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El país|Domingo, 5 de noviembre de 2006
JUAN CARLOSDE ESPAÑA SERA “FACILITADOR” EN EL CONFLICTO CON URUGUAY

Rey que ayuda a que se hablen

Se lo pidió Kirchner en un aparte en la Cumbre de Montevideo y Tabaré aceptó enseguida. La gestión del rey, se aclaró, no detiene los pasos en La Haya ni es una mediación, ya que “no contiene propuestas” y sólo busca que las partes se sienten y hablen.

Por Fernando Cibeira
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Juan Carlos estuvo con Kirchner y con Tabaré, que se evitaron minuciosamente en la Cumbre.
Desde Montevideo

Al viejo papel de Celestina, en los tonos de la diplomacia de hoy, se lo denomina “facilitador”. Así quedó calificado el rol que cumplirá el rey Juan Carlos de España en el conflicto entre Argentina y Uruguay por las papeleras. La propuesta surgió del presidente Néstor Kirchner en un encuentro que mantuvo ayer con el rey. Horas después, Tabaré Vázquez anunció a través de un comunicado su conformidad con la idea. Ahora quedará establecer un calendario de trabajo para que las partes puedan exponer sus razones, también podrían convocar a los cancilleres y, por último, a los presidentes. La movida, aclaraban en Cancillería, nada tiene que ver con el expediente que tramita en La Haya, que seguirá su curso.

La revelación de la iniciativa corrió por cuenta de la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez. Cuando ella habló, el presidente Kirchner y su comitiva ya se habían ido de Montevideo. Sólo permanecía el canciller Jorge Taiana, quien por la tarde ocupó el lugar del Presidente en la mesa de sesiones de la Cumbre.

“Ha sido una propuesta de Kirchner dirigida directamente al rey de España. Se le ha pedido que actúe como facilitador para que haya un entendimiento entre Argentina y Uruguay que permita poner fin al contencioso que existe entre ambos países sobre la instalación de la planta de celulosa”, indicó “Trini”, en conferencia de prensa.

A contrapelo del absoluto silencio de la delegación argentina hasta ese momento, la funcionaria española fue expansiva y detallista. Explicó la diferencia que existía entre una mediación y el rol que ejercería el rey. “Mediador significa que tomamos parte en el conflicto y tenemos propuestas. Nosotros no debemos ni queremos tomar parte en el conflicto entre ambos países, sino facilitar el entendimiento y encuentros”, sostuvo.

Una de las preguntas que le hicieron a Jiménez –quien dio una conferencia de prensa junto al vocero de Rodríguez Zapatero, Fernando Moraleda– fue por qué España había decidido intervenir en un conflicto que ya tenía una historia detrás y en el que hasta el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva había evitado entrometerse. “España no ha tomado la iniciativa, ha sido requerida para facilitar el diálogo”, subrayó.

Sainete

Resultó difícil conseguir una confirmación de parte de la delegación argentina. Un poco por las exageradas medidas de seguridad que acompañaron esta Cumbre, y en buena medida por la poca voluntad de los funcionarios argentinos de referirse a la cuestión. Horas después, y luego de un intento de negar la autoría de la propuesta presidencial –se decía que en realidad había sido una idea del rey–, desde la Cancillería hubo una respuesta oficial.

“Kirchner se lo pidió al rey, y el rey expresó su predisposición”, ratificó Taiana, en el lobby del hotel Radisson donde se desarrolló la Cumbre. No obstante, el canciller insistió que eso no modificaba la postura argentina en cuanto a que las papeleras son un problema bilateral. Que la intención del Presidente había sido acudir a una figura de reconocido prestigio para ayudar a destrabar una situación que aparece cada vez más comprometida.

Pese a esa declaración de principios sobre la bilateralidad del conflicto, el pedido marca un cambio de posición de Kirchner en su historial. Hasta ayer, había sido renuente a abrir a terceros su opinión sobre el entuerto, como lo demuestra su repetida negativa a abrirle el juego al Mercosur, tal como insistía Uruguay en reclamar.

En Cancillería subrayaban la informalidad de la gestión que encarará Su Majestad, que no contemplará plazos ni presentaciones de escritos ni requerimientos legales por el estilo. Una gestión de buenos oficios de muy complicada concreción, si se toma en cuenta la rigidez de las posturas a las que llegó cada parte.

Drama

Las negociaciones con España venían de días atrás. En las últimas semanas habían viajado al país la propia Jiménez y el canciller Miguel Angel Moratinos, quienes activaron las gestiones. Por eso, el viernes, en la apertura de la Cumbre, el jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, pudo afirmar con énfasis que el tema de las papeleras iba a ser tratado durante el evento y que la posición de su país sería la de favorecer el diálogo.

Desde entonces, el conflicto por las papeleras se convirtió en el tema político más importante de una Cumbre que, fuera de las rispideces en torno de la condena al muro norteamericano en la frontera con México o la confusión española sobre el pedido de visados a argentinos, transcurrió con una somnolienta normalidad. “Kirchner llegó tarde y España intenta mediar”, fue el título principal de ayer de El País, de Montevideo.

En medio quedó el anuncio del canciller de Uruguay, Reinaldo Gargano, sobre las supuestas conversaciones de último momento para armar un encuentro entre Kirchner y Tabaré. En realidad, leídas hoy a las luz de los nuevos hechos, se entiende que Gargano dio una punta sobre las negociaciones que se llevaban adelante para la intervención española que, a la larga, derivarían en un diálogo entre ambos países. Era eso y no una reunión bilateral entre los presidentes.

No hubo encuentro pero sí se cruzaron flores. Al inaugurar la sesión plenaria de los jefes de Estado, Vázquez saludó especialmente a quienes habían llegado a la Cumbre en las últimas horas y mencionó en primer término “al Presidente de la República hermana de la Argentina”. Cuando le tocó hablar, Kirchner agradeció la recepción que habían tenido por parte del “querido amigo” presidente de Uruguay y su pueblo.

En rigor, fue poco lo que pudo ver Kirchner de Montevideo y su gente. El viernes a la noche, del aeropuerto fue derecho a la cena que se ofrecía al secretario general de la ONU, Kofi Annan, y de ahí a dormir al hotel Radisson, cruzando la plaza Independencia, breve trayecto que realizó en auto. Ayer pasó la mañana en la sesión de la Cumbre y las reuniones bilaterales en el mismo hotel, desde donde antes del almuerzo salió para el aeropuerto. Se perdió de disfrutar Montevideo, que estaba linda, aunque muy vallada.

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