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Los comunistas argentinos desempolvaron su vieja iniciativa de las “brigadas internacionalistas” –que ya habían cosechado café en la Nicaragua sandinista y “combatido” junto al Farabundo Martí en El Salvador–, y en julio enviarán un contingente de jóvenes que colaborarán con el venezolano Instituto Nacional de la Juventud. Los brigadistas de la Federación Juvenil Comunista (FJC) participarán en la organización de “comunidades de base” en las denominadas “misiones barrio adentro”, en el plan de alfabetización “Yo sí puedo” y en fortalecer la corriente chavista entre los estudiantes universitarios de Venezuela. Para enero del 2007 preparan una “brigada internacional” que abarque a las distintas organizaciones juveniles de la Argentina que respaldan políticamente la “revolución bolivariana” que comanda Hugo Chávez.
La idea resurgió a mediados del año pasado en el congreso de la Federación Mundial de Juventudes Democráticas (FMJD) en que Venezuela fue el país anfitrión y que antes de la caída del Muro de Berlín habitualmente organizaban los Estados del bloque socialista. Allí, la amplia delegación argentina entabló contactos con el Instituto Nacional de la Juventud, con rango de ministerio, y empezaron a hilvanar una ayuda internacional a la revolución bolivariana.
Las conversaciones continuaron este año en Buenos Aires, en el 85º aniversario de la creación de la FJC y del que participaron la Juventud Comunista Venezolana y la rama juvenil del chavista Movimiento V República. En ese encuentro se resolvió el envío de una primera brigada internacional para julio de este año, aprovechando el receso estudiantil invernal en la Argentina.
Después de una larga etapa de “reorganización” tras las sucesivas crisis partidarias, la Fede volvió a recomponer parte de su estructura política. Y con ella la idea de reeditar la tercera etapa de las “Brigadas Internacionales”, en la que los comunistas argentinos tienen una dilatada experiencia. Lo habían hecho durante la Guerra Civil Española en apoyo a la República; lo retomaron en la década del ’80 para colaborar con la frágil economía nicaragüense en la recolección de granos de café durante el gobierno del Frente Sandinista; y con la tarea política del entonces semiclandestino Farabundo Martí en El Salvador.
Ahora, en Venezuela, los brigadistas de la FJC no combatirán ni participarán de la extracción petrolera sino que se ocuparán de la organización de distintas comunidades de base que apoyan a Chávez. Los venezolanos les pidieron a los comunistas argentinos su colaboración en distintos proyectos que ya tienen en marcha. Una de ellas será el trabajo en “las misiones” que los venezolanos denominaron “barrio adentro”, en el que los brigadistas volcarán su experiencia con los grupos piqueteros y especialmente en la organización social de los habitantes de las barriadas marginales. Otra es el aporte de los estudiantes que viajen en la delegación en el programa de alfabetización “Yo sí puedo”, que implementaron y dirigen maestros cubanos.
Pero donde los venezolanos tienen puestas sus mayores expectativas es en el impulso de una organización estudiantil universitaria que respalde a la revolución bolivariana. Es que las universidades de Venezuela son bastiones de los partidos y grupos políticos opositores a Chávez. Una de las debilidades que los jóvenes chavistas todavía no lograron revertir.
“Con la ayuda a Venezuela pretendemos darle continuidad del movimiento brigadista Libertador General San Martín. Pero nuestro objetivo es lograr que en enero, durante las vacaciones, armemos una gran brigada de la que participen todas las organizaciones sociales y políticas que respaldan la revolución bolivariana”, explicó a Página/12 el secretario nacional de organización de la FJC, Martín Sequeira.
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