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El país|Domingo, 17 de diciembre de 2006
FILMUS ARRANCA A PURA FOTO, TELERMAN POR IZQUIERDA, SCIOLI SONRIE

Aprestos de campaña

El ministro de Educación ya trabaja para instalarse entre los porteños. Ibarra, Heller y La Porta asoman en el proyecto oficial mientras Telerman fortalece su espacio. Los nombres para acompañar a Scioli en la provincia. Passarella se suma a la hinchada K y Máximo Kirchner hace fintas con el Presidente.

Por Diego Schurman
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Daniel Filmus acompañó la frase con una carcajada estentórea: “Pensá que Estudiantes al menos le hizo un favor a la ciudad de Buenos Aires”. El ministro de Educación intentaba llevar alivio a Carlos Tomada, un incorregible fanático de Boca. Es cierto que no fue el único que especuló con el impacto político negativo que podría tener en Mauricio Macri la derrota xeneixe, pero sin dudas se mostró como el más interesado. Algo razonable para quien, según reconocieron fuentes oficiales a Página/12, iniciará gradualmente la campaña proselitista para alcanzar la Jefatura de Gobierno porteño.

Las palabras de consuelo de Filmus al ministro de Trabajo se escucharon el miércoles a la noche. El paraninfo fue el Museo del Jamón, en la esquina de Cerrito y Rivadavia, y la convocatoria corrió por cuenta del Grupo Calafate. Se trata del nucleamiento embrionario del kirchnerismo a nivel nacional. No estaba allí Cristina Kirchner, la figura estelar del grupo. Pero sí el resto de la plana mayor: el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el ministro de Justicia, Alberto Iribarne, además del ya citado Tomada. La mesa la completaron María del Carmen Feijó, Miguel Talento, Julio Vitobello, Ignacio Chojo Ortiz y Oscar Valdovinos. Todos entendieron que un buen vino era la mejor manera de afrontar los estragos de un menú que incluyó jamón crudo, tortilla y pescado. Fueron cuatro horas –de 10 de la noche a 2 de la mañana– donde el más deseoso de abordar temas políticos, con tal de no hablar de fútbol, fue Tomada.

Una mirada somera alcanzó para percibir la hegemonía porteña y albertista en la comilona. A Filmus le cedieron el lugar de Norberto Ivancich, según textuales de los presentes. Se trata del fallecido sociólogo, docente e investigador que participó del encuentro fundacional del Grupo Calafate, allá por octubre del ’98. No es un dato menor y revela el nivel de compromiso con la candidatura del ministro de Educación.

–Vamos a trabajar fuertemente para ayudarlo. Transmitirle nuestro apoyo fue uno de los objetivos del encuentro. Hay que instalarlo –confió a este diario uno de los presentes, cuyo apellido tiene la letra “I”.

Ante esa audiencia vip, Filmus dijo estar “seducido” con la idea de gobernar la comarca y consideró un “honor” que Néstor Kirchner lo haya elegido como candidato. Aprovechó y reveló nombres de algunos políticos y empresarios que lo llamaron para manifestarle su respaldo. El más enérgico, de todos modos, fue el Presidente. “Vos salí a caminar. Caminá, caminá y caminá”, le dijo en la Casa Rosada el día de la bendición.

Página/12 anticipó que Filmus sería el candidato oficial el sábado 2 de diciembre. Desde entonces, Kirchner no ahorra gestos como facilitarle el Tango 03 para que viaje a Córdoba, donde se realizó un homenaje a los desaparecidos de la última dictadura, y a Tucumán, para cerrar el ciclo lectivo. Una manera de garantizar su foto y su nombre en los medios.

Esta semana su exposición fue en crecimiento. El martes participó de un acto en el Palacio San Miguel, donde Alberto Fernández lo equiparó con Sarmiento. Y el jueves levantó la copa celebrando la aprobación parlamentaria de su máxima criatura: la Ley Nacional de Educación.

Falta aún que se concrete la elección del rector de la UBA, un tema que solivianta al Gobierno en general y a Filmus en particular. Mañana será el sexto y último intento. Pero recién cuando se desvanezcan las burbujas de fin de año, el delfín de Kirchner le pondrá formalidad a la campaña sin emanciparse de su trabajo en el ministerio. “Acto, foto y trabajo, acto, foto y trabajo”, repite como una letanía uno de los motores de su candidatura.

Franeleando

Aníbal Ibarra dijo que la aventura de Filmus en la ciudad es una “buena noticia”. Por eso, aunque acaba de fundar una estructura autónoma al kirchnerismo junto a Miguel Bonasso, es probable que termine siendo parte del armado K. Otro de los integrantes de ese espacio, el cooperativista Carlos Heller, tiene una relación fluctuante con la Rosada.

