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El país|Miércoles, 14 de agosto de 2002
PRESION MILITAR DE BRINZONI Y STELLA POR LOS JUICIOS DE DDHH

Una amable apretada al Presidente

Se reunieron ayer los tres en la Rosada. No estuvo Jaunarena. Los militares están preocupados por el avance de las causas.

Por Sergio Moreno
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El jefe del Ejército, Ricardo Brinzoni, y el de la Armada, Joaquín Stella, se reunieron con Duhalde.
Los jefes del Ejército, general Ricardo Brinzoni, y de la Armada, almirante Joaquín Stella, reflotaron anoche la acendrada costumbre del planteo militar al poder político. En una reunión que mantuvieron con el Presidente Eduardo Duhalde –sin la presencia del ministro de Defensa, Horacio Jaunarena–, ambos uniformados le expresaron su “preocupación e incomodidad” por el avance de las diferentes causas por violaciones a los derechos humanos que está substanciando la Justicia y ante la inminencia de la resolución que podría adoptar la Corte Suprema en relación a la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad, a favor de la cual ya fallaron dos magistrados y la Sala II de la Cámara Federal. En los 45 minutos de conversación, Duhalde se limitó ha escuchar el planteo. “El Presidente receptó todo”, describió a Página/12 una fuente militar.
La reunión realizada ayer en la Casa Rosada entre Duhalde y los jefes del Ejército y la Marina de Guerra fue agendada el viernes pasado con algunas características particulares. Una de ellas es que el bonaerense recibiría a los militares en condición de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, “por lo cual no era necesario que el ministro (de Defensa) estuviese presente, aunque estaba avisado”, según la novedosa interpretación que hizo ante este diario la fuente mencionada, dando cuenta –sin quererlo– del rol que desempeña Jaunarena en la resolución de las más importantes cuestiones militares. Otro detalle es que no fue convocado el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier Walter Barbero, porque los aviadores “no tienen ningún tipo involucrado en esto”, dijo el confidente citado, entendiendo por “esto” a las violaciones a los derechos humanos investigadas por la Justicia.
El planteo de los jefes militares fue “por el panorama general planteado ante el avance de los juicios por los derechos humanos”, según reveló un vocero que conoce al detalle lo hablado en el encuentro. Ese panorama general puede glosarse en las siguientes causas judiciales:
* Por la causa de la desaparición de la familia Poblete y la apropiación de su hija, el por entonces juez federal Gabriel Cavallo (hoy camarista) dispuso la detención de los represores ex policías federales Juan Antonio del Cerro (a) “Colores” y Julio Simón (a) “El turco Julián”, y declaró inconstitucional las leyes de punto final y obediencia debida.
- La misma figura judicial aplicó Claudio Bonadío en el caso de la desaparición de Conrado Gómez y la posterior apropiación de sus bienes. Bonadío dispuso en esta causa la detención de los ex grupos de tareas de la ESMA Jorge Acosta (a) “El Tigre”, Jorge Perrén, Francis Whamond, Jorge Rádice y Juan Rolón.
- La inconstitucionalidad de las leyes de impunidad dispuesta por ambos jueces en estas dos causas fue ratificada por la Sala II de la Cámara Federal y están pendientes de resolución en la Corte Suprema.
- Bonadío sustancia, también, otro caso que pone particularmente de mal humor al Ejército: la investigación por la desaparición de un grupo de militantes montoneros que fueron secuestrados en 1980 tras la fallida “contraofensiva” guerrillera. Por dicha causa estuvo detenido –y luego liberado– el coronel de inteligencia Alberto Crinighan, primer oficial en actividad preso desde el levantamiento de Semana Santa de 1987. Quienes no tuvieron la suerte del servicio fueron Leopoldo Galtieri y otros 32 militares retirados. Esta pesquisa –por la que aun hay siete prófugos– desnuda una arista de la siniestra acción que tuvo el Batallón 601 de inteligencia del Ejército durante la etapa final de la dictadura.
- La idea jurídica sobre que las leyes de impunidad son inconstitucionales crece entre los magistrados. El juez federal de Salta Miguel Antonio Medina aplicó también esta figura en el caso de la masacre de “Las Palomitas”. Hay planteos en el mismo sentido en causas que se sustancian por el Plan Cóndor.* La Corte Suprema debe resolver sobre