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El país|Jueves, 9 de noviembre de 2006
EL JEFE DE GABINETE BRINDO SU INFORME EN LA CAMARA ALTA

Un paso sin sobresaltos por el Senado

Por Eduardo Tagliaferro
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El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, brindó su informe.

La sesión languidecía cuando con la descarnada sinceridad que lo caracteriza el titular de la bancada oficialista Miguel Angel Pichetto definió la distendida reunión en la que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, cumplió con el informe constitucional que debe brindar al Congreso. “Yo voy a intentar ser políticamente correcto para no desentonar en esta constructiva reunión”, comenzó Pichetto cuando le tocó cerrar las tres horas y medias que duró el informe de Fernández. Luego de repasar los índices macroeconómicos y de reivindicar la totalidad de las decisiones del gobierno de Néstor Kirchner, el ministro negó las imputaciones de la oposición por la falta de calidad institucional, la desigual distribución de la riqueza, los pronósticos que vaticinan una crisis energética y la fuerte presencia del gobierno nacional en las elecciones en las que fue derrotado el proyecto reeleccionista de Carlos Rovira en Misiones.

Tan “políticamente correcta” fue la sesión que el jefe de Gabinete incluso se explayó sobre el escándalo que rodeó al segundo entierro de los restos de Juan Domingo Perón en la quinta de San Vicente. Abonando la idea de un complot contra el presidente Néstor Kirchner, Fernández señaló que la batalla campal ocurrida el Día de la Lealtad “fue un hecho oprobioso. Políticamente todos sabemos qué fue lo qué pasó y quién era el destinatario de esas acciones. Como no me gusta ser hipócrita no me hagan hablar de lo obvio”.

En su repaso de los índices macroeconómicos, Fernández reivindicó que la Argentina crece de manea ininterrumpida desde hace 47 meses. Sostuvo que en 2006 se crecerá un 8 por ciento. Para refutar a quienes criticaron la injusta distribución de la riqueza, el jefe de Gabinete dijo que “en el 2003 los asalariados participaban 34 por ciento del ingreso. En el 2005 lo hacen en el 39 por ciento”.

En varias ocasiones los legisladores criticaron la modalidad reglamentaria con la que se realizan estas audiencias. El informe mensual de manera alternada a cada una de las cámaras legislativas fue incorporado en la Constitución reformada en 1994. Las visitas del jefe de Gabinete fueron reglamentadas como un traje a medida para el menemista Eduardo Bauzá. Ayer nadie insistió con las críticas a un mecanismo que ya mostró su ineficacia. Fernández dio su informe, los senadores formularon las preguntas que quedaron fuera de las realizadas por escrito, y luego de tomar nota, el ministro se explayó en algunas respuestas. Los jefes de las bancadas oficialista y opositora tuvieron a su cargo el cierre del debate y todos contentos por una sesión en la que no hubo puntos disonantes.

“Estamos en un momento espléndido”, concluyó Fernández luego de su exposición. De manera indirecta mencionó el fin de los proyectos reeleccionistas en Jujuy y Buenos Aires. “Tenemos un buen presente y un buen futuro. Espero que no caigamos en falsos dilemas que conducen a falsos debates. Confío que todos los entendamos”, dijo en su primera intervención. Luego de las preguntas del radical Gerardo Morales que quiso saber cuánto le había costado al Estado la intervención en Misiones, Fernández respondió que “en un sistema republicano consultar a la ciudadanía o a los jueces es lo que se debe hacer”. El ministro desestimó que el Gobierno hubiera aportado recursos de manera extraordinaria en la elección en la que fue derrotado Rovira.

La crítica principal de la bancada radical estuvo puesta en cuestiones institucionales, Fernández las rechazó de plano. “No hubo mayor agravio institucional que las leyes de impunidad”, dijo. Y subrayó que el Gobierno “nunca estableció una moneda por decreto, nunca declaró el estado de sitio, nunca levantó el programa de Mir-tha Legrand, ni el programa de Eliaschev”. Las preocupaciones sobre la desaparición del testigo Jorge Julio López demostraron la falta de información que rodea al hecho. El radical Luis Naidenoff y el socialista Rubén Giustiniani preguntaron por la suerte del testigo en el juicio contra Miguel Etchecolatz. “Obviamente que los genocidas están agazapados. Reconciliarse y olvidar es negociar con quienes son capaces de hacer estas cosas”, concluyó Fernández.

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