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El país|Martes, 19 de septiembre de 2006
EL PROGRAMA “SUBITE AL COLECTIVO” DE EDUCACION LLEGO A USHUAIA

La escuela, un lugar de expresión

Durante tres días, los alumnos de la Escuela Doctor José María Sobral participaron en talleres de cine, serigrafía, mural, mimo, murga y magia. Se entusiasmaron al poder expresar lo que les pasa y marcaron el contraste con “los profes re-estructurados”.

Por Nora Veiras
Desde Ushuaia
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En el taller de serigrafía, los adolescentes aprendieron a diseñar sus propias remeras.

“Acá, los profesores son re-estructurados. A nosotros esto nos re-gusta. Nos dejan expresarnos. Estos profesores no son re-profesores, son como amigos.” Marijo Fernández habla mientras intenta, en vano, sacarse las manchas de pintura que la embadurnan. Es una de las autoras del mural que desde este fin de semana preside la entrada a la Escuela Doctor José María Sobral. Durante tres días, los adolescentes inundaron las aulas para participar de la propuesta de los diez talleristas que llegaron al fin del mundo en el marco del programa “Subite al colectivo” del Ministerio de Educación (ver aparte). Un video, decenas de diseños en serigrafía transformados de inmediato en remeras, polleras y pantalones, trucos de magia, danzas con cintas y antorchas, y una multitudinaria murga fueron el resultado irrefutable de lo que hacen los chicos cuando “se enganchan”.

En Ushuaia, el 43 por ciento de la población tiene menos de 20 años y las actividades para los jóvenes no son lo que abundan. En ese terreno, los talleristas sembraron con rapidez. Liber Escribano tiene 30 años y es el coordinador del Teatro de Sombras. “Empezamos a trabajar con las sensaciones de los chicos para que ellos expresaran lo que les pasa, y éste fue el resultado”, dice al señalar la obra. Natalia Robledo, Estrella Camacho, Gimena Vichi y Marijo se tropiezan para explicar lo que hicieron:

–El lado colorido es para expresar lo que deseamos, y el oscuro es lo que pasa y no queremos.

–Nosotros estamos re-aislados, nos sentimos aprisionados.

–Queremos que haya paz.

El lado oscuro son bombas que caen pintadas con la bandera de los Estados Unidos. En la primera versión habían escrito sólo “Bush”, pero ante los reparos adultos optaron por una metáfora explícita. En el centro de ese lado oscuro están ellos detrás de barrotes y sosteniendo el peso de la isla que se les cae encima. El lado luminoso es una paloma que abraza al mundo sobre los colores de la bandera fueguina. “El Sur es muy hostil, es impresionante la sensación de destierro de la gente y los jóvenes reclaman confianza para expresarse. Nosotros queremos una revolución creativa para la escuela”, dice Liber. La confianza fue uno de los temas a la hora de decidir dónde hacer el mural. Al principio lo quisieron recluir en las paredes de una de las últimas aulas, las chicas se resistieron y lograron su objetivo. “No da que esté perdido un mural que significa tanto”, repite Marijo y todas asienten satisfechas ante el asombro que causa no bien se traspasa la puerta de entrada.

La desolación fue el disparador también del taller de cine. Mayra Barrientos, 16 años, detalla cómo decidieron la historia a contar: “Lo que re-marca a la adolescencia es la drogadicción. Hicimos la historia de un chico drogadicto por problemas familiares, que tenía un grupo de amigos que lo acompañaba a drogarse y otro que lo quería ayudar. El había decidido suicidarse y, al recordar a sus buenos amigos, se arrepiente; tira el cuchillo con el que se iba a matar y tira el faso. Así encuentra una llave que le abra la puerta de una nueva vida”. El corto fue bautizado como Nieve negra y el final feliz fue remarcado por la ocurrencia de los “Agradecimientos”, entre ellos, “a los presos que hicieron el camino” por donde filmaron al chico rumbo al fallido suicidio, y la queja hacia “los que nos jodieron la filmación: la cámara de mierda”.

Martín Wolf, director de teatro, es el coordinador de “Subite al colectivo” en Tierra del Fuego. Antes de llegar a Ushuaia estuvieron en Río Grande y en Tolhuin. La constante es la “alegría de los chicos por aprender, el interés”, comenta, y remarca que “los chicos están solos todo el tiempo, los padres trabajan el día entero. Hay mucho dinero de golpe. La demanda afectiva se siente. Estos programas son valiosos si se les da continuidad”. Martín sólo se lamenta de una cosa: la descoordinación de los planes. El mismo fin de semana convergieron en Ushuaia actividades del programa “De punta a punta” de la Secretaría de Cultura, “Subite al colectivo” y un concurso de juegos organizado por el municipio en el que los secundarios competían para ganar un viaje de egresados.

“Esto se tendría que hacer acá. No tendrían que venir de afuera para que podamos hacer lo que nos gusta”, repite a coro el grupito de las muralistas. La intención es inaugurar en la provincia doce Centros de Actividades Juveniles (CAJ) a partir de octubre. Como aperitivo, los adolescentes pusieron toda la energía en las más de ocho horas en las que fueron a la escuela durante tres días para participar de los talleres. “En serigrafía, por ejemplo, ya aprendieron cómo hacerse ellos las remeras de egresados”, explica Martin. La coordinadora de swing, danza con cintas, fuegos y banderas, María Laura Botín, contó con más de cien chicas dispuestas a hacer malabares: “Fue plantar una semilla y que saliera una flor, es increíble la recepción, se prenden en todo lo que les proponés y ellas mismas se pusieron a confeccionar las cintas y banderas”.

El resultado tuvo un final a toda orquesta. El contraste entre los colores de los trajes de murgueros, el desfile de modas de los “serigrafistas”, los trucos de magia, los malabares y la danza con cintas convirtieron al gimnasio de la escuela Sobral en una fiesta. Tras los inmensos ventanales, la nevada no daba tregua. Nadie parecía conmoverse por eso, están acostumbrados a esa belleza. Sí, en cambio, se conmovían los padres al ver el entusiasmo de los chicos.

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