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El país|Viernes, 20 de octubre de 2006
KIRCHNER SE REUNIO CON EVO Y FIRMO UN ACUERDO DE SUMINISTRO A LARGO PLAZO

Con gas boliviano de acá a veinte años

El acuerdo implica la compra por parte de Argentina de 27,7 millones de metros cúbicos diarios por un período de veinte años. En Bolivia el anuncio despertó grandes expectativas. Calcularon la inversión argentina en 17 mil millones de dólares. Fue interpretado como un gesto de apoyo en un momento complicado de la gestión de Evo.

Por Martín Piqué
Desde Santa Cruz de la Sierra
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En una visita de apenas unas horas, el presidente Kirchner dio su respaldo a Evo Morales.

“En este acto tan importante, después de duras negociaciones entre los ministros y los equipos de trabajo, acordamos ampliar el mercado de gas a la República Argentina. Señor Presidente, ser gobierno es hacer buenos negocios para Bolivia. Y hemos empezado a hacer buenos negocios para Bolivia.” La expresión de Evo Morales lo decía todo. Como se encargaban de resaltar sus simpatizantes del MAS, que no dejaban de gritar “Evo cumple”, el acuerdo de ayer era muy esperado por la administración boliviana. Por la cobertura previa de los medios, la expectativa podía compararse con la que generó en Buenos Aires el publicitado anuncio de las inversiones chinas. El vicepresidente, Alvaro García Linera, había mencionado una cifra fabulosa, 17 mil millones de dólares en veinte años, como el resultado que dejaría la operación de la venta de gas a la Argentina. A medida que avanzó el acto fue quedando claro que el acuerdo implicaba bastantes puntos –algunos de realización inmediata, otros cuya concreción deberá comprobarse al menos en dos años– y que se podía resumir en dos ejes: el abastecimiento de gas para el mercado argentino, y el intercambio de áreas de exploración de propiedad estatal por inversiones para industrializar el gas boliviano. Fue el punto central del viaje de Néstor Kirchner a Bolivia, que fue interpretado como un fuerte respaldo político a Evo en un momento crítico de su gestión.

El acuerdo fue firmado por los presidentes arriba del palco. Era una forma de darle más compromiso por parte de ambos gobiernos. La declaración conjunta de cinco puntos fue leída por el vocero del gobierno boliviano. Allí se consignaba sin demasiado detalle que ambos países, a través de las empresas petroleras estatales –Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y Enarsa– habían firmado un contrato de compraventa de gas natural de 27,7 millones de metros cúbicos diarios por un período de veinte años (lo que implicaba un aumento de 20 millones de metros cúbicos respecto del acuerdo anterior). Los demás capítulos del acuerdo mencionaban un crédito y asistencia financiera que la Argentina otorgaría a Bolivia para construir una planta separadora de líquidos en su territorio; el desembarco de Enarsa en la exploración de campos gasíferos que pertenezcan al Estado boliviano y no hayan sido concedidos a privados, y la participación de YPFB en la construcción del gasoducto del Noroeste.

Los anuncios implican distintas operaciones, montos y fechas de ejecución; algunos responden a demandas urgentes (como el abastecimiento de gas para la Argentina y la necesidad de industrializar el gas, que apremia a Bolivia); otros pueden quedar en el amague y nunca llegar a concretarse. Para aclarar ese panorama, el ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Carlos Villegas, mantuvo una charla con varios medios, entre ellos Página/12, y desmenuzó los diversos aspectos del convenio. Junto con el vicepresidente García Linera, Villegas fue el funcionario boliviano que encabezó las tratativas con el ministro de Planificación, Julio De Vido. El acuerdo incluye también un capítulo sobre máquinas agrícolas, ya que desde hace tiempo el gobierno de Evo quiere importar tractores para el movimiento campesino.

- Compra de gas. El punto principal es la adquisición de gas por la Argentina. La Argentina comprará 27,7 millones de metros cúbicos diarios por un período de veinte años. Según el Ministerio de Hidrocarburos boliviano, el aumento en la provisión de gas se dará en dos etapas. Hasta el 31 de diciembre de 2008, el volumen exportado a la Argentina será de 16 millones de metros cúbicos por día. Desde el 2009 hasta el 31 de diciembre de 2026 el suministro llegará a los 27,7 millones que menciona el contrato. El precio –quizás el único aspecto que podía generar controversia, sobre todo tras el aumento de 3,5 a 5 dólares por millón de BTU– se estableció en 5 dólares, pero con una cláusula indexatoria que se calculará a partir de una fórmula que incluya los precios internacionales del fuel oil y el diésel. El valor era un tema sensible para Evo, porque la oposición podía usar argumentos nacionalistas para culparlo por acordar un precio demasiado bajo. Por todo eso, argentinos y bolivianos decidieron que las autoridades de YPFB y Enarsa se reunirán cada seis meses para actualizar las variaciones a partir de las variaciones del mercado.

- Planta separadora de líquidos. El segundo punto que ya se había acordado hace unos meses es el compromiso argentino para financiar y dar asistencia técnica a Bolivia para que construya en su territorio una planta que separe los combustibles líquidos (gas licuado de petróleo, GLP y nafta sin destilar) del gas que sale del pozo. La Argentina se comprometió a conceder un crédito de 400 millones de dólares con ese fin. El plazo para que se concrete el proyecto sería de dos años. En el gabinete de Evo aseguran que una vez que la planta entre en funcionamiento, Bolivia obtendrá unos 7900 millones de dólares al año por la exportación de petróleo asociado al gas.

- Gasoducto del Norte. Si los anuncios se confirman en los hechos, en diciembre la Rosada licitará la construcción del gasoducto que llevará gas a los habitantes de las provincias del Norte. El costo sería de 1200 millones de dólares. Su ejecución quedaría en manos del sector privado. Las dos partes se comprometieron a encontrar la modalidad convenientes para que el Estado boliviano pueda participar en el negocio del transporte y distribución del gas. La idea sería que YPFB tenga un porcentaje de las acciones de la empresa mixta que explote el gasoducto una vez construido.

- Zonas de exploración. Si con la inclusión de YPFB en el gasoducto, La Paz ingresaría al mercado argentino, el Gobierno pretende que la empresa estatal Enarsa sea retribuida con la concesión de campos gasíferos de Bolivia que aún no estén explotados. Oportunidades no faltarán. Apenas el 11 por ciento de las zonas con riqueza energética se encuentran exploradas. En el Ministerio de Hidrocarburos dicen que la Argentina podrá desembarcar en las “áreas tradicionales” conocidas por la abundancia de gas bajo tierra, ubicadas en los departamentos de Tarija, Chuquisaca, Santa Cruz y Cochabamba. Hasta ahora, Enarsa sólo invirtió en exploración asociada a grandes petroleras como Petrobras y Repsol. En la mayoría de los casos, su único capital era la propiedad de determinadas áreas en el mar Argentino. ¿Por qué cambiar ahora e invertir sumas millonarias en la exploración de pozos en Bolivia? “La respuesta es fácil. Allá tenés rentabilidad asegurada. Donde hagas un pozo sale gas, la pregunta es cuánto sale. En cambio, en la Argentina la exploración no tiene garantizado el éxito”, argumentó a Página/12 un colaborador del ministro De Vido.

- Créditos para tractores. Aunque no figura en el convenio, los dos países acordaron que Buenos Aires aportará una línea de crédito de 70 millones de dólares para que Bolivia importe bienes de capital, sobre todo máquinas agrícolas. Además, la Argentina pagará una deuda de 13 millones de dólares que está pendiente desde la administración de Carlos Menem. El riojano firmó un contrato de compra de gas con Jaime Paz Zamora. Nunca se pagó. Según los colaboradores de Evo, la administración de Kirchner se comprometió a saldar esa deuda enviando tractores y máquinas agrícolas.

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