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La Corporación Financiera Internacional (CFI) anunció oficialmente que le pedirá al directorio del Banco Mundial que financie la construcción de la papelera Botnia en Fray Bentos. El organismo dio a conocer su decisión después de recibir el único informe que quedaba pendiente sobre el impacto acumulativo de la pastera. El documento ratifica las conclusiones del estudio difundido por la entidad la semana pasada, que aseguró que las plantas no contaminarán, lo que desató la vuelta de los cortes de ruta. El directorio del Banco resolverá a mediados de noviembre si habilita créditos por 170 millones de dólares para la empresa finlandesa. El tema fue debatido y analizado ayer por la asamblea de Gualeguaychú.
“Las plantas están diseñadas de acuerdo con prácticas modernas y ambientalmente sostenibles”, asevera el nuevo informe. Fue elaborado por la consultora Hatfield a modo de revisión del estudio presentado la semana pasada por otra consultora llamada Ecometrix para la CFI (brazo financiero del Banco Mundial). Hatfield había hecho un análisis crítico, en 2005, sobre el estudio de impacto con el que contaba el organismo, basado en datos brindados por Botnia y Ence. Señaló que faltaba información. Esta vez las flores para las celulosas fueron muchas más que las observaciones.
La CFI puso ayer en su página web un comunicado en el que anuncia que, junto con la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), intentará que el directorio del Banco Mundial brinde su aval a los proyectos de las papeleras. Para Botnia, dice el organismo, está en juego un préstamo de 170 millones de dólares y el otorgamiento de garantías. “De nuestra parte, la decisión está tomada”, confirmaron voceros de la CFI a Página/12. En cuanto a Ence, aclaran que esperarán a que defina “su nueva ubicación” y de acuerdo con el proyecto renovado harán un análisis para el financiamiento.
“La zona local en Argentina y en Uruguay no sufrirá ningún impacto ambiental adverso. La ciudad argentina de Gualeguaychú no experimentará ningún impacto ambiental negativo”, puntualiza el texto que publicó la Corporación. También pone énfasis en que “el proyecto Orion (la planta de Botnia)” será “positivo y significativo para la economía de Uruguay”. Puede generar, dice, “ingresos equivalentes al dos por ciento del PNB de Uruguay y más del 8 por ciento de las exportaciones anuales del país durante los estimados 30 años de plena producción”. Añade que creará unos 2500 puestos de trabajo, 300 en la planta de celulosa.
Según el documento, “el proceso de diseño y planificación” de Botnia es “apropiado” y no tendrá “impacto en la salud de las personas”. Seguramente funcionará, dice, “al nivel de las cinco principales (papeleras) del mundo”. Señala que “Fray Bentos no es un sitio ambientalmente sensible” y que “el río Uruguay es muy grande según normas mundiales”. Advierte que hay una preocupación “innecesaria” sobre las “descargas de dioxinas”, pero dice que debe haber procesos de monitoreo.
“Es claro que este informe no es la mejor noticia para la Argentina. Pero hay que aclarar que la CFI no es un órgano de protección ambiental, sino de negocios industriales”, dijo Raúl Estrada Oyuela, representante de Asuntos Ambientales de la Cancillería. La secretaria de Ambiente, Romina Picolotti, envió cuestionamientos por escrito el viernes a la CFI. Entre otros puntos, señaló que en el informe de Ecometrix participó como supuesto consultor independiente un ingeniero ligado a Botnia. Así las cosas, no sólo la ruta sino todos los caminos (hacia una solución) se vuelven más estrechos. Aunque hay quienes especulan con que el Banco Mundial dé alguna sorpresa a favor de los asambleístas, las expectativas empiezan a orientarse hacia el juicio en La Haya.
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