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El país|Domingo, 25 de junio de 2006
KIRCHNER SE NEGO A HABLAR DE AUMENTOS PARA LAS PRIVATIZADAS

El fantasma del tarifazo a cuestas

En el cierre de la visita oficial a España, el Gobierno evitó asumir compromisos en relación con las tarifas de los servicios públicos. Hubo una fuerte presión de las empresas. El canciller Taiana dijo que la gira cerró una etapa de crisis con ese país.

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Néstor Kirchner le regaló a José Luis Rodríguez Zapatero la camiseta de la Selección argentina.
Por Pablo Feldman

“Todo el proceso de renegociación de contratos con las privatizadas se está llevando a cabo en tiempo y forma de manera paulatina, y a través de una discusión normal”, fue la posición que fijó Néstor Kirchner. El Presidente no quiso hablar de “tarifas” y mucho menos de “aumentos”. Pero la fuerte presencia del tema durante la gira hizo inevitable su mención. “Es un error centrar todo en las ‘tarifas’”, dijo a Página/12 el canciller Jorge Taiana, quien señaló que “se ha cerrado una etapa en la relación con España, la etapa de la crisis, y se abre una nueva, que busca horizontes.” Sin embargo y sin que haya opacado los resultados de la misión, en el Gobierno se trabajará silenciosamente para dar “una solución acorde a la dimensión del problema”, que para una fuente consultada por este diario es “infinitamente menor de lo que se quiso presentar”.

El rotundo respaldo del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero –que le dijo a un ministro K que “estos tíos se han llenado de plata”– sirve en buena medida como “paraavalanchas”, pero otro “amigo” del Gobierno, Antonio Brufau, tuvo que esforzarse para evitar que el anuncio del adelantamiento del plan de obras que representan 2000 millones de dólares más de inversiones para el trienio 2007/2009 no trastabillara ante una pregunta periodística acerca del aumento de tarifas: “Creo que a medio plazo la situación va a permitir que se alcancen niveles razonables”, dijo el presidente de Repsol-YPF.

“No todas las empresas son iguales, ni tienen el mismo nivel de diálogo con nosotros”, dijo una alta fuente del Gobierno, que sostuvo que “el caso de Endesa –que tiene un decreto firmado pero en el “freezer”– podría resolverse antes de fin de año. La contracara es Telefónica, que tiene perspectivas de negocios muy importantes. Y eso se pudo apreciar en más de una oportunidad a través del ejemplo que citaba el Presidente en relación a la cantidad de teléfonos celulares que hay en el mercado argentino.

Un repaso de las reuniones y declaraciones posteriores –incluso discursos del Presidente– permiten ver que la cuestión de las tarifas en algún momento afloraba; los directivos de GasBan encabezaron la reunión con Felisa Miceli y Julio De Vido remarcándoles que “no olvidamos el tema”, para pasar tras esa sola referencia a discutir otras cuestiones.

El presidente de las Cámaras de Comercio Españolas, Gómez Navarro, leyó frente al Presidente que “la mejor manera de generar expectativas es buscar y sugerir soluciones a los problemas del pasado”, lo que obligó a Kirchner a doblar los papeles con el discurso “preparado” y contraatacar duramente “con números, que son los elementos que más les interesan a los empresarios”, según la definición de la senadora Cristina Fernández.

Eso ocurrió después de que se desarrollaran las entrevistas con el Presidente en el Palacio de El Pardo –con una maratónica agenda– y encuentros preparatorios con Julio De Vido, que trabajó hasta poco antes de subir al avión, al punto que fue el único miembro de la comitiva que no concurrió a la recepción en la residencia del embajador.

Luego de la reunión bilateral en La Moncloa –de la que participaron los gabinetes de ambos gobiernos en pleno– se rubricó con una “comparecencia” con apenas dos preguntas para cada presidente de cada país. La primera de una periodista española fue sobre “tarifas”, y Kirchner contestó con la frase que encabeza esta crónica.

Ni siquiera el contundente apoyo –y su efusiva manifestación– a la Argentina por parte del primer ministro Rodríguez Zapatero alcanzó para evitar el tema.

Lo mismo que los anuncios de inversiones millonarias, el acuerdo con Aerolíneas Argentinas o la voluntad de pago –“obligación moral”, dijo Kirchner– y de darle un trato preferencial a la deuda que en el marco del Club de París contrajo Argentina con España por 830 millones de dólares.

“La Argentina es como un alcohólico recuperado, no hay que tentarlo”, suele decir el jefe de Gabinete, y aplica la metáfora a la inflación. En el Gobierno existe la convicción de que cualquier aumento de tarifas afectaría el consumo interno y ése es uno de lo motores de la recuperación económica. Así lo expresó el Presidente, aportando el dato de un aumento del 30 por ciento. Retomando la figura de Fernández, “no hay que propiciar condiciones inflacionarias porque pasa lo del alcohólico”.

Aun con este pequeño entredicho –que tal vez se vea magnificado por la negación del Gobierno–, las evaluaciones del viaje dejan un saldo “claramente favorable, buenísimo”, dijo el jefe de Gabinete, “se cierra una etapa de las relaciones con España, la de la crisis, y comienza una en busca de nuevos horizontes”, sostuvo el canciller Taiana. “El resultado es óptimo porque se juntan las coincidencias en lo institucional y en la dimensión humana”, agregó Cristina.

“Kirchner cierra su visita sin hacer concesiones en los temas en litigio”, titulo El País en la edición que Kirchner se llevó al avión.

“No hay empresario que no quiera aumento de tarifas”, dijo el Presidente y anunció que “en forma paulatina se va a dar la discusión”. “Todo en su medida y armoniosamente”, decía el general.

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