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El país|Viernes, 6 de abril de 2007
EL PRESIDENTE KIRCHNER REPUDIO LA REPRESION EN NEUQUEN

“Se debe actuar con persuasión”

Desde el sur, anoche, Kirchner dio a conocer su posición sobre los hechos en Neuquén. Repudió la represión como forma de enfrentar los conflictos sociales. Se mostró fastidiado con Sobisch.

Por Diego Schurman
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Desde El Calafate, el Presidente siguió el desarrollo del conflicto en Neuquén.

En el crepúsculo de un día agitado, luego de incesantes comunicaciones con sus ministros, Néstor Kirchner decidió hacer conocer su postura sobre el asesinato de Carlos Fuentealba. “Siento un profundo dolor por la muerte de este docente argentino. Nosotros hemos repudiado siempre la violencia y repudiamos la represión como forma de enfrentar los conflictos sociales”, señaló el Presidente desde El Calafate, donde comparte los días de Pascuas con su familia.

Kirchner rompió así un silencio que mantiene desde el último fin de semana, cuando viajó al sur en un programa de descanso que se prolongará hasta el domingo. “A nosotros nos parece que la manera de actuar siempre debe ser en base a la persuasión y la disuasión. Por eso siempre hemos puesto frente a estas movilizaciones a la policía desarmada como una forma de prevenir”, consideró el mandatario. Y concluyó: “Repudiamos estos hechos más allá de cualquier ideología y abogamos por una conivencia ciudadana en forma pacífica”.

Kirchner decidió hablar tras la muerte del docente, del que se enteró por vía telefónica. Su principal interlocutor fue el titular de Interior, Aníbal Fernández. Pero también estuvo en permanente contacto con el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli –oriundo de Neuquén–; el ministro de Educación, Daniel Filmus, y el vocero Miguel Núñez, entre otros.

Ante ellos, el Presidente no ocultó su fastidio con Jorge Sobisch, una bronca que por extensión llegó hasta su socio político Mauricio Macri. Al gobernador de Neuquén le achacó una política de endurecimiento con los docentes. Aparentemente por esa conducta se terminaron desmadrando unas negociaciones salariales que parecían encausadas.

Sea como fuere, la provincia pidió al gobierno nacional que no intervenga en las tratativas. Algo similar ya le había sucedido con otros distritos en conflicto. No parece ser esa una preocupación mayor en el horizonte del kirchnerismo, que durante la jornada de ayer se desvivió por remarcar una y otra vez la distancia con Sobisch y su política de mano dura.

–Este gobierno pone primero el derecho a la vida, más allá de cualquier discusión, porque cualquiera que fuera el reclamo se resuelve hablando, y no con un escopetazo en la cabeza – señaló Aníbal Fernández.

El ministro del Interior habló durante una conferencia de prensa de media tarde. Lo hizo a pedido del propio Kirchner y a la solicitud de la propia dirigencia gremial –el actual y el ex titular de la CTA, Hugo Yasky y Víctor De Gennaro– que reclamaba la voz del Gobierno.

Sólo después de conocida la muerte de Fuentealba, Kirchner decidió no delegar en terceros sus propias consideraciones. Hasta entonces, Fernández había dejado en claro que no se dispondría una intervención federal en la provincia y que se brindaría la mayor colaboración posible.

“Lo que sí se puede hacer con los gobernadores con los que tengo afinidad, y en esto no tiene que ver el color político, es colaborar y, eventualmente, cuando nos solicitan algún tipo de acción, aportarle lo que podemos hacer”, dijo el ministro.

Con esa frase, Fernández asumió a su modo la falta de diálogo entre la Nación y la provincia. Ese dato, que en apariencia puede resultar un canto a la autonomía, transparentó un evidente déficit de comunicación.

“Para qué lo voy a llamar al gobernador, yo no soy su celador, qué sentido tiene que lo llame si su propio secretario de Seguridad reivindica la represión”, dijo Fernández cuando le consultaron sobre el tema.

Ante la insistencia, el ministro volvió a remarcar que el cortociruito no obedece a otra cosa que cuestiones de concepción política. “Qué le voy a decir yo, por qué paso lo que pasó, lo primero que está en este caso es la defensa de la vida”, insistió el ministro que minutos antes se había reunido con representantes de la CTA en la Casa de Gobierno.

A distancia, en el kirchnerismo están convencidos de que el conflicto neuquino se agudizará. “Se van a potenciar las broncas y no descarto que Sobisch mueva a su propia gente, lo que podría desembocar en cualquier cosa”, fue el pronóstico reservado que una alta fuente oficial ofreció a Página/12.

Consultado por este diario, Filmus no desentonó con la línea discursiva de la Casa Rosada y bregó por “recuperar el diálogo”. El ministro ya había dicho que esa política se aplica en el país “hace cuatro años, para evitar que los chicos pierdan días de clase”, a diferencia de lo que lleva adelante Sobisch en Neuquén, donde este año ni siquiera se inició el ciclo.

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