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El país|Sábado, 10 de febrero de 2007
BALANCE FRANCES DE LA GIRA DE LA SENADORA KIRCHNER

Una embajadora convincente

Tuvo su reunión con el ministro y candidato Sarkozy y se llevó la promesa de un viaje a la Argentina. A los franceses les gustó su ardiente defensa de la gestión de su marido.

Por Eduardo Febbro
Desde París
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Cristina Fernández de Kirchner con el ministro del Interior y candidato, Nicolas Sarkozy.

Nicolas Sarkozy suele mirar desde su ventana el edificio del que sueña ser el ocupante: el Palacio Presidencial del Elíseo, situado a apenas 40 metros del Ministerio francés del Interior donde ayer por la tarde se entrevistó con la senadora Cristina Fernández de Kirchner. El ministro francés del Interior y candidato de la derecha a las elecciones presidenciales ofreció una bienvenida con guardias de uniforme protocolar de gala y acompañó a la señora de Kirchner hasta la puerta del ministerio para despedirla. La visitante argentina se fue con una promesa del ministro: “Si soy electo presidente, voy a visitar la Argentina”. La idea está sustentada por los más de cuatro puntos de ventaja que Sarkozy le lleva a su rival socialista, Ségolène Royal.

El ministro explicó que él no conocía personalmente la Argentina, pero que su hija había ido este verano y quedó fascinada. Fuentes de la comitiva argentina dijeron que para la senadora “la reunión fue excelente, muy cálida”. Sarkozy estaba muy interesado en cuestiones electorales, las suyas y las de la Argentina. El francés preguntó: “¿Kirchner irá a la reelección?”. Seguidamente se le explicó el argumento oficialista según el cual “aún no se definió candidato” porque las elecciones corresponden recién en octubre próximo y que por ahora no se trabaja el tema para que los gobernadores no acomoden las fechas acorde a sus conveniencias políticas. “No es tiempo de campaña, es tiempo de gestión”, puntualizó la senadora.

La comitiva oficial detalló luego que la representante argentina volvió a exponer los esquemas de la recuperación del país y la política del Gobierno en materia de derechos humanos. También se habló de Alfredo Astiz, un tema evocado por la senadora para informar del proceso al que el ex marino está siendo sometido en este momento. Por su parte, Sarkozy habló de su propia campaña electoral, de cómo le iba bien en las encuestas desde hacía cinco años, de su estrategia y del eje que la domina: “El valor del trabajo”. Cabe añadir que ese lema empleado por Sarkozy modificó las alianzas del Partido Socialista. El ex primer ministro socialista Lionel Jospin, derrotado en la interna del PS por Ségolène Royal, decidió apoyarla “libremente” porque le parecía escandaloso que Nicolas Sarkozy usara ese slogan.

Maurice Boillon, el consejero diplomático de Sarkozy, ofreció un panorama similar de la entrevista –situación económica y social en la Argentina y campaña electoral en Francia– al tiempo que aclaró que “la senadora estaba en Francia y era educado y normal que la recibiéramos”. Diversos canales franceses cercanos a las entrevistas que la senadora mantuvo en París coincidieron en apreciar su temperamento fuerte, la convicción con que defiende sus ideas y sobre todo la vehemencia con que presenta la política aplicada por el gobierno del presidente Kirchner. “Es una embajadora convincente”, dijo a Página/12 una de esas fuentes.

Cristina de Kirchner vino con la legitimidad que los franceses reconocen como una Biblia. Para un dirigente político o empresario francés, un visitante que llega con un rango electivo, es decir, un mandato ganado en las urnas, está por encima de toda duda. En Francia, el llamado fuego de las urnas es una prueba que legitima a quien haya salido victorioso. Esa es la ausencia que siempre se le ha señalado al jefe de gobierno francés, Dominique de Villepin, que jamás se presentó a una elección. Ninguna de las citas previstas en la agenda y anunciadas por los argentinos falló. La senadora dialogó con la candidata socialista Ségolène Royal, luego con el primer ministro, se reunió con intelectuales y empresarios, con la comunidad argentina, con el director de la Unesco y, al fin, con el Ministro de Interior. En el medio firmó la Convención Internacional sobre la desaparición forzada de personas. Este documento, cuya aplicación efectiva está en sus balbuceos, marca no obstante una frontera entre la barbarie y la impunidad, y la justicia que enmarca, prohíbe, juzga y condena. Una pequeña pero sustancial pieza de la historia fue colocada en el mecanismo de la justicia internacional.

En realidad, los únicos tropiezos que habrá conocido el viaje de la senadora fueron los ecos adversos que llegaban de Buenos Aires y la relación innecesariamente áspera y crispada con la prensa. Los europeos son admirables por la paciencia pedagógica que tienen con los medios. Esa paciencia, forjada en un hondo sentimiento democrático, es un elemento del intercambio entre el protagonista y el medio y, por consiguiente, con la opinión pública.

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