La comisaría primera de Avellaneda fue intervenida ayer por orden del ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Juan Pablo Cafiero. Según dijeron en la cartera, esa medida tiene la finalidad de “evitar cualquier tipo de interferencia en la investigación” sobre la represión del 26 de junio. Se trata de la seccional en la que actuaba el comisario Alfredo Franchiotti, preso por la muerte de los piqueteros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, y a la que pertenecen por lo menos dos policías –el sargento primero Carlos Leiva y el jefe de la “patota de calle” Mario de la Fuente– que este diario identificó infiltrados en la protesta vestidos de civil deteniendo gente en algunos casos, disparando Itakas e incluso limpiando las pruebas de su accionar. Ambos tienen pedido de captura pero hasta ayer a la noche seguían prófugos.
Cafiero dispuso en acuerdo con el nuevo jefe de la Bonaerense, el comisario general Alberto Oscar Sobrado, poner a cargo de la intervención de la seccional primera al comisario inspector Juan Angel Masías, quien se desempeñaba como jefe de la Departamental de Lomas de Zamora. La fiscalía de Juan José González, ya determinó que hubo agentes de esa seccional vestidos de civil que tuvieron un activo rol en la represión, y pidió la detención de dos hombres que habían sido señalados por Página/12.
Al sargento Leiva, acusado de intento de homicidio, se lo vio en imágenes de Crónica TV a metros de Plaza Alsina disparando su escopeta Itaka hacia los piqueteros y recoger los cartuchos que iban cayendo al piso. También hay fotos en las que aparece participando en la detención de manifestantes y apuntando su arma directamente en dirección al local del Partido Comunista, al que la policía ingresó ilegalmente y donde disparó a militantes que estaban adentro. Pero Leiva no sólo no estaba sólo sino que respondía órdenes, en este caso, del jefe de calle, el oficial de la Fuente, acusado por lo menos de encubrimiento. Hay fotos que lo muestran portando una escopeta, y en otras aparece arrastrando los cuerpos de Kosteki y Santillán. La jueza hizo lugar recién ayer a la noche a los pedidos de detención de la fiscalía. Los policías están inhallables.
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