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El país|Martes, 16 de julio de 2002
LAS DEMORAS DEL GOBERNADOR CORDOBES INQUIETAN AL DUHALDISMO

De la Sota no da la última palabra

Mientras en la Casa Rosada se inquietan ante la posibilidad de que José Manuel de la Sota siga el camino de Carlos Reutemann, el gobernador cordobés mantiene las consultas internas para decidir si se lanza como precandidato del justicialismo.

Por Diego Schurman
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José Manuel de la Sota, gobernador cordobés y posible adversario de Carlos Menem en la interna del PJ.
Tras la deserción de Carlos Reutemann, De la Sota no quiere aparecer como el candidato de reemplazo.
A seguro se lo llevaron preso. Tan vieja como actual, la frase comenzó a acuñarse anoche cerca de Eduardo Duhalde. En la Casa Rosada ahora temen que José Manuel de la Sota desista de participar en la interna justicialista. Y por eso comenzaron a marcar los tiempos del gobernador cordobés con el propósito de no perder a quien consideran hoy por hoy el mejor candidato para desafiar a Carlos Menem.
En Gobierno tiritan frente a la posibilidad de que De la Sota siga los pasos de Carlos Reutemann y no se anime a la pelea. “Nadie sabe exactamente si se postula. Pero si lo hace debe hacerlo esta semana. Hay que instalarlo y posicionarlos frente a Menem, que repuntó. Y esto no es una tarea sencilla”, admitió a Página/12 un funcionario de Duhalde con rango de secretario de Estado.
Pero si hay algo que le molesta al cordobés es justamente que le marquen los tiempos. “Nosotros no vamos a hacer la gran Menem. No nos vamos a tirar a la pileta sí o sí. José se va a lanzar si ve que crea expectativas en la comunidad. Y eso es exactamente lo que estamos midiendo ahora. No tenemos ningún apuro”, señaló a este diario un ministro de De la Sota que pidió mantener su nombre en reserva.
Es más, el funcionario negó categóricamente que De la Sota haya prometido su participación en la interna si Reutemann no era de la partida. “Lo que dijo es que si el Lole no es candidato él va a reconsiderar seriamente la posibilidad de ser, no que va a ser”, tradujo a su jefe.
La diferencia sutil no es, de todos modos, el gran debate interno del delasotismo. Hay otro, que no es menor: el gobernador no quiere aparecer como el candidato “muleto” de Duhalde. Y es en este punto en el cual algunos justifican la demora.
Será difícil sacarle ese sayo. Sobre todo por las frases que emiten desde la propia Casa Rosada. “Yo entiendo que alguien no quiera ponerse la ropa del tío al otro día que se murió. Pero pasado un tiempo razonable, si le queda y quiere, se la puede poner”, razonó en voz alta un funcionario de primera línea. De más está decir que en el ejemplo el “tío” es Reutemann, la “ropa” es la precandidatura y el “tiempo razonable” es una semana.
En público, el Gobierno se muestra cauto, aunque no imparcial. “Yo no soy un ángel asexuado. Y voy a jugar en la interna. Pero tengo una responsabilidad institucional, lo que no significa que llegado el momento socializaré mi posición. Ahora el Gobierno, como Gobierno, no se exhibe para acompañar a ningún candidato”, señaló Aníbal Fernández, secretario general de la Presidencia.
Aun así, el intríngulis parece más complejo que el padrinazgo de una fórmula. De la Sota no logra aglutinar detrás de su figura al conjunto de los mandatarios justicialistas. Es más, ayer mismo, el jujeño Eduardo Fellner le comunicó telefónicamente que no esperara de su parte ningún guiño. “No he dado ninguna adhesión personal ni especial a precandidato a alguno”, señaló a la hora de las formalidades.
La misma actitud adoptarán los gobernadores del denominado Frente Federal. Se trata de Julio Miranda (Tucumán), Gildo Insfrán (Formosa), Carlos Rovira (Misiones) y Juan Carlos Romero (Salta), este último también con pretensiones presidenciales. En este grupo participa el misionero Ramón Puerta, a quien el Gobierno también busca convertir en precandidato. Lo que no está muy claro es la actitud de Reutemann. En el entorno de Duhalde sospechan que el Lole podría ser más funcional a los intereses de Menem que a los del Gobierno, sobre todo después de vaticinar que, tras su deserción, de la Casa Rosada le lloverían “exocet”.
En ese contexto, el soñado polo de poder Córdoba-Santa Fe-Buenos Aires, ideado por Duhalde cuando la candidatura del Lole aún no era una quimera, podría perder una pata importante. En cambio, el bonaerense Felipe Solá no tiene demasiadas opciones. Su aspiración de revalidar el título degobernador en el distrito de Duhalde lo obliga a no alentar las fricciones con el Presidente y en este caso esto implica, más allá de que pueda coincidir con sus convicciones, jugar contra Menem.
“Además del riojano Maza, ¿qué otro gobernador apoya a Menem?”, preguntó un colaborador de De la Sota a la hora de relativizar la trascendencia de la postura pública de los gobernadores.
No obstante ese razonamiento, no por nada en las filas del cordobés miraron con entusiasmo hacia Rubén Marín a la hora de imaginar un compañero de fórmula. El gobernador pampeano también es una figurita codiciada por el menemismo.
En la Casa Rosada también les place esa opción. Aseguran que no necesariamente hace falta un bonaerense para garantizar los votos del distrito, ya que de eso se encargaría Duhalde en persona. Aun así, De la Sota podría actualizar su propuesta a Julio Alak para secundarlo. El intendente de La Plata ya figuraba como compañero de fórmula antes de la caída de Fernando de la Rúa.
Justamente ayer De la Sota estuvo estudiando el terreno bonaerense a través de diversos contactos telefónicos con intendentes del distrito. El propio Duhalde se interesó en el tema. Su temor es inmenso como el Atlántico. Le reconoce mayor vocación de poder a De la Sota que la que presentaba Reutemann. Y lo imagina rompiendo la polarización Menem-Carrió con un perfil moderado. Pero a esta altura sabe que a seguro se lo llevaron preso.

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