Cerca del Presidente barruntaban sobre su faltazo a un seminario del kirchnerismo no peronista. “Lo hizo para subirse el precio”, especularon. Heller había comprometido su presencia ante Graciela Ocaña, organizadora del encuentro a través del denominado Grupo Bauen. Sin embargo, en lo más alto del poder aseguran que al indómito titular del Banco Credicoop se lo verá ingresando en breve a la Casa de Gobierno. ¿Compañero de fórmula de Filmus? Por ahora, pura hipótesis.

La que sonó para acompañar al ministro de Educación es María Laura Leguizamón. Se trata de una de las preferidas del sindicalista albertista Víctor Santa María. Pero sus chances resultan nulas: el archivo volverá inevitable el recuerdo de cómo, con anuencia oficial y de la Justicia, la legisladora se quedó con la banca que el socialista Alfredo Bravo le ganó en las urnas al partido de Gustavo Beliz. Y el socialismo cotiza, sobre todo en la Capital. Por eso es probable que las especulaciones sobre la inclusión de Norberto La Porta en la fórmula oficial porteña tengan asidero. Este dirigente ya había sido tentado por Alberto Fernández para ocupar la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación.

Jorge Telerman también sabe del peso específico del centroizquierda en el distrito, mucho más en los tiempos que corren. No por nada el jefe de Gobierno porteño viene obsequiando la polaroid con el radical Rodolfo Terragno y los socialistas Rubén Giustiniani y Roy Cortina, entre otros.

Gabriela Cerruti viene batallando para demostrar que el jefe de Gobierno es sinónimo de progresismo y que está consustanciado con el proyecto presidencial. La ministra de Desarrollo Social porteña mantiene un estrecho vínculo con numerosas organizaciones sociales, referentes de centroizquierda, entre ellos el diputado Claudio Lozano, y hasta con Compromiso K. De hecho, se la vio el viernes en un acto de esa agrupación que responde al secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, el “pingüino” Carlos Zannini. Cerruti, además, está on line con los ultrakirchneristas Carlos Kunkel y Juan Carlos Dante Gullo.

Cerca de Telerman hubo una hipótesis de adelantamiento de los comicios. ¿El propósito? Impedir que se instale la figura de Filmus para menguar sus chances en las urnas. El jefe de Gobierno negó ayer que esa decisión –toda una ignominia a los ojos K– esté tomada. Por lo tanto se mantendría la convocatoria para agosto o septiembre.

Los laderos de Filmus creen que más temprano que tarde Telerman dará un paso al costado. En cambio, el secretario general de la ciudad, Raúl Fernández, descartó esa posibilidad. Fue durante un cóctel de su agrupación Foro Porteño, donde igualmente reconoció que hoy por hoy la Rosada se inclina por el ministro de Educación. En ese brindis de fin de año en el Círculo Italiano, se especuló con la candidatura del propio Alberto Fernández. La alternativa logra receptividad en el núcleo más duro del albertismo. Pero así como consideran que el jefe de Gabinete sería el mejor representante K en el distrito, plantean dudas sobre sus reales posibilidades de granjear la adhesión de los porteños.

Telerman alberga la esperanza de que Filmus no mueva el amperímetro y que el Presidente lo adopte como candidato, aun sabiendo de la inquina que mantiene con Alberto Fernández. “Si después de despedazar a Scioli lo convirtió en la punta de lanza K en la provincia, ¿por qué no puede suceder lo mismo con Telerman en la ciudad?”, se preguntan en voz alta cerca del jefe de Gobierno.

Mientras tanto, Telerman conduce con el guiño puesto hacia la izquierda pero sin descuidar a los socios de otros espacios y también los peronistas, representados por los miembros de su gabinete Juan Pablo Schiavi y Enrique Rodríguez. Esa dupla, con el propósito de disputar la identidad del PJ distrital a Alberto Fernández, organizó ayer un acto en el teatro Regio para apoyar la fórmula “Kirchner Presidente-Telerman jefe de Gobierno”. Finalmente, todos los sectores del telermanismo, si se permite esa categoría, confluirán el martes en la inauguración de un local en la calle Moreno al 700.

Ruidos y ruiditos

Filmus se convirtió en el benjamín del kirchnerismo porteño. Le vaticinan un futuro rumboso pero simultáneamente le hacen recomendaciones para que cambie su (bajo) perfil y su aspecto macilento. Hasta Daniel Scioli dijo que había que insuflarle “entusiasmo”, como si ese estado de ánimo fuera inasequible en el aspirante porteño. El lenguaje acerbo del vicepresidente se escuchó en el Palacio San Miguel, donde se presentó la escudería K esponsoreada por Alberto Fernández. A propósito de Scioli, las especulaciones sobre su compañero de fórmula en la provincia también están a la orden del día. Al vice le entusiasma Ocaña, Ocaña quiere ser, y Kirchner confía ciegamente en Ocaña. Pero en la Casa Rosada desaceleran: prefieren tomarse un tiempo para leer correctamente quién complementaría mejor a Scioli. La titular del PAMI equilibra por izquierda. Pero si el competidor es el lavagnismo, cuyo reservorio es la UCR, no descartan que el dos de la boleta K sea un radical. Es entonces que se fortalece el sueño de Daniel Katz, el intendente de Mar del Plata.

