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El país|Sábado, 25 de noviembre de 2006

La asamblea de Colón se volvió a unir y hará cortes sorpresivos

Los vecinos decidieron retomar los bloqueos intermitentes en la cabecera del puente Paysandú en apoyo a Gualeguaychú. En diciembre habrá una marcha a Plaza de Mayo contra las pasteras.

Por Laura Vales
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Después de seis meses de enfrentamientos internos, los vecinos de Colón lograron acordar medidas.

Los vecinos de Colón realizarán cortes sorpresivos en apoyo a la protesta de Gualeguaychú contra las papeleras. La decisión fue tomada en una asamblea que volvió a unir, después de seis meses de enfrentamientos internos, a los cinco grupos en que se había dividido la ciudad, quienes decidieron llamar para mañana a una nueva asamblea al aire libre y retomar medidas como los bloqueos sin previo aviso de la ruta internacional 135, es decir en la cabecera del puente a Paysandú. Colón se sumará de esta manera, con acciones de corta duración, al bloqueo que mantiene desde hace cinco días Gualeguaychú. La asamblea de esa ciudad anunció, al mismo tiempo, que hará una marcha a la Plaza de Mayo con el título “la Plaza de la Vergüenza Nacional”.

“Nuestras diferencias eran de tipo metodológico, no teníamos posiciones irreconciliables porque somos todos vecinos, todos nos conocemos y tenemos el mismo objetivo”, dijo desde Colón Carlos Serratti. “La idea, ahora, es tratar de sumar a más gente, no sólo entre los que vivimos acá sino también de localidades vecinas.” La asamblea se realizará en el Parque Quirós a las cinco y media de la tarde.

El verano pasado, en Colón los vecinos frenaron los camiones que llevaban materiales de construcción destinados a Botnia, impidiéndoles cruzar la frontera. Cortaron también el puente General Artigas en respaldo a Gualeguaychú, pero en ese proceso la asamblea resolvió mal una diferencia interna: hubo una votación en la que la mayoría optó por levantar el corte del puente, a pesar de lo cual los que quedaron en minoría mantuvieron el bloqueo. Con muy pocas personas en la ruta, el dueño de una estación de servicio de las cercanías se apareció en el lugar con una patota y los sacó por la fuerza.

Aquel episodio fue un golpe para una ciudad donde la movilización nunca fue tan masiva como en Gualeguaychú, ni siente la presión de una papelera construyéndose frente a sus costas. Con el correr de los meses, los vecinos más comprometidos en el rechazo a las papeleras encontraron una manera de retomar los bloqueos e inventaron la modalidad “intermitente”: van viendo, según cuántos son, cuándo interrumpir el tránsito y cuándo liberarlo. A partir de mañana volverán a usar esta fórmula mientras tratan de engrosar sus fuerzas.

También acordaron peticionar a las autoridades medidas como la sanción de una ley que prohíba la exportación de madera argentina para la fabricación de pasta de celulosa. “La situación es muy compleja”, opinó Serratti, “vemos que hay intransigencia no sólo por parte del Uruguay, que ya está desarmado en cuanto al poder de decisión que puede manejar. Las empresas son las que tienen la potestad de la decisión. Tenemos que buscar las herramientas de acuerdo con cada circunstancia para presionar”.

Por otra parte, en Gualeguaychú decidieron hacer una marcha a la Plaza de Mayo. La convocatoria muestra el estado de ánimo de los vecinos: la actividad tendrá por título “la Plaza de la Vergüenza Nacional”. Todavía no tiene fecha, pero hay acuerdo en realizarla antes del 15 de diciembre, señaló Gustavo Rivollier, coordinador de la asamblea.

La idea es instalarse en la Plaza de Mayo con reposeras y sombrillas, para representar las playas del río Uruguay, centro de la actividad turística de la zona, hoy amenazada por las papeleras.

Tras un intenso debate, los vecinos resolvieron que no van a pedir una audiencia con el presidente Néstor Kirchner. “Es peligroso pensar en una reunión con el Gobierno”, dijo Alejandra Crimela, una de las vecinas, durante la asamblea que se realizó en Arroyo Verde y en la que se discutió tal posibilidad; “perdimos fuerza cada vez que nos acercamos al gobierno. Nos han mentido siempre”. Otros, como Ana Angelini, se mostraron partidarios de la audiencia: “Hablar con el Presidente no significa tirar la toalla, sino exigir (que el Estado implemente) los puntos que venimos pidiendo desde mayo, para frenar el cruce de los buques y camiones” con materiales para Botnia, sostuvo. Angelini, que es abogada, integró el equipo de la asamblea que trabajó con la Cancillería en la redacción del memorial que se presentará en la Corte de La Haya. Otra de las posturas fue expresada por el asambleísta Jorge Fritzler, quien propuso esperar que “el Gobierno nos pida una reunión a nosotros”. Lo que se aprobó finalmente fue enviar una nueva carta a la Casa Rosada insistiendo en que el Poder Ejecutivo debe tomar “medidas políticas” para que el gobierno de Tabaré Vázquez se vea obligado a revisar la localización de la pastera.

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