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El país|Sábado, 4 de noviembre de 2006
EL PRESIDENTE KIRCHNER BAJO LA ORDEN DE OLVIDARSE DE LAS RE-REELECCIONES

Tres mandatos ahora es demasiado

Aunque sin mencionar la derrota del domingo pasado en Misiones, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, reveló que Kirchner le dijo al gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, que las reelecciones “no deben servir para generar falsos dilemas y dividir los esfuerzos de todos los argentinos”. El jujeño se bajó de su intento de re-re.

Por Eduardo Tagliaferro
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El presidente Néstor Kirchner y el gobernador jujeño, Eduardo Fellner.

“El Presidente de la Nación le expresó a (el gobernador de Jujuy, Eduardo) Fellner su idea de que no deben ser las reelecciones de quienes gobiernan temas que sirvan para generar falsos dilemas y dividir los esfuerzos que todos los argentinos debemos mancomunar ante la oportunidad que tenemos de seguir creciendo.” Con esa definición, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, acusó recibo desde Montevideo (ver aparte) del impacto del fallido intento reeleccionista en Misiones y del cambio de la estrategia del oficialismo con miras al 2007. “El Presidente de la Nación me sugirió que desistiera de un tercer mandato como gobernador de Jujuy”, había dicho horas antes el propio Fellner, el primer damnificado por el nuevo designio. Frente a la Legislatura jujeña la oposición festejó con fuegos de artificio y petardos. No sólo le habían torcido el brazo a Fellner. También habían ratificado que Misiones era “un caso testigo”.

La renuncia a la reelección en Jujuy es el primer reflejo que mostró el oficialismo luego de la derrota misionera. Tanto Fellner como el jefe de Gabinete explicitaron la presencia de Kirchner detrás de la decisión. Hasta ahora, la única reacción del oficialismo se había limitado a las declaraciones de algunos mandatarios provinciales, como las del chubutense Mario Das Neves o las del santafesino Jorge Obeid, en las que se resaltaba que el revés de Misiones no afectaba a Kirchner.

La onda expansiva que ayer llegó a Jujuy también amenaza con sacudir al bonaerense Felipe Solá (ver página 4). En vísperas de un año electoral como es el 2007 el kirchnerismo no quiere enfrentarse a una movida que no sólo aglutina a una oposición hoy demasiado fragmentada, sino que además le da un argumento de peso. “Es evidente que las carencias propias de la oposición alimentan querellas innecesarias en torno a supuestos riesgos institucionales, pues es todo lo que pueden ofrecer en un tiempo signado por el crecimiento de las reservas y la actividad económica, y la disminución del endeudamiento, el desempleo y la pobreza”, embistió el jefe de Gabinete.

Al comentar su conversación con Kirchner, el gobernador jujeño destacó que habían “coincidido en la necesidad de priorizar por sobre todas las cosas la gobernabilidad y la estabilidad institucional y política de todo el país”. De acuerdo con la Constitución jujeña y al calendario del 2007, las elecciones para una Convención Constituyente se tendrían que haber realizado a más tardar en marzo del año que viene. Una fecha cercana a los comicios presidenciales. Más que los siete meses de distancia, al kirchnerismo le preocupaba el clima nacional que la oposición hubiera podido instalar en plena campaña presidencial.

Al explicar la decisión, Fellner subrayó que se privilegió la gobernabilidad. En un confuso comunicado explicó que renunciaba a un tercer mandato para evitar que los dirigentes nacionales se sumaran a la oposición local, tal como sucedió recientemente en Misiones donde el frente contra Rovira sumó incluso a sectores cercanos a La Rosada. Tal el caso de algunos grupos del PJ misionero, como el liderado por el senador Luis Viana, o el caso del mismo titular de la CGT provincial, identificado con el camionero Hugo Moyano.

La presencia de Kirchner detrás de la decisión de Fellner es contundente. El oficialismo no aparece dispuesto a pagar más costos. Fernández no se privó de calificar al gobernador jujeño “como un hombre central en el entramado del proyecto político que lidera Kirchner”. De hecho, el jujeño era la carta que el Presidente había reservado para presidir el PJ antes que la “discusión de peluquería” del Congreso de Parque Norte hiciera naufragar la institucionalización del justicialismo.

“Hubiésemos preferido que la decisión de Fellner fuera por voluntad propia”, replicó el senador radical Gerardo Morales al opinar sobre la decisión del gobernador jujeño. Morales destacó que la decisión decantó “por el peso de las circunstancias”. En la Legislatura provincial, a metros de la Casa de Gobierno donde Fellner anunció su renuncia a la reforma constitucional, los radicales festejaron con bombas de estruendo.

“A Fellner y Kirchner los obliga más el miedo al rechazo de la gente que el sentido republicano”, destacó Morales. El senador había señalado anteayer a este diario que “lo de Jujuy no es distinto de lo de Misiones ya que el objetivo es el mismo: acumular poder”.

Fellner no estaba tan lejos de obtener el respaldo de la Legislatura para convocar a una elección constituyente. Sólo le faltaba un voto. El radicalismo había anunciado que haría pagar cara esa migración. Las paredes de la capital jujeña todavía conservan los graffitis en el que los radicales aseguran que “si hay reforma hay soborno”. A diferencia de Misiones, junto con la reelección, el oficialismo jujeño también pretendía impulsar una reforma electoral similar a la que existe en La Rioja. En los planes previos se buscaba reducir la cantidad de diputados de 48 a 32. De ese total, la mitad hubieran representado a los departamentos provinciales. Uno por cada uno de los 16 distritos. Algo que le hubiera otorgado al justicialismo una supremacía contundente ya que en la última elección se impuso en 15 de esos departamentos. En cuanto a las reelecciones, el oficialismo jujeño había señalado que “no era partidario de la reelección indefinida”. Destacaba que solamente pedía la oportunidad de una nueva reelección. Claro que si hubiera modificado el sistema electoral, su supremacía le hubiera permitido sortear nuevos obstáculos. Aunque no tenía una redacción cerrada, sobre el proyecto se venía trabajando desde hacía un año. En ese proceso el radicalismo sufrió la baja de tres aliados a los que les cayó con un fuerte repudio social, que organizaron con escraches públicos y pintadas. De esta manera le pusieron nombre y apellido al estigma Borocotó. Fellner no se privó ayer de cargar sobre la UCR provincial porque “ha negado y niega a los jujeños la posibilidad de expresarse libremente a través de su voto”. Por las dudas y tras la palabra de Kirchner, Fellner no quiso insistir. Se limitó a destacar que comparte el proyecto nacional de Kirchner y que “desde la gobernación o desde cualquier otro lugar” seguirá acompañándolo. El oficialismo empezó ayer a intentar conjurar con hechos la derrota de Misiones.

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