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A pesar de la cercanía de las dos provincias, el resultado de Misiones no se repitió en las elecciones constituyentes de Corrientes. El gobernador Arturo Colombi se impuso -con el 98,6 por ciento de las mesas escrutadas– por un 53,23 contra un 21,34 por ciento del cura José Luis Niella, quien intentó oponerse a su intento de reelegir por un período. Las organizaciones sociales kirchneristas, que impulsaron al párroco, pidieron que retire el artículo que lo habilita a ser reelegido y argumentaron que la participación en los comicios había sido muy baja, por lo que la reforma carecía de legitimidad. “La mayoría de la población nos acompañó”, les respondió Colombi.
El gobernador necesitaba 20 de los 39 constituyentes que se elegían ayer para consolidar su posición en la asamblea. Al cierre de esta edición obtenía entre 21 y 22 diputados por el sistema D’Hont, gracias al espaldarazo que recibió en el interior de la provincia (incluso ganó en Santa Lucía, el pago chico de Niella). En la Capital, los opositores consiguieron achicar la brecha, por 31 a 43 por ciento del oficialismo. Obtenían nueve constituyentes.
La elección parece ir a contramano de una tendencia que se instaló tras la derrota del misionero Carlos Rovira a manos del obispo emérito de Iguazú, Joaquín Piña: se bajaron de su intento reeleccionista tanto el gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, como el de Buenos Aires, Felipe Solá, mientras que el riojano Angel Maza se encuentra envuelto en una furibunda interna peronista, que dejó como saldo esta semana la derogación de la reelección indefinida.
Corrientes se impuso como un contraejemplo: consiguió el aval para la reelección con una propuesta de reforma de la Constitución de cerca de 50 puntos, que habilitará a Colombi para ser reelegido por un período. El resultado también marca un límite para los intentos de emular a Misiones.
La reforma fue pensada, sin embargo, mirando hacia el interior de la provincia, más que al resto del país. Colombi se encuentra enfrentado con su primo hermano Ricardo, anterior gobernador, quien todavía mantiene el control sobre los intendentes y parte del radicalismo local. La idea de que el actual gobernador se quedará por siete años más tendrá –según el paladar del mandatario provincial– un efecto disciplinador sobre los intendentes díscolos, como los de la capital, Goya y Paso de los Libres. Hasta ahora, Arturo se respaldó en sectores del precámbrico Partido Liberal y en el Partido Nuevo para mantener su distancia con Ricardo. Los intendentes, por su parte, esperan que ésta sea una victoria pírrica y que Colombi se vaya desgastando hacia 2009.
Con su pueblo natal sin luz por un corte debido a la tormenta, Colombi fue a votar temprano. Caminó a pie hasta la escuela de Mercedes que siempre le toca en suerte. Una hora más tarde, Niella se acercaba a la escuela 431 de Santa Lucía. “Hemos cumplido con nuestro deber. Como dijo Piña, no soy político ni pienso seguir siéndolo. Solamente me metí porque quiero un evangelio que se ocupe de los pobres”, aseguró. “Hay poca gente. No tuve que hacer cola, porque casi no había nadie”, comentó como al pasar.
Según avanzaba el escrutinio, el total de personas que votaron llegaba a 283.163, es decir, un 43 por ciento del total empadronado, cuando faltaban escrutar sólo 300 de 1800 mesas. La cuestión de la baja concurrencia y de la fecha elegida se convirtió en el principal argumento que enarbolaron los seguidores de Niella, que eligieron como bunker el artístico café El Mariscal, un lugar que solían frecuentar los opositores a Tato Romero Feris. Las paredes de ladrillo del lugar se encontraban tapizadas con pinturas de cuerpos desnudos y en posiciones amatorias.
La victoria de Colombi estaba cantada, pero en el bunker primaban las risas y los abrazos por haber conseguido instalarse y acortar la brecha, sobre todo en la Capital. El primero en llegar fue el referente de Barrios de Pie Diego Vigay, un abogado de 35 años que secundó a Niella en la lista. “El 50 por ciento no fue a votar. Eso refleja la escasa participación de la población. Sería un gesto de madurez política del gobernador que retire el artículo que se refiere a la reelección”, lanzó.
Niella llegó por la noche y lo recibió una lluvia de papelitos y de fuegos artificiales.
–El cura los cagó, el cura los cagó –coreaba un grupo de militantes.
Con su habitual cruz de plata al cuello, Niella se sentó entre las cámaras y cargó una vez más con su propuesta de la reforma agraria. “Las tierras se han acumulado en manos de unos pocos y ésa es la causa de la miseria”, aseguró, visiblemente enojado. “Corrientes está cansada de recibir dádivas y promesas”, arremetió. “A pesar de que no tenemos aparato, de que no hemos dado dádivas, mucha gente por convicción votó a favor nuestro. El efecto Piña ocurrió”, sentenció. “Fue una victoria relativa. Lamentablemente, la mayoría del padrón no estuvo”, concluyó.
“Un porcentaje del 55 por ciento fue a votar, por lo que consideramos muy buena la participación de la población”, le respondió Colombi en una breve conferencia de prensa que citó en el Salón Verde (con cortinas y paredes del color que corresponde) de la Casa de Gobierno. Lo acompañaban el vicegobernador peronista Rubén Pruyas y la titular de la Legislatura, la liberal Josefina Meabe, quien por la mañana amenazó con encargarse personalmente de que quienes no fueran a votar no pudieran hacer un trámite más en su vida.
Serio, algo molesto cuando le preguntaron por la reelección, el gobernador intentó al principio esquivar el tema (“Los ejes de debate pasaron por otras cuestiones”), pero luego respondió de lleno: “Todos los partidos del arco político en distintos proyectos de reforma se han expresado respecto a que tiene que haber la posibilidad de cuatro años más. Y hoy la mayoría de la población vota un proyecto que incorpora este tema. Hay consenso para avanzar en este sentido”, consideró Colombi, que por un día se mostró inmune a las piñas.
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