más activas en la solidaridad con los presos. El 20 de enero de 1977 fue a visitar a Manzanita. Esa noche una patota la secuestró junto con dos de sus otros hijos, Sofía y Felipe y nunca más volvieron a aparecer.

Los ex presos lograron que el Concejo Deliberante de La Plata le pusiera el nombre de Delia a la calle 76 que pasa frente de la cárcel, entre 9 y 11. “Delia Avilés de Elizalde Leal, secuestrada el 20 de enero de 1977” dice ahora la placa que identifica esa calle. “Esté donde esté le va a resultar raro figurar allí –dijo Manzanita–, ella era todo lo contrario a la figuración, siempre militó en los organismos para ayudar a los presos. No lo hacía tanto por ideología o porque tuviera mucha claridad política. Lo hacía porque lo sentía, porque tenía esa convicción fuerte que tiene la gente del pueblo. Lo que quería ella y queríamos nosotros, lo seguimos queriendo: una Argentina sin pobreza, sin chicos en la calle, con dignidad y justicia, donde los criminales estén en las cárceles y no en sus casas lujosas. Por eso seguiremos luchando. Hasta la victoria siempre.” La placa fue bendecida por el padre Raúl, otro ex preso.

Juan Scatolini, que estuvo cuatro años detenido allí durante la dictadura, es desde hace unos meses director de Población Carcelaria. “Antes la cárcel alojaba a los presos políticos, ahora aloja a pobres, jóvenes y analfabetos, es la herencia cruel que nos ha dejado este modelo neoliberal”, afirma. Otros ex presos dan talleres en el pabellón universitario.

Luis Salinas y Beto Sprejer se siguieron viendo después de la cárcel. “Es la primera vez que conozco el frente de la cárcel –dice Beto–, a nosotros nos traían por atrás, con los ojos vendados a veces o con la cabeza gacha y esposados, nunca vimos el frente.” Entre los ex presos están Braulio López, del dúo Los Olimareños que se hizo famoso con el Cielito de los tupamaros, y el diputado Francisco “Barba” Gutiérrez.

Cuando se descubrió la placa todos se acercaron para acariciar los nombres de los caídos: Presos asesinados y desaparecidos: Dardo Cabo, Roberto Pirles, Angel Georgiadis, Horacio Rapaport, Gonzalo Carranza, Guillermo Segalli, Juan Pettigiani, Miguel Domínguez, Rafael La Sala, Alberto Pinto, Marcos Ibáñez, Juan Barrientos. Familiares desaparecidos: Ramona Gastiazoro de Brontes, Olga Lutiral, Omar Suárez, Nora Suárez, Sofía Elizalde Leal, Felipe Elizalde Leal, Delia Avilés de Elizalde Leal, Cristina Constantini, Matilde Vara, Sofía Ester Galansky, Pedro Alcides García, María Luz Martínez, Alberto Braicovich, Santiago Villanueva, Diana Conde, María Elena Gassman, Juan Barrientos, Eva Esther Núñez. Cada nombre se dijo y todas las gargantas gritaron “¡Presente, ahora y siempre!”.

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