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El país|Sábado, 7 de julio de 2007
EL CONGRESO DEL PERONISMO ANTIKIRCHNERISTA EN POTRERO DE FUNES

Una “refundación” con olor a viejo

Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Ramón Puerta fueron elegidos al frente de un Comando Superior Justicialista que dirigirá el armado electoral del peronismo anti K. Aseguraron haber juntado 428 congresales del PJ. Hubo encendidos elogios para las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica.

Por Eduardo Tagliaferro
desde San Luis

Las imágenes de Perón y de Evita, 700 personas desbordando un anfiteatro, el regreso a una liturgia del bombo y redoblante, discursos con encendidas defensas de las Fuerzas Armadas, de las de seguridad y de la Iglesia Católica y un final a toda orquesta cantando “los muchachos peronistas”, fue la foto de la cumbre antikirchnerista de Potrero de Funes. Por aclamación, de la tropa propia, claro está, Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Ramón Puerta fueron ungidos al frente del Comando Superior Justicialista que dirigirá “la refundación del PJ”. Una fórmula un tanto pretenciosa que en verdad apunta a bordar un armado electoral que coseche un 20 por ciento de los votos para disputarle al kirchnerismo una hipotética segunda vuelta electoral. Para eso intentarán recuperar el escudo, la sigla partidaria y la marchita, apostando a un espacio político que consideran cautivo y aferrado a las banderas históricas del peronismo. Como la historia tiene nombres y apellidos, hicieron todo lo posible para que aquellos que no salen bien en la foto no ocupen los primeros planos. Algo más difícil que tapar el sol con la mano.

Formalmente, los organizadores repetían que fueron artífices de un congreso autoconvocado del PJ que eligió nuevas autoridades, tomó medidas institucionales para la normalización partidaria y para la participación en las elecciones de octubre. La noche todavía dominaba el lago de Potrero de los Funes cuando los pocos corredores que suelen entrenar alrededor de ese espejo de agua fueron testigos de la llegada de los primeros micros que traían “congresales” de varios puntos del país. A la hora del balance, los organizadores repetían orgullosos que hubo delegaciones de las 24 provincias. También destacaban que si bien a las 11 los 247 delegados no alcanzaban al quórum legal, una hora después la cifra se había duplicado. Para el ex jefe de la SIDE Miguel Angel Toma el total de congresales fue de 428. Alcanzada la cifra, el congreso pasó a un cuarto intermedio.

Los pasillos del hotel, alquilado por el PJ puntano, fueron testigos de las negociaciones. A vuelo de pájaro, un importante hombre del peronismo, en diálogo con Página/12, reconocía la existencia de cuatro líneas: el menemismo –al que le reconocen adeptos en todo el país–, los encolumnados con Rodríguez Saá, el sector del Peronismo de Pie –que tiene su principal referente en Ramón Puerta– y bonaerenses que reportan al duhaldismo. Eduardo Duhalde fue un fantasma que sobrevoló las conversaciones. Si bien nadie lo esperaba por San Luis, todos señalaban que impulsó a los suyos para que estén presentes.

El intervalo se prolongó y hubo tiempo para algunas mañas típicas de estos encuentros. El que no está presente cuando se cierran los acuerdos puede quedar afuera. “¿Te enteraste que Puerta pegó el portazo y se fue?”, le comentaron por teléfono a uno de los testigos del cónclave que precisamente estaba almorzando con el misionero. A riesgo de quedar fuera de la foto, el ex presidente tuvo que abandonar su plato.

Un locutor leyó las conclusiones que se votaron por aclamación y comenzó el acto de cierre. En su condición de presidente del nuevo Congreso, el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, enumeró las definiciones. La mesa estaba servida y los que apoyaban sus manos sobre el mantel no eran los más fotogénicos. A la izquierda de todos, curiosamente, se sentó Jorge Sobisch. El gobernador de Neuquén fue un invitado especial y uno de los integrantes del frente al que apuestan los autores de la movida. A su lado se ubicó un Menem rubio, con corbata celeste y pañuelo al tono, luego se sentó Alberto Rodríguez Saá, la senadora Liliana Negre de Alonso, el Adolfo, Puerta y Ramón Saadi.

La primera definición que entregó la tríada del Comando Superior fue la de constituir nueva sede del PJ en San Luis. El hecho no es menor. Como no desconocen que, en el mejor de los casos, esta reunión será el comienzo de una tediosa y compleja disputa legal, buscaban trabar un conflicto de competencia para desplazar a la jueza con competencia electoral, María Romilda Servini de Cubría, a la que le endilgan su encolumnamiento con las estrategias del kirchnerismo.

Puerta fue el primero de los oradores. “Yo me niego a que en mi país un marido pueda elegir a su esposa como candidata a presidente”, fue uno de los pasajes más aplaudidos. Para que no quedaran dudas, insistió: “No se puede decidir en una pieza tan pequeña la suerte de millones de argentinos”. Detrás de la mesa que presidía el acto, entre muchos otros, se ubicaban: el menemista Julio César “Chiche” Aráoz, Eduardo Menem, el hiperduhaldista Daniel “Chicho” Basile y Toma. Lejos de las fotos estaban el ex subcomisario Luis Patti, Alberto Kohan, Moisés Ikonicoff y los ex servicios Guillermo Cherashny y Humberto Toledo.

Luego de reivindicarse como compañero “neoperonista” y reclamar seguridad, Sobisch destacó que “vamos a reivindicar a las Fuerzas Armadas y de seguridad”. Lo dijo sin beneficio de inventario, aunque posteriormente en su entorno aclaraban que el gobernador admite que también hay malos elementos dentro de la policía. “Fuentealba fue un drama para nosotros”, explicaban. El Adolfo repitió que “con generosidad de autoexcluía de una futura fórmula presidencial”. Aclamado por su gente, con toda la voz que le quedaba y haciendo gala de su histrionismo, el puntano reivindicó al dirigente sindical José Ignacio Rucci antes de finalizar al grito de ¡Viva Perón! Menem retomó la defensa de las Fuerzas Armadas y de la Iglesia y las críticas al Gobierno (ver recuadro). Como si nada hubiera cambiado después del 2001, los peronistas anti K repitieron una foto color sepia y discursos con cierto tono retro.

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