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El país|Domingo, 24 de junio de 2007

En el ballottage fueguino se mantiene el suspenso

Compiten el gobernador Hugo Cóccaro, quien encabeza la fórmula del Frente para la Victoria, y Fabiana Ríos, del ARI, quien podría convertirse en la primera gobernadora mujer.

Por Martín Piqué
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La farmacéutica Fabiana Ríos, del ARI.
Hugo Cóccaro, actual gobernador de Tierra del Fuego.

Desde Río Grande y Ushuaia, Tierra del Fuego

Cambio o continuidad. Lo conocido o lo por conocer. Hoy se resolverá, por fin, el dilema que sobrevuela por esta provincia desde la primera vuelta del domingo pasado. De un lado compite el gobernador Hugo Cóccaro, quien encabeza la fórmula del Frente para la Victoria. Enfrente estará Fabiana Ríos, en representación del ARI. Ya sea que le juegue a favor o en contra, Cóccaro tiene para mostrar dos años en el ejercicio del gobierno (asumió tras la destitución de Jorge Colazo). Ríos se postula por un partido que casi no tiene experiencia ejecutiva –salvo un par de municipios bonaerenses– pero que aquí es muy valorado por su tarea legislativa. Aparte, la farmacéutica nacida en Rosario encarna la posibilidad de lo inédito: en caso de ganar, Ríos sería la primera gobernadora mujer electa en las urnas. Llega la noche y las veredas de Río Grande vuelven a escarcharse con la nieve que cayó el jueves. Por la calle nadie se anima a pronosticar un resultado. “Esto es un final abierto”, dice con aire misterioso Eduardo Monchietti, propietario de una FM y ex secretario de Prensa de Colazo. Son muchos los que piensan como él.

La elección de hoy hace recordar aquel clásico de Charles Dickens, Historia de dos ciudades. Esa novela trazaba un paralelo entre los acontecimientos de París y Londres en el siglo XIX. En Tierra del Fuego pasa algo parecido con las dos ciudades que concentran casi todo el padrón electoral: Ushuaia, con 42 mil electores, y Río Grande, 45 mil (los 92.007 del total del padrón se completan con los pobladores de Tolhuin y la zona rural). “Son dos ciudades-Estado”, las definió ante Página/12 el concejal del ARI Gustavo Longhi, esposo de Ríos y organizador de la campaña de su partido. En Ushuaia, el ARI ha logrado mucho consenso y todo hace suponer que mantendrá ese predominio. El gran interrogante es Río Grande. Tanto Cóccaro como Ríos viven en esa ciudad.

La apuesta del Frente para la Victoria es que Cóccaro obtenga una diferencia en Río Grande para contrarrestar el clima adverso de la capital. “Cóccaro puede sacar una diferencia para compensar Ushuaia

–anticipa Monchietti–, pero todo está muy parejo.” Por lo bajo, en Río Grande cuentan que la última encuesta que recibió el gobierno provincial, encargada a la consultora local Vóx Pópuli, anticipaba una victoria del ARI en Ushuaia y un triunfo de Cóccaro en su lugar de residencia. Más allá de los rumores, ninguna de esas encuestas vio la luz antes de la veda.

Ese hecho, incontrastable, es tomado como un indicio auspicioso por los militantes del ARI. “Seguimos siendo optimistas. ¿No le parece extraño que para esta segunda vuelta no se hayan difundido números oficiales? Nadie dijo nada, no hubo ninguna estadística”, comenta a Página/12 la vocera de Ríos, Claudia Aquino. El partido de Elisa Carrió ha tomado como una cruzada nacional la posibilidad de ganar la gobernación. En los últimos quince días llegaron de Buenos Aires militantes experimentados en fiscalizar mesas. No son tantos –entre ellos hay colaboradores de la diputada Delia Bisutti y de la legisladora porteña Liliana Parada– y se los ve muy entusiasmados. “Hace un mes estábamos llorando por lo de Telerman y ahora podemos llegar a ganar”, comentan a este diario.

El clima dentro del FPV es más difícil de determinar. Cóccaro ha decidido mantener silencio hasta el momento de votación, que será hoy a las 11 en la Escuela 14, que ostenta el bolivariano nombre de

Solidaridad Latinoamericana. La apuesta de los últimos días fue consolidar el voto peronista de los barrios humildes y apostar a sumar voluntades entre los trabajadores metalúrgicos y estatales. Ambos gremios ocupan una buena parte de los empleos de la provincia. Así se entiende la reciente visita del secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, Antonio Caló, quien dijo que sería bueno que Cóccaro fuera reelecto. Los metalúrgicos de Tierra del Fuego están disfrutando la reactivación de las industrias electrónicas que trajo consigo la devaluación. Según el último convenio colectivo de la UOM, un operario inicial de fábrica cobra 3524 pesos más 200 pesos de suma no remunerativa y 500 en tickets.

Sin la belleza natural de Ushuaia –levantada sobre una bahía del canal de Beagle–, Río Grande se prepara para la elección provincial más comentada de los últimos tiempos. Las familias salen del supermercado La Anónima, los jóvenes caminan sin rumbo fijo por el boulevard Belgrano. Indiferentes a la política, los chicos sólo parecen preocupados por el pronóstico del tiempo. Para hoy prometen una nevada y un descenso de la temperatura.

Mediodía en Ushuaia

“Me parece que va a ganar Cóccaro. Del lunes al viernes cambió el clima, parece que hay cierto miedo al cambio”, dice Pablo Tibaudin, propietario de una hostería. Son muchos los que piensan que el Frente para la Victoria podría explotar el recelo ante una transformación supuestamente profunda. La posibilidad de un cambio de signo político ha generado cierta inquietud entre sectores empresariales.

El sábado muestra una variación al ritual de cada mediodía. En los restaurantes y bares de la avenida San Martín, eje del centro comercial, familias y parejas ya no están solas. Se les han sumado unos cuantos grupos de hombres, conversan café de por medio. Protegidos por la losa radiante, de los dos grados bajo cero que reinan en la calle, los amigos conversan sobre las elecciones. Detrás del vidrio del bar se alcanzan a ver los afiches que el ARI pegó en los últimos días. “Ninguna sorpresa. El ARI en segunda vuelta”, prometen en letras rojas sobre fondo blanco.

Río Grande y Ushuaia están separadas por 220 kilómetros. Como en el camino hay montañas siempre nevadas y la ruta bordea los riscos, recorrer la ruta lleva por lo menos tres horas. Es común ver nieve a ambos costados y estalactitas colgando. Hoy se sabrá si la distancia es sólo geográfica o también política.

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