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El país|Viernes, 7 de julio de 2006
EL SENADO APROBABA ANOCHE EL PROYECTO PARA REGLAMENTAR LOS DECRETOS

Un debate con doce años de atraso

Al cierre de esta edición, el oficialismo utilizaba su mayoría en la Cámara alta para dar media sanción a la reglamentación de los DNU, reclamada desde la Constituyente de 1994. La iniciativa fue defendida por Cristina Kirchner en un largo discurso donde criticó a la oposición y a la prensa.

Por Eduardo Tagliaferro
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El Senado ayer fue escenario de otro arduo debate entre el oficialismo y la oposición, esta vez por la reglamentación de decretos.

El debate llegó al recinto con 12 años de atraso. Muchas empresas fueron privatizadas, muchos recursos del Estado se esfumaron en el aire, muchos ahorros quedaron acorralados y muchos presidentes pasaron por la Casa Rosada desde que en 1994 la Convención Constituyente le reclamó al Congreso la ley que regula la Comisión Bicameral responsable de analizar los decretos de necesidad y urgencia que firma el Ejecutivo. El dictamen presentado por la senadora Cristina Fernández de Kirchner contaba con la mayoría calificada que necesitaba para su aprobación. La senadora defendió ayer un proyecto diferente al que suscribió en el 2000 cuando era diputada. Algo que la oposición se encargó de destacar. En sus dos horas y veinticinco minutos de discurso, la primera dama resaltó que los decretos firmados por Néstor Kir-chner estaban lejos de declarar la emergencia previsional como la que firmó Raúl Alfonsín, de las rebajas salariales y de la desregulación de las obras sociales impulsadas por Fernando de la Rúa, de las privatizaciones de Carlos Menem y otras medidas por el estilo impulsadas por anteriores presidentes. En línea con su discurso del miércoles, su principal crítica estuvo dirigida a notas publicadas en distintos medios de comunicación. El miércoles citó el tema “Eclipse de Mar”, de Joaquín Sabina. La canción de ayer debió ser “Pasemos a otro tema”.

El proyecto impulsado por la primera dama parte de definir que si no hay un rechazo expreso del Congreso, el decreto está vigente. El rechazo de los decretos debe ser expresado por las dos cámaras del Parlamento. Si la comisión bicameral no se expide en diez días, el plenario de las cámaras podrá pedir su tratamiento. La iniciativa no pone plazos para ese tratamiento y ésta es la principal crítica que le hace la oposición.

Rodeada de carpetas, recortes periodísticos, y asistida por sus asesores, la senadora dividió su exposición en cuatro capítulos. Primero hizo un repaso histórico de cómo se comportaron algunas instituciones desde que se reformó la Constitución en 1994. Luego analizó los distintos proyectos que se habían presentado para regular la comisión bicameral, en tercer término analizó el contenido de los decretos de necesidad y urgencia firmados por este gobierno y los comparó con los de otras administraciones. Por último, se detuvo en las críticas y algunas opiniones publicadas en los medios luego de que ella presentó el proyecto. En varios pasajes los medios fueron el blanco de sus críticas. La estrategia apuntó a desacreditar esas opiniones y a identificar a un sector de la prensa como la principal oposición al Gobierno.

Los periodistas suelen decir que nadie resiste al archivo. Tal vez guiada por esa premisa, Fernández de Kirchner se zambulló en notas publicadas años atrás. Así fue que halló algunas perlas periodísticas que le permitieron decir que cuando De la Rúa se acercaba al gobierno, los decretos presidenciales eran visto por un diario de la derecha como “herramientas eficaces” para gobernar. Lo comparó con las críticas que recibe el actual gobierno por la firma de tantos decretos y reparó en que “cada vez que los peronistas nos reunimos conspiramos, porque somos los sucios, feos y malos”. Como al pasar, mencionó que algunas iniciativas impulsadas por la Alianza, como los descuentos a los sueldos de los empleados públicos, se hicieron con la firma de hombres de su propio partido. Fue despectiva con Carlos “Chacho” Alvarez, hoy titular de la comisión permanente del Mercosur, y también con el fallecido diputado socialista Alfredo Bravo, al que calificó como “mi amigo”.

Uno de los puntos que mayor enojo produjo en la senadora fueron las declaraciones en las que se sostenía que su iniciativa era un gatopardismo, es decir, que era un cambio para que todo siguiera igual. “(Jorge) Vanossi, viene a hablar de gatopardismo. Vanossi que estuvo con De la Rúa, que estuvo con (Eduardo) Duhalde, ahora con (Mauricio) Macri, habla de gatopardismo”, subrayó.

Se enojó con el socialista Rubén Giustiniani porque criticó en un artículo periodístico un decreto destinado a obras públicas en Santa Cruz. La senadora le pidió “honestidad intelectual”, ya que no había dicho que también se habían firmado obras para la gran mayoría de provincias argentinas. El senador por Santa Fe le pidió que se rectificara para no presentar una cuestión de privilegio. La senadora no lo hizo, y el socialista luego puntualizó que ella había violado el reglamento.

El radical independiente Rodolfo Terragno hizo suyos los argumentos que Fernández de Kirchner había suscripto en el 2000, en ocasión de presentar su primer proyecto sobre el tema. “No hay que ceder a la extorsión política que nos dice si quieren alguna reglamentación voten esto sino continuará el actual statu quo”, dijo al criticar el proyecto del oficialismo. Para Terragno, “la senadora no dijo la verdad cuando sostuvo que se impuso al senador Miguel Angel Pichetto para excluir la sanción ficta”. Se preguntó: “¿Qué pasa si no se rechaza ni se aprueba un decreto?”. Se respondió que si finalmente el Congreso “vota un ni, el decreto seguirá vigente. Tendrá fuerza de ley y eso es lo que prohíbe el artículo 82 de la Constitución: la aprobación tácita”.

Cerca de la medianoche, el Senado estaba por aprobar el proyecto. Fernández de Kirchner y otros legisladores del oficialismo reclamaron que los diputados también traten y aprueben el proyecto con rapidez.

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