De todos modos, si de nombres se trata, la lista es interminable. Desde el canciller Jorge Taiana –a quien Kirchner pondera permanentemente en privado– hasta el titular de la Anses, Sergio Massa, pasando por el siempre bien dispuesto José María Díaz Bancalari, todos tienen chances. Este último, en su carácter del titular del PJ bonaerense, estuvo analizando con Scioli una estrategia para la provincia. La idea es lanzar una boleta unificada del justicialismo y el Frente para la Victoria, que llevaría el nombre de Frente Justicialista para la Victoria. De esta manera, se pondría coto a un eventual emergente del duhaldismo y Kirchner tendría mayores chances de lograr una adhesión contundente en el distrito más populoso del país.

Con ese propósito, Scioli profundizó su papel de Droopy. Se lo ve hasta en la sopa, y hasta se anima a reírse en largas pláticas con Hugo Chávez. El presidente venezolano no dio pistas del sucesor de Roger Capella y en la Rosada miran para otro lado cuando se pregunta quién será el nuevo embajador de la República Bolivariana en la Argentina. Aquel conflicto, que expulsó del gobierno a Luis D’Elía, amagó con arrastrar consigo a Alicia Castro. Hubo fuertes operaciones desde el seno oficial para emparentar al ahora ex subsecretario de Tierras para el Hábitat Social con la embajadora argentina en Venezuela.

En rigor, con Castro hubo algunos escarceos durante la sigilosa negociación por el salvataje a SanCor. En la carta de intención, el Gobierno aparecía asumiendo responsabilidades. Kirchner no tenía problemas en la participación de Venezuela, pero no quería involucrar al Estado argentino. Evidentemente esas diferencias se explotaron interesadamente en la interna del poder. Fue el canciller Taiana quien finalmente le llevó tranquilidad a la embajadora sobre su estabilidad en el cargo. Castro tiene un bonus track: su excelente relación con Cristina Kirchner, a quien en el primer piso de la Rosada ya le ponen el tailleur de candidata a presidente en el 2007. “Si es Néstor, desde el primer día que asuma el segundo período comenzará a perder poder porque todos sabrán que es su último mandato. Con Cristina eso no pasará”, razona un funcionario refractario a las críticas por la supuesta tendencia hegemónica de los K.

Pasala que es gol

La política adopta formas impensadas. Es ocioso reproducir las chicanas que en el Museo del Jamón –y con Filmus de testigo– se dispensaron Tomada y Valdovinos, boquense y pincharrata empedernidos. Pero, hablando de “campañas”, vale la pena recordar la gestión de buenos oficios del Gobierno con Estudiantes. En junio Kirchner se reunió con la Brujita Juan Sebastián Verón por aquel conflicto con el estadio de 57 y 1. El capitán del equipo campeón se fue con una recomendación presidencial para visitar a Julio Alak. El intendente de La Plata tuvo como misión encontrar una salida no traumática al tema. Días después, se estrenó en la popular una bandera roja y blanca con la figura de un pingüino. El animalito no es de la familia de los “leones”, mote que se ganó la escuadra del Cholo Simeone. En cambio, tiene mucha reminiscencia K.

Con los cambios en los dispositivos de seguridad interna, la Rosada ha logrado cierta discreción. La suficiente como para haber guardado durante largo tiempo la presencia de otra figura estelar del fútbol: Daniel Passarella. El técnico de River, como diligentemente ya hicieron otros entrenadores de Primera A, estuvo en el primer piso de la Casa de Gobierno. Aunque ocurrió antes del bochornoso segundo tiempo entre Gimnasia y Boca, será difícil para los conspirativos desligar la reunión con las sucesivas críticas del Kaiser a Julio Grondona. Se sabe, el kirchnerismo y el titular de la AFA no comulgan y Passarella aprovechó las irregularidades del campeonato para fustigar al mandamás del fútbol. Nadie sabe todavía por qué se buscó ocultar la visita del entrenador. Lo que quedó claro, después de aquel paso por los pasillos del poder, es el nivel de coincidencia de Passarella con los K.

El Kaiser no fue el único riverplatense en ingresar al universo K. Mucho antes lo hizo el presidente del club, José María Aguilar. Estuvo con Alberto Fernández, según dijo, para hablar de fútbol. Habrá que ver si de aquel tiempo a esta parte no le ha crecido la nariz.

Especulaciones al margen, el equipo del Presidente no sólo festeja el ingreso de Verón y Passarella a la hinchada oficial sino también la reciente incorporación de un nuevo jugador: Máximo Kirchner. En los tradicionales partidos de los sábados, en la quinta de Olivos, padre y ahora hijo mayor –quien reparte su tiempo entre Buenos Aires y Santa Cruz– se calzan los cortos e intentan algunas fintas al enfrentar a un seleccionado de ministros y secretarios. ¿A que no saben quién gana?

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