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El país|Miércoles, 1 de noviembre de 2006
KIRCHNER REAPARECIO Y DEDICO SU DISCURSO A LA MATANZA

El arte de no hablar de Misiones

El Presidente encabezó un acto en la Rosada, pero eludió toda referencia a la derrota del frente oficialista en la elección constituyente de Misiones. Optó, en cambio, por destacar el superávit fiscal y el aumento de las reservas, que alcanzaron los 29 mil millones de dólares.

Por Martín Piqué
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El presidente Néstor Kirchner regresó ayer de su descanso en El Calafate.

“El Presidente no va a hablar.” “Le dejaron el discurso a De Vido.” “El acto lo va a cerrar Solá.” El clima que reinaba ayer a la tarde, poco antes de que Néstor Kirchner apareciera en el Salón Sur de la Rosada, era de mucha expectativa. La mayoría de los periodistas descontaba que el Presidente no hablaría en público para evitar cualquier referencia a la derrota del oficialismo en Misiones. Aunque las apuestas favorecían sin duda al silencio presidencial, todos querían estar presentes en el anuncio de obras públicas para La Matanza. Por si acaso. Y Kirchner sorprendió cuando subió al estrado y comenzó a hablar. Lo que no sorprendió nada fue que no pronunciara palabra alguna sobre el fracaso de Carlos Rovira. “Hoy es un día en el que estamos muy contentos porque hemos llegado y superado los 29 mil millones de reservas”, fue lo más importante que dijo.

Era su primera actividad en Buenos Aires tras la estrepitosa derrota del oficialismo en las elecciones para constituyentes en Misiones. Había pasado el fin de semana en El Calafate, su refugio preferido en Santa Cruz, y el descanso se había prolongado hasta el mediodía de ayer. Recién bajado del avión que lo trajo de regreso, se había dirigido en helicóptero a la Rosada. Allí lo esperaba el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, para escuchar los anuncios de obras para su municipio. Espinoza, delfín y protegido del titular de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini, había llegado acompañado por una numerosa barra de funcionarios, empleados y militantes justicialistas de La Matanza, no por casualidad llamada “La capital del peronismo”.

El entorno parecía propicio para que el Presidente hiciera sus primeras declaraciones sobre Misiones. Gritos y apoyo no le iban a faltar. Pero Kirchner comenzó su discurso hablando en voz no muy alta de la “profunda satisfacción” que le producía anunciar obras. Entonces lo interrumpieron. “¡Hable más fuerte, Presidente, que no se escucha!” El grito provenía de una voz anónima que se encontraba en una sala contigua. “Hablo todo lo fuerte que puedo. Después si hablo fuerte se enojan”, contestó el Presidente con una sonrisa. En la primera fila del Salón Sur, las caras más conocidas aplaudieron con entusiasmo. Allí estaban el titular del Frente para la Victoria en Diputados, Agustín Rossi; su par del Peronismo Federal, José María Díaz Bancalari; los diputados Carlos Kunkel y Edgardo Depetri; el subsecretario de Tierras y Hábitat Social, Luis D’Elía.

Sentados a un costado de Kirchner se los podía ver al gobernador Felipe Solá; los ministros Aníbal Fernández (Interior) y Julio De Vido (Planificación); el secretario de Obras Públicas, José López; y el titular de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini. El ex intendente de La Matanza fue el hombre más elogiado de la tarde: “El matancero más ilustre y conocido”, lo había presentado Solá. “Alberto”, lo había llamado Kirchner. Las referencias a la importancia política de La Matanza fueron una constante del acto. Con argumentos parecidos, lo mismo destacaron Solá primero y Kirchner después. “La Matanza siempre ha sido una tierra olvidada en materia de infraestructura. Aparte de ser el municipio más populoso, abarca al primer, segundo y tercer cordón del conurbano”, dijo Solá. “La Matanza es un lugar de lucha cotidiana. Sepan que este gobernador (sic) que vino del Sur aprendió mucho en La Matanza”, afirmó Kirchner.

Luego llegó el momento de los números, seguramente el más esperado para el intendente Espinoza. Las obras implicaban una inversión de 88 millones de pesos y consistían en la construcción de desagües pluviales en los barrios San Carlos, San Nicolás y Manzanares, en la canalización y limpieza de los arroyos Susana y Don Mario, y en tareas de reparación en los ramales de Alicante, Colonia y Cristanía. “Nosotros tenemos que gobernar y solucionar los problemas hasta donde podemos”, dijo Kirchner. Las obras para La Matanza se suman a la ampliación y mejoramiento de la ruta 3, una inversión bastante costosa financiada por la Nación que quedó en manos de la empresa constructora Petersen, Thiele y Cruz.

Cuando terminó el discurso de Kirchner, la multitud se abalanzó desde los asientos para saludarlo. Mezclados entre el gentío, varios dirigentes K aprovecharon el contacto con los periodistas para ensayar distintos análisis sobre la derrota en Misiones. “No es tan dramático. A Kirchner le conviene que Moyano y Rovira tengan menos poder. Y va a ganar igual”, argumentó ante Página/12 un legislador que conoce desde hace mucho al Presidente. “En Misiones el próximo gobernador va a ser kirchnerista. De eso no tenga dudas”, aventuró un funcionario que ayer era muy solicitado para las fotos. Sus argumentos contrastaron con el silencio que mantuvo el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en su viaje relámpago a La Rioja. Consultado por los periodistas locales, no quiso hablar de las elecciones en Misiones “por respeto a los riojanos”.

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