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El país|Sábado, 16 de junio de 2007
EL MACRISMO TOMO DISTANCIA DEL FALSO UNIVERSITARIO Y ESPERA SU EXPLICACION

Mucho más que una crisis de pareja

Mientras Juan Carlos Blumberg siguió por segundo día consecutivo encerrado en el mutismo sin justificar por qué se hizo llamar ingeniero cuando no lo era, el líder de PRO dijo que le debe una explicación a la ciudadanía. Su candidatura bonaerense tambalea.

Por Werner Pertot
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El empresario Juan Carlos Blumberg y el candidato a jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, en campaña por Villa Urquiza.

El silencio de Juan Carlos Blumberg ante la revelación de que hizo ostentación pública de un título que no tiene se extendió parcialmente a sus aliados políticos. Ninguno de ellos dijo nada a su favor. Sólo habló Mauricio Macri... para despegarse. Ante la duda, el candidato de PRO optó por una frase similar a la que utilizó tras el asesinato del docente Carlos Fuentealba, que llevó a la ruptura con su aliado, el gobernador de Neuquén Jorge Sobisch: “Blumberg tiene que explicar a la ciudadanía lo que está sucediendo”, afirmó. Sin embargo, a diferencia del caso del neuquino, no dio por terminada la relación con el titular de la Fundación Axel Blumberg. Por segundo día consecutivo Blumberg mantuvo todos sus teléfonos cerrados. Sus allegados discutían un posible comunicado donde terminaría por admitir que nunca fue ingeniero. Y, mientras tanto, le pasaban factura al macrismo por su falta de apoyo. En rigor, en el entorno del líder de PRO dejaron trascender que no acompañarían la candidatura bonaerense de Blumberg después de semejante papelón.

En una entrevista con Radio 10, Blumberg había aclarado que era “ingeniero textil, recibido en la Universidad de Röttingen, Alemania”. Página/12 averiguó que en ese pueblito no existe ninguna casa de altos estudios. Otra localidad de pronunciación similar es Reutlingen, donde sí existe una universidad. Pero según se informó en la edición de ayer, las autoridades de esa institución respondieron ante una consulta de este diario que “no hay ningún estudiante/egresado con el nombre de Juan Carlos Blumberg”. De hecho, recién comenzó a expedir el título de Bachelor of Engeneering en 2004. Esto no le impidió presentarse ante la sociedad y en la página web de la fundación como ingeniero. El portal de Blumberg salió de servicio el jueves, cuando se conoció la información (ver aparte).

Ese día, Blumberg dejó de responder los llamados de la prensa y en su entorno se escudaron en que se encontraba enfermo. Tampoco quiso dar explicaciones el legislador electo por la lista del PRO, Gerardo Ingaramo: “Acaba de venir el médico y me pide que apague el celular”, aseguró a Página/12 antes de colgar. Lo curioso es que dijo lo mismo a otros diarios una hora antes y una hora después. Ingaramo entró en el séptimo lugar de la lista de legisladores de Macri, como parte del acuerdo político con Blumberg, quien –hasta ahora– era el principal proyecto de candidato a gobernador de PRO en la provincia de Buenos Aires.

Su compañero de fórmula en la provincia, hasta el momento, era Jorge Macri, primo del presidente de Boca. Tras asegurar que el falso título de Blumberg era “una cuestión privada”, partió en un viaje a Estados Unidos y salió de escena.

El líder de PRO también debe haber pensado en las consecuencias de sus palabras repitiéndose en las diarios todo el día. Quizá por eso reprogramó un acto que tenía a la mañana con su candidata a vice Gabriela Michetti al mediodía y terminó en una recorrida de campaña a última hora en el club Bohemios de La Boca. Ya no había chicos jugando al fútbol bajo el techo de chapa del gigantesco galpón del Club de Bohemios, un club que tiene casi 70 años en el barrio, cuando llegó Macri al caer la tarde fría. Lo esperaba un grupo de dirigentes barriales, provistos de bufandas y boinas, para escuchar su propuesta sobre clubes de barrio. Pero también lo aguardaba un enjambre de movileros.

