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El país|Domingo, 30 de julio de 2006
COMO SE ACOMODAN LOS POSIBLES CANDIDATOS OFICIALISTAS

Neblina porteña

Tres sondeos dicen que Macri ganaría en primera vuelta, con menos que la última vez, pero perdería en segunda contra el candidato oficialista. Quiénes fueron medidos. Cómo sigue la tensión Fernández-Telerman. Los buenos números y los planes de Ibarra. Scioli pierde el apoyo de la Rosada. Bielsa habría aceptado competir en Santa Fe.

Por Sergio Moreno

Si bien falta bastante tiempo para las definiciones y la neblina no termina de disiparse en el distrito, en el fragmentado oficialismo de la Ciudad Autónoma (eufemismo que trata, con dificultad, de englobar a todos los sectores que desearían competir por la Jefatura representando a Néstor Kirchner) comienzan a asentarse algunas cosas. La primera es que en el primer piso de la Casa Rosada comprenden la dificultad que tiene Daniel Scioli para captar los sectores progresistas y de centroizquierda que votaron a Aníbal Ibarra y al Presidente. La segunda es que Rafael Bielsa ya habría aceptado competir por la gobernación santafesina, quitándole un escollo más al oficialismo en la Reina del Plata. Los escenarios que marcan tres encuestas con que cuentan los gobiernos nacional y porteño arrojan que Mauricio Macri, con una performance peor que en su última elección, ganaría en la primera ronda, pero que siempre perdería en el ballottage. La tensión entre Jorge Telerman y Alberto Fernández, el jefe de Gabinete nacional, no amenguó, pero el trabajo institucional entre ambas administraciones es más armónico y tributa a la gestión local.

“No estamos nada mal”, arranca un importante miembro del gabinete nacional. “Si a cada candidato que medimos lo colocamos como representante de Kirchner, sube considerablemente, alcanza o supera los 20 puntos.” En la Casa Rosada atesoran sendas encuestas de Hugo Haime y del CEOP, conducido por Roberto Bacman. La primera sostiene que cuando se pregunta en función del partido, el Frente para la Victoria alcanza los 30 puntos y el PRO apenas 14; ello cambia si a esos sellos se les agrega el nombre del candidato. En la Rosada muestran los sondeos de Haime donde Daniel Scioli, Alberto Fernández, Daniel Filmus, Jorge Telerman y Felisa Miceli fueron medidos, en la que se cumple la regla anteriormente descripta.

En el del CEOP, Scioli sigue sacando una pequeña ventaja a los demás. Pero los pareceres del cenáculo gubernamental sobre el ex vicepresidente no son los que el hombre desearía. “Notamos una resistencia muy fuerte en los sectores progresistas y simpáticos al Presidente; ése es un inconveniente grave”, dijo uno de los ministros más importantes del Gabinete. Un habitual consejero de Kirchner fue más contundente para con el ex motonauta. “Scioli es visto por la sociedad porteña como un Macri devaluado: un tipo de derecha, creado por Menem, muy lejos del modelo K de derechos humanos y economía con intervención estatal. Un candidato para perder.” Esta última afirmación no es compartida por todos en Balcarce 50. “Las encuestas nos dicen que, en segunda vuelta, le ganamos a Macri sí o sí”, asegura, con cierta temeridad, un consultor habitual del Presidente, quien revela: “Cuando en las encuestas se pregunta a la gente a quién votaría dice en primer lugar a Macri y en segundo a Aníbal Ibarra, que sigue teniendo muy buena imagen. EI quiere formar parte de este espacio y está muy bien en todas las encuestas”. El absurdamente destituido jefe de Gobierno mejoró sus lazos con Alberto Fernández, almuerzan una vez por semana y discuten estrategias, según dicen en Balcarce 50. Ibarra revela que “quiere volver a empezar, quiere ser nuevamente legislador porteño”. “Lo veo muy bien. Aporta mucho”, lo alientan desde la Rosada.

Ibarra mantiene una buena imagen en la sociedad porteña, lo que no se puede decir ni de la Legislatura local ni de algunos familiares de las víctimas de Cromañón. Los motivos de esta aceptación del ex fiscal fueron discutidos, no sin chicanas, en un café que compartieron el viernes Alberto Fernández con el ex negociador de la deuda externa y actual ministro de Hacienda porteño Guillermo Nielsen. Fernández expuso dos cuestiones básicas que, según él, hacen a la popularidad de Ibarra: “La gente ve a Aníbal como una víctima del sistema político porteño; segundo, que fue objeto de una conspiración, de la cual Jorge Telerman no fueajeno”. Esta última referencia no sorprende si se tiene en cuenta la inquina que el jefe de Gabinete acrisola contra el jefe de Gobierno.

En el gobierno de la Ciudad reconocen que ellos no dialogan con el ex jefe de Gobierno. “Sólo lo hacemos a través de Raúl (Fernández, el secretario de Gobierno local).” Alberto Fernández reconoce que Telerman marca bien en los sondeos si es asociado al proyecto kirchnerista, pero rápidamente sostiene ante los suyos que la sociedad porteña no lo ve como tal. “Además –agrega–, dirigencialmente está en una orfandad total, se ha peleado con casi todos los dirigentes porteños”, dispara. Las severas diferencias de Fernández con el jefe de Gobierno porteño no se reproducen en otras partes del gabinete. Un dirigente del Gobierno con acceso al Presidente dijo que “tanto De Vido como (Carlos) Zannini mantienen el diálogo con Telerman y es bastante bueno”.

¿A usted le consta? –inquirió este reportero.

–Sí, me consta –categorizó el conseglieri.

Por lo pronto, más allá de las peleas, la idea del gobierno nacional es esperar y seguir oteando las encuestas de opinión. Desde hace un tiempo han dejado de darle malas noticias.

A la otra vera

Al otro lado de la Plaza de Mayo, las lecturas políticas son diferentes en algunos puntos y similares en otros. Mientras ayer a la tarde armaban un plan de contingencia para asistir a los ciudadanos afectados por el corte de luz (episodio en el cual varios integrantes del gabinete porteño no descartaban sabotaje), varios accedieron a conversar con Página/12. Un estratega de Telerman arremetió con un escenario político: “Lo que estamos percibiendo es que se va afirmando la instalación de Telerman como figura y dirigente político en la Capital, más allá de que sea o no candidato”.

En Bolívar 1 cuentan con un sondeo de la consultora Equis, que conduce el sociólogo Artemio López (quien también trabaja para el gobierno nacional), donde posicionan al jefe de Gobierno en un lugar que hasta ahora no ocupaba (ver cuadros). El trabajo fue realizado entre el 15 y el 19 de julio entre 400 consultados mayores de 18 años. El margen de error es de +/- 4,9 por ciento y su nivel de confianza alcanza al 95 por ciento.

Para el colaborador del intendente “hubo un punto de inflexión que se produjo con el cambio de gabinete, el cual trajo consecuencias positivas: la incorporación de Juan Pablo Schiavi, una figura muy dinámica, y por otro lado la afirmación de jefatura a la interna del gabinete. Eso mejoró la relación con el ibarrismo en la figura de Raúl Fernández”.

En este punto hay un ripio que hace ruido con la explicación, el despido de Eduardo Hecker del Banco Ciudad. “Los halcones ibarristas dicen que Telerman echó a Hecker; Raúl Fernández piensa de otra manera y coincide con Jorge”, afirma un integrante central del gabinete porteño, para quien Hecker ya no estaba respondiendo a Ibarra como antaño. La lectura es compleja. Los funcionarios porteños se solazan con un logro que consiguieron, según entienden: mantener un diálogo con diversos sectores políticos del arco centroizquierdista, entre los cuales nombran a varios kirchneristas, como Olmos, Pancho Talento, el ex ARI Fernando Melillo y, por supuesto, su pieza más fina en este armado, el Partido Socialista. “Charlamos con distintos referentes políticos de la ciudad que se van acercando”, dicen en el Palacio Municipal.

¿Y la relación con el gobierno nacional?–preguntó Página/12.

–Es buena área por área: Interior, Obras Públicas, las carteras que tienen que ver con la gestión. Con Obras Públicas –De Vido– la semana que viene anunciaremos conjuntamente algunas obras importantes para la ciudad.

–¿Sólo hablan con Aníbal Fernández y con De Vido?

–Hay mucho diálogo con De Vido y con Zannini pero siempre es apoyado en la gestión, mucho más con De Vido. Muchas veces incluyen a las segundas líneas. Schiavi y Ricardo Jaime (secretario de Transporte) viajaron a Europa la semana pasada por un tema de transporte público (Página/12 pudo saber que estudian la posibilidad de incorporar nuevamente tranvías en el sistema de transporte porteño y de otras ciudades del país).

–Es poco creíble que cuando se juntan con Zannini no hablen de política.

–Bueno, con Zannini, sí, algo. Pero lo destacable es que desde el gobierno nacional no hubo interferencia para la gestión municipal sino que hubo apoyo total. Nos permite funcionar y a Telerman afianzarse como dirigente político.

Paisano santafesino

Rafael Bielsa, ex canciller, actual diputado nacional, se lanzó como candidato a jefe de Gobierno porteño. Dijo que si los candidatos eran Scioli o Telerman él no bajaría su candidatura. Dijo, también, que ello no pasaría si el aspirante oficialista fuese Roberto Lavagna. Pero esto ocurrió hace tiempo –un mes– y su opinión debe haber mutado al son de los mandobles que el gobierno nacional suele propinarle al ex ministro de Economía. Parece que el ex canciller nunca tiene frente sí decisiones simples para tomar, habida cuenta de que tanto el gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, cuanto un sector del PJ de esa provincia lo han pre-postulado para que salga a pelearle al socialista Hermes Binner la sucesión de la gobernación. Bielsa está a gusto con el ofrecimiento y lo habría aceptado; la única condición que ha puesto es no enfrentar a Agustín Rossi, titular del bloque oficialista de Diputados, quien también ha expuesto sus deseos por competir con Binner, en nombre del kirchnerismo.

Según comentaron a este cronista en la Casa Rosada, Bielsa cambiaría de distrito dejando el caudal de votos que podría caerle en la Capital Federal para quien finalmente sea el candidato del oficialismo. Los armadores del gobierno nacional argumentan que sería mejor candidato en Santa Fe, como rosarino respetado, con mayor conocimiento del que tiene aun Rossi, un dirigente joven que pegó un salto político enorme –del Concejo Deliberante rosarino al Parlamento nacional– patrocinado por el propio Presidente. Ahora sólo resta a los estrategas de Kirchner convencer a Rossi para que espere, en pos de su juventud y del crecimiento que le espera en su cargo actual, al próximo turno, y que el ex canciller sea el campeón kirchnerista que embista contra las mesnadas, bien formadas, motivadas y fortalecidas, del socialismo santafesino.

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