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El país|Viernes, 7 de julio de 2006
EL EX PRESIDENTE DECLARO EN LA CAUSA POR LAS COIMAS

De la Rúa, el toro y Manolete

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El ex presidente presentó fotos para desacreditar a Pontaquarto.

Fernando de la Rúa afirmó ayer ante el juez federal Daniel Rafecas que acusarlo por el pago de sobornos en el Senado para la sanción de la reforma laboral “es una herejía” y dijo sentirse “frustrado” en su derecho de defensa tras denunciar que “hay algo político o vengativo en el origen” del escándalo. Como parte de su defensa, el ex presidente presentó fotos del despacho presidencial y otros sitios de la Casa Rosada, que a su juicio demuestran que el ex secretario parlamentario de la Cámara alta Mario Pontaquarto “mintió” al sostener que allí se arreglaron las coimas.

De la Rúa concurrió a declarar ante Rafecas para ampliar su indagatoria del pasado 5 de junio. De blazer azul y pantalón gris y vigilado por cuatro custodios, el ex mandatario llegó a los tribunales de Comodoro Py a las once de la mañana. Estuvo casi tres horas cara a cara con el juez.

La ampliación de la indagatoria fue a pedido del propio De la Rúa, porque –según expuso ante Rafecas– en su primera declaración de doce horas se quedó con “una sensación penosa”. “Fue una extensa declaración convertida en mera formalidad, sin contenido. Si la indagatoria es sólo para cumplir la formalidad no sirve, y queda vaciada la garantía”, remarcó el ex presidente y disparó contra el juez: “En 2005 el Tribunal tomó otras indagatorias y a los tres días dictó una resolución de más de mil páginas que obviamente ya estaba preparada, no quiero que me ocurra lo mismo”.

Como otras veces, De la Rúa se exhibió como víctima de una “venganza política”. Eligió en esta ocasión una comparación curiosa. “Es como el toro que al cargar, con un inesperado movimiento, corta la femoral de Manolete porque atribuir que semejante acto se cometió en el despacho de los presidentes argentinos es una herejía”, declaró para luego señalar que Pontaquarto “con un solo gesto, total en su invención” relató que el pago de sobornos se acordó en la Casa Rosada “sin nada que lo compruebe”.

Para refutar lo dicho por Pontaquarto, el ex presidente llevó fotos que –según sus abogados– demuestran las “contradicciones” de su relato. En esa línea, el mismo De la Rúa insistió en que fue “una de las mayores infamias imaginables atribuirme que como ex presidente indiqué o convalidé un ilícito como el investigado”.

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