“Tampoco se me ocurre firmar a mí como ingeniero si no soy ingeniero, es raro”, había dicho Macri ante la denuncia de falso “licenciado” del jefe de Gobierno Jorge Telerman. Lo había considerado un tema grave. En su acto en La Boca, fue mucho más laxo con Blumberg. “Es un tema delicado, porque nosotros tenemos una buena relación con Juan Carlos Blumberg, con su fundación. Respetamos mucho la relación que él ha construido como líder social con la ciudadanía”, destacó el ingeniero (con título).

–¿Sigue vigente el acuerdo para caminar la provincia que firmaron en el Tortoni? –preguntó Página/12.

–Queremos escuchar cuál es la explicación que le va a dar a la ciudadanía –repitió maquinalmente el presidente de Boca.

–¿Afecta las posibilidades de que sea candidato a gobernador?

–Insisto, respetamos mucho la relación que ha construido con la ciudadanía, es un tema de la vida personal de él.

Facturas para Mauricio

Pese a su gripe, ayer a las 7.30 de la mañana Blumberg apareció campante en su auto por la casa de la madre de Axel, donde lo esperaba una guardia periodística. Los atajó apenas se bajó del auto: “En un rato bajo y hablo con ustedes”, les dijo a los movileros. Todavía lo siguen esperando.

Adentro, el círculo íntimo de Blumberg discutía sobre tres posibilidades: mantener el silencio hasta que baje la cobertura mediática, dar una conferencia de prensa o –la opción que ganaba más adeptos– difundir un comunicado. Fueron más de ocho horas de gritos y discusiones sobre el contenido del texto, que nunca alcanzaba a superar las cuatro líneas. Finalmente, no llegó a ser difundido ayer y había dudas sobre si finalmente lo darían a conocer hoy. El texto aceptaría que nunca tuvo el título de ingeniero, que es egresado de una escuela técnica, empresario y que, como tal, hizo una serie de cursos de actualización en ingeniería textil.

Menos productiva, pero más prolífica, fue la discusión sobre el origen de la noticia.

–Fue el Gobierno. ¡El Gobierno está detrás de esto! –se enfurecía uno de ellos.

–Pero los macristas también sabían que esto se venía. Ellos sabían –insistía otro, que dio pie a una teoría que fermentó en el entorno de Blumberg: que la nota que dio el puntapié, publicada en el diario comercial Ambito Financiero, había sido “operada por el macrismo”.

En concreto, acusaron a Jorge Macri de estar detrás de la nota. Al dirigente bonaerense lo acusaron también de haber filtrado parte de un encuentro que tuvieron con él y con la mano derecha de Macri, Horacio Rodríguez Larreta, el jueves por la mañana en Recoleta. Allí le pasaron factura por la falta de apoyo. Según el entorno de Blumberg, los dirigentes le respondieron “que paren la mano, porque si no le quitan la banca a Ingaramo”. En el macrismo negaron esa versión. “El entorno es gente que no tiene idea de la política. Están como que les cayó una neutrónica”, describieron.

Un dirigente cercano a Macri se preocupó por dejar en claro que el acuerdo con Blumberg no estaba caído, aunque tampoco se animó a asegurar que la relación iba a continuar. “No sabemos que va a decir, así que no evaluamos el tema”, se sinceró ante este diario.

Silencio de radio

Todos los políticos que se mostraron con Blumberg en fotos y en reuniones durante los últimos tiempos se mantuvieron en silencio, a la espera de sus palabras. Ni Sobisch ni el ex gobernador misionero Ramón Puerta, ni el líder de Recrear, Ricardo López Murphy, ni el candidato a presidente Roberto Lavagna, ni el diputado posduhaldista Francisco De Narváez salieron a defenderlo.

Cerca de Sobisch estimaron que seguramente lo iba a llamar, aunque no aclararon cuándo. “No sabemos de qué se trata esto, así que Jorge no se va a meter”, indicaron. Por su parte, López Murphy tenía prevista una cena con Blumberg, a mediados de la semana, que suspendió cuando empezó a correr el rumor de su falso título. El Bulldog no lo llamó. “Tendrá que explicar primero cuál es la realidad”, repitieron cerca del ex ministro de Economía de la Alianza.

“Obviamente, sus aspiraciones políticas están seriamente dañadas, pero hay que rescatar su trabajo en la sociedad civil. Que haya mentido en eso no quita el trabajo que hizo”, intentaron excusarlo. Sin embargo, el diagnóstico que circulaba en el bulldoguismo era lapidario: “Ya no hay lugar para una candidatura”.

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