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El país|Jueves, 7 de diciembre de 2006
BOTNIA RECOMENDO A SU PERSONAL NO VIAJAR A LA ARGENTINA POR “RAZONES DE SEGURIDAD”

Una zona de riesgo para trabajadores finlandeses

Una semana después de la decisión del gobierno uruguayo de custodiar la planta con el ejército, Botnia recomendó a sus empleados no viajar a la Argentina. En la empresa aseguraron que “no hubo intención de echar leña al fuego”, pero que no sabían cómo los tratarían. Hoy, el enviado del rey de España culmina su gira reuniéndose con Taiana.

Por Laura Vales
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La empresa Botnia envió a sus técnicos y profesionales y sus familias su sugerencia de no viajar, a través de un mail.

La empresa Botnia recomendó a su personal que “por razones de seguridad” no viaje a la Argentina. La sugerencia fue enviada a los profesionales y técnicos finlandeses y a sus familias, en un comunicado que distribuyó internamente el departamento de recursos humanos de la compañía. Botnia advirtió sobre los riesgos que correrían quienes construyen la pastera en el caso de cruzar a nuestro país como si la protesta de los vecinos de Gualeguaychú –instalados en la ruta con parrillas y reposeras– hubiera transformado a la frontera en una zona violenta.

La comunicación de la empresa fue distribuida vía mail a los empleados una semana después de que el presidente uruguayo Tabaré Vázquez decidiera enviar a efectivos del ejército a “proteger” la planta.

–¿Cómo debería interpretarse este gesto, realizado cuando una mediación de España trata de descomprimir el conflicto? –le preguntó Página/12 uno de los voceros de la empresa.

–Nadie quiere echar leña al fuego; lo que sucede es que como los finlandeses desconocen el idioma, y como no se sabe de qué forma los van a tratar en la Argentina, les aconsejaron que se queden en Uruguay –contestó el consultado.

El temor no parece tener mucho anclaje: en dos años de conflicto no ha habido ningún episodio de violencia. Lo que surgió en los últimos días es una mayor tensión en lo discursivo; como sucede en todo conflicto que se alarga en el tiempo sin llegar a una solución, los vecinos de Gualeguaychú dicen que la ciudad es “una olla a presión”. Hablan sobre “un estallido social si la planta de celulosa entra en funcionamiento”; en el calor del corte de ruta se llegó a decir cualquier cosa, como que “la chimenea de Botnia va a terminar igual que las Torres Gemelas”.

Son frases que se dicen rápido y que circulan con liviandad: hace diez días, The Washington Post publicó un artículo que aseguraba que había una anciana-bomba dispuesta a inmolarse en un atentado contra Botnia; luego se supo que la periodista que escribió la nota no había estado en Gualeguaychú, ni había hablado con los vecinos, ni mucho menos con la supuesta suicida. Sólo reproducía lo que le había contado durante una entrevista, para ilustrarla sobre el clima social, el abogado cordobés Daniel Taillant, marido de la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, y quien se ocupó de las presentaciones ante el Banco Mundial que, sin éxito, intentaron frenar los créditos para la construcción de la pastera.

Más cortes

El decreto para que el ejército uruguayo colabore con la vigilancia de Botnia fue firmado por Tabaré Vázquez este lunes, el mismo día en que el enviado del rey para mediar en el conflicto, Juan Antonio Yáñez Barnuevo, llegaba a Montevideo para iniciar su gestión. Los militares estarán a cargo de la custodia perimetral de la planta, con la instrucción no hacer ostentación de fuerza.

De hecho, quien en estos días recorra la ciudad de Fray Bentos no encontrará un clima de tensión: la respuesta de los pobladores ante las protestas de Gualeguaychú es más de indiferencia que de alarma. Botnia está dando trabajo y buenos sueldos, en la calle se ve mucho auto nuevo y hay una marea de técnicos extranjeros con dinero para gastar. Si algún problema ha traído hasta ahora la pastera a la ciudad es que ha quedado desabastecida de cerveza. Tras décadas de sufrir altos índices de desocupación y pobreza, Fray Bentos está hundida en el sueño de la opulencia.

Del otro lado del río, en la ciudad de Concordia, se anunció que podría ser cortado el tercero de los puentes que comunican a la Argentina con Uruguay. Un grupo de esa ciudad se sumaría así a los bloqueos de Gualeguaychú y de Colón, el primero instalado de manera permanente y el segundo con interrupciones de seis horas por día.

Concordia sólo había realizado cortes esporádicos el verano pasado. La decisión actual, de todas maneras, es seguida desde Gualeguaychú con desconfianza, ya que uno de sus impulsores es José “Chelo” Lima, un personaje que en abril del 2000 se disfrazó de guerrillero y, encapuchado, hizo una simulación de ejercicio militar rebelde en un lugar que se suponían los montes entrerrianos y resultó ser un parque de la ciudad. La escena fue transmitida en directo por un canal de cable. Lima fue llevado a juicio y resultó absuelto, ya que en su acción no hubo delito, pero el recuerdo de aquella payasada sigue fresco.

Ayer, los voceros de Botnia insistieron ayer en que la empresa “está abierta a todo tipo de diálogo, como lo ha estado siempre”. La declaración podría ser leída como un gesto de apoyo a la mediación de Yáñez Barnuevo. No habría que olvidar, sin embargo, que cuando los presidentes Kirchner y Vázquez avanzaban en un entendimiento, Botnia pateó el tablero al negarse a frenar por noventa días la construcción de su planta, para que se realizara un estudio de impacto ambiental. Más tarde, mientras la Argentina trataba de reabrir la negociación, en una visita de periodistas argentinos a Finlandia organizada por la propia empresa, el titular de la consultora que diseñó la planta de Fray Bentos deslizó que podría construirse una pastera “igual o más grande” en la provincia de Corrientes. Esta nueva movida, con la recomendación a su personal de no viajar a la Argentina, llega cuando los dos países empezaban a hablar de la posibilidad de encontrar una salida diplomática al conflicto.

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