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No es una cuestión de ego la que llevó a los tres candidatos porteños que el miércoles participaron de un debate televisivo a considerarse los triunfadores del duelo verbal. Es claramente una cuestión electoral. A nueve días de los comicios los detalles se cuidan al máximo y la interpretación del show televisivo tiene más peso que el hecho en sí.
Para el candidato del kirchnerismo, el ministro de Educación, Daniel Filmus, el debate demostró “la endeblez” de las propuestas de sus contrincantes: Jorge Telerman y Mauricio Macri. Filmus aseguró que en ningún momento del cruce televisivo se sintió incómodo. Lamentó que “hubo minutos de gritos donde yo la miraba de afuera y me pareció que la única forma de intervenir era meterse en la maraña de la discusión y los otros candidatos se callaban”. En parte, la definición de Filmus venía a disculpar algunos pasajes de la discusión en los que levantó su voz en un tono que públicamente no se le conocía. Al evaluar su desempeño y las propuestas de su espacio, afirmó: “Somos los que tenemos las posiciones más sólidas. Somos los únicos que tiramos propuestas coherentes”. El día después del debate, Filmus continuó criticando con dureza a Telerman. “Realza su gestión cuando no hizo una sola obra.” No fue más elogioso para con Macri. Consideró que “tiene una visión parcial de la realidad, una visión que está vinculada a las causas que generaron la marginación, la delincuencia y la inseguridad, que tiene que ver con los ‘90 y la marginación y la exclusión de aquel momento”.
La interpretación de su compañero de fórmula, Carlos Heller, fue en la misma línea. Destacó que Filmus “exhibió una gran solidez en el manejo de la información que no tenía el propio jefe de Gobierno”. Sobre Macri, Heller opinó que “aprendió a decir lo que la gente quiere escuchar ya que si dice lo que piensa no lo van a votar”. Por este motivo a Heller no lo sorprendió que Macri tenga “un discurso sorprendentemente progresista, dejando el pasado atrás y faltándole el capítulo de la autocrítica, que es una página que yo, por lo menos, me perdí”.
Telerman elogió el debate y lo calificó como “un gran paso”. Sobre el contenido de las exposiciones, afirmó que “cada uno de los otros planteó sus diferencias conmigo, me criticaron por supuesto, pero también dio la posibilidad de demostrar que en un año hicimos esto, hacia allí los llevamos”. El actual jefe de Gobierno insistió ayer en identificar a Macri “con el mundo de los negocios” y a Filmus “como un delegado del gobierno nacional”. Para que no quedaran dudas, sostuvo: “No creemos que sea compatible gobernar y vender servicios a la ciudad que se pretende gobernar, por más honestos que sean los empresarios; y ya está visto el enorme perjuicio que traería gobernar la ciudad de Buenos Aires si uno actúa como delegado del gobierno nacional, a control remoto”.
Macri consideró que en el debate “hubo algunos agravios innecesarios”. Fiel al libreto que había elegido para su presentación televisiva, dijo que se quedó “con ganas de hacer más propuestas”. También repitió una muletilla que había utilizado reiteradamente: “(Filmus y Telerman) estuvieron diez años gobernando la ciudad y no supieron resolver los problemas de la gente”. Esto lo llevó a una conclusión típica de un candidato: “Es hora de que nos dejen probar a nosotros”. El presidente de Boca Juniors dejó en claro que tiene un ojo puesto en la segunda vuelta electoral ya que apeló a quienes van a votar a Telerman y Filmus. Les pidió que confíen en su propuesta para terminar “con el clientelismo y la repartija”.
Un día después, cada uno de los candidatos siguió aferrado a su libreto. No podía ser de otro modo.
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