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El país|Viernes, 20 de octubre de 2006
Kirchner respaldó a Evo Morales en el acto que compartieron en un gimnasio colmado.

“Sabemos la batalla que está dando el pueblo”

Por M. P.
Desde Santa Cruz de la Sierra
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Néstor Kirchner y Evo Morales con las banderas de ambos países en el escenario del Coliseo.

Algo raro, poco habitual para los argentinos que viajan por Latinoamérica, pasaría en el mediodía del gimnasio del Coliseo Giberto Parejas. Eso estaba claro. Bastaba con ver a la procesión de mujeres y hombres que entraba en el estadio –una cancha de básquet– en forma desordenada por la tribuna de la izquierda. Apenas traspasaban a la línea de uniformados de color verde, recibían una banderita con los colores de Bolivia. “¿No tiene una de Argentina?”, pedían una y otra vez. Y el repartidor de banderas, seguramente un militante del MAS, no podía disimular una sonrisa algo sobradora. “Es la misma”. Y sí, del otro lado la banderita era celeste y blanca. El clima era propicio para que los latiguillos sobre la unidad latinoamericana tuvieran una expresión distinta, al menos para los visitantes. “Argentina/ Argentina/ Bolivia/ Bolivia”, cantaba la gente desde el piso y los tres palcos. Y si hacía falta algo para que el entorno estallara, para que la multitud diera su primera ovación, ese condimento lo aportó Néstor Kirchner. “Sabemos la batalla que está dando el pueblo boliviano contra los viejos intereses”, comenzó. El público festejó coreando su apellido. Y festejó todavía más cuando Kirchner prometió que el Estado argentino invertirá en Bolivia si “los pícaros que no quieren invertir siguen caminos de extorsión”.

Poco después, el ministro de Hidrocarburos boliviano, Carlos Villegas, evitaría dar precisiones ante la pregunta sobre si habían sufrido algún intento de extorsión de parte de las petroleras privadas. “Con los precios tan altos que hay, siguen teniendo beneficios al estar en Bolivia”, respondió a Página/12. Tras la nacionalización de los hidrocarburos dispuesta por Evo Morales en mayo, muchas compañías habían dejado trascender que paralizarían sus inversiones hasta nuevo aviso.

El tema, una verdadera prioridad para la administración de Evo, sobrevolaba por el palco que ocupaban los mandatarios. “Integración energética, mercado y seguridad”, decía el cartel que habían emplazado los organizadores como único decorado. Evo y Kirchner estaban en el centro, acompañados por varios ministros y los titulares de las empresas estatales de energía, Exequiel Espinosa por Enarsa y Juan Carlos Ortiz por la boliviana YPFB. Con Kirchner estaban la ministra de Economía, Felisa Miceli, el canciller Jorge Taiana y Julio De Vido, de Planificación.

“Los problemas sociales, los problemas económicos, y especialmente los problemas energéticos, nos obligan a los presidentes a unirnos. Algunos tenemos reservas pero necesitamos inversión. Estoy muy contento de escuchar que ellos están dispuestos a invertir para extraer gas de territorio boliviano”, señaló el presidente boliviano entre vítores y gritos de “Evo cumple”. Era otra referencia a la necesidad de inversiones que tiene su administración. La idea de obtener “caja rápida” (a través de retenciones a las petroleras privadas o emprendimientos conjuntos con empresas estatales) para volcarla en planes y obras públicas fue uno de los consejos que Evo recibió de la Argentina.

Aunque al gobierno de Kirchner no le gustó demasiado el modelo de nacionalización que implementó Bolivia (quizá porque despertó las consabidas comparaciones), ayer Evo no dudó en defender esa iniciativa. “Después de la nacionalización, los ingresos provenientes del petróleo ya pasan los mil millones de dólares. Y con el acuerdo que firmamos con el compañero presidente Kirchner, incorporando la industrialización, sólo de Argentina van a ingresar más de mil millones de dólares más”, dijo. Otra vez hubo gritos de “Evo cumple”.

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