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El país|Viernes, 7 de julio de 2006
JOVENES DEBATIERON SOBRE EDUCACION EN EL CONGRESO

“Queremos un Estado garante”

“La escuela no es el templo del saber”, dijo el joven santafesino Leandro Villalba, de la asociación de Poriajhú, que resaltó que “la educación popular trabaja para los oprimidos, reconociendo sus saberes previos”. Era uno de los integrantes de las organizaciones sociales –en su mayoría jóvenes de entre 15 y 24 años– que ayer, durante una jornada sobre la Ley de Educación Nacional, discutieron y presentaron sus propuestas en el Congreso a partir de cuatro ejes sugeridos por el Ministerio de Educación: participación de los estudiantes, reinserción educativa, calidad de los contenidos y permanencia en las aulas.

“Esta ley no está escrita”, dijo la diputada Blanca Osuna, presidenta de la Comisión Educación del Congreso, a los participantes. “La escuela no es la única que educa. Desde las asociaciones venimos trabajando hace muchos años. Nuestra tarea no sólo merece reconocimiento, también buscamos legitimidad”, afirmó Delia Juárez, coordinadora de Organizaciones Sociales de La Matanza quien, junto a Osuna, conformó el panel de presentación que, por la mañana, dio el puntapié inicial para que los jóvenes de casi todo el país se dividieran en diez mesas, previa asignación de temas, para trabajar en comisiones. “Pensamos en traer a los jóvenes –comentó Juárez–, porque, además de ser alumnos, son educadores populares. Es decir, son sujetos activos que tienen que luchar para construir espacios de poder.”

Los chicos dedicaron las primeras horas a recuperar el trabajo hecho anteayer y redactar un manifiesto sobre la educación que sueñan. Por la tarde, luego de un receso para comer, se sentaron a debatir. No hubo peleas, pero se habló en voz alta: “Queremos un Estado garante, no subsidiario”, “si no comés, no rendís”, “los docentes taxis (que trabajan en varias escuelas) ni siquiera pueden aprender los nombres de los chicos”, “si un pibe del Chaco quiere estudiar en Corrientes no puede porque tienen otros contenidos”, “el aprendizaje es muy lento, los profesores no manejan bien los programas educativos”, “no hay que escuchar sólo a los que saben, ¡hay que darles bola a los que no saben también!”.

Los adultos también tuvieron su espacio y debatieron sobre el papel de sus organizaciones dentro del sistema educativo, un eje que agregaron a los cuatro planteados. “No todo lo público es estatal”, aclaró una educadora popular de Bariloche, mientras le explicaba a una colega de La Matanza que en su provincia pelean para que se establezca la figura de “escuelas públicas de gestión social”, una práctica que lleva varios años sin ser formalizada. También se oyeron críticas a los gremios por no facilitar ni apoyar la tarea de las asociaciones.

A medida que avanzaban las discusiones, los chicos fueron armando una puesta en común, que derivó en un fermento de tres propuestas: “Participación de los alumnos en la gobernación de la escuela y en la toma de decisiones. Espacios alternativos de inclusión dentro de la escuela para los que se quedaron afuera. Que la escuela sea una herramienta de cambio y oportunidades para todos y todas”. El ministro de Educación, Daniel Filmus, cerró la jornada escuchando y anotando las ideas de los chicos, que mientras lo esperaban cantaban a viva voz: “Vamos compañeros/ hay que poner un poco más de huevo./ Estamos todos juntos nuevamente/ la educación del pueblo no se vende, se defiende”.

Informe: Emilio Ruchansky.

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