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El país|Jueves, 4 de mayo de 2006

El efecto Evo planeó sobre la reunión de Brufau con Kirchner en la Rosada

La nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia fue apenas mencionada en la reunión entre el presidente Néstor Kirchner y el titular de Repsol, Antonio Brufau, pero de alguna manera estaba presente en los demás temas que abordaron relacionados con el gas.

Por Raúl Dellatorre
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Antonio Brufau, titular de Repsol YPF, ayer, con el presidente Néstor Kirchner, en la Casa Rosada.

Aseguran que la referencia a la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia fue apenas tangencial en el encuentro. La agenda de la reunión entre el presidente Néstor Kirchner y el titular de Repsol YPF, Antonio Brufau, había sido acordada de antemano y no resultó alterada por las novedades del último lunes, afirman tanto desde la empresa como en el Gobierno. Sin embargo, fue inevitable que, tanto en la antesala del encuentro, que tuvo lugar ayer por la mañana en la Rosada, como en el transcurso del mismo, cuando se tocó el tema del abastecimiento del gas en el invierno y su probable costo, el “efecto Evo” se hiciera sentir. La petrolera hispanoargentina pasó del asombro de las primeras horas posteriores al anuncio, a una prudente demostración de su interés por negociar su continuidad en Bolivia. Así lo expuso, en forma elíptica, Brufau ayer ante Kirchner. De forma igualmente indirecta, el presidente argentino dio a entender que en el encuentro de hoy, en Misiones, tanto él como su par brasileño, Lula da Silva, le sugerirán a Evo Morales que se respete la posición de las compañías con inversiones en los yacimientos bolivianos en las negociaciones que se entablarán durante los próximos 180 días.

Otras consideraciones de peso acerca del momento político en la región, y lo que está en juego con esta decisión de Bolivia, quedaron implícitas durante la entrevista: no hizo falta que lo nombraran para que el venezolano Chávez hiciera sentir su presencia.

Kirchner lleva a la reunión de hoy en Puerto Iguazú una preocupación central de su gobierno: cuál será el precio que deberá pagar la Argentina por el gas boliviano a partir de este cambio de reglas. Así se lo adelantó ayer a Brufau –que concurrió acompañado por el director general para Argentina, Brasil y Bolivia, Enrique Locutura–, cuya compañía intervenía hasta ahora de forma directa en la comercialización del gas boliviano: como exportador en origen –a través de su filial boliviano– y como receptor y distribuidor del gas importado, una vez ingresado en territorio argentino. Un punto que Brufau dejó en claro ayer es que para la compañía la suba de precios del gas boliviano tendría un impacto neutro, porque sólo actúa como nexo en el suministro.

En este punto, el gobierno argentino tendría un interés común con Brasil, que es un fuerte importador de gas boliviano. La diferencia es que el país presidido por Lula tiene, a través de Petrobras, intereses profundamente involucrados en el negocio gasífero de Bolivia y, por tanto, son directos afectados por la reciente medida de nacionalización.

Si el gesto de Evo hacia Brasil resultó elocuente, más lo fue el que mostró frente al primer mandatario venezolano. Fuentes de su propio gobierno admitieron que hubo consultas con Hugo Chávez previas a la firma del decreto, lo cual creó una sensación que ayer se ratificó con la visita que aquél realizó a La Paz, para empezar a trazar junto a Evo Morales las grandes líneas del encuentro cuatripartito de hoy en Misiones.

El hecho fue observado con compartida preocupación por Repsol YPF y por el gobierno argentino, aunque poniendo el acento en cuestiones distintas. Para la petrolera, la omnipresencia de Chávez podría suponer un endurecimiento de la línea del gobierno de Evo frente a las compañías privadas, y además le da paso a una mayor intervención de la petrolera estatal venezolana Pdvsa en el negocio en Bolivia, desplazando a los actuales actores. Desde el gobierno argentino observan con cierto recelo el avance del venezolano en la región por el desequilibrio que ello puede generar, fundamentalmente, en la relación con Brasil.

Estos puntos fueron casi las entrelíneas del encuentro entre Brufau y Kirchner, en el que el motivo formal fue ratificar el plan de inversiones de Repsol en el país del quinquenio 2005/2009, con especial énfasis en la producción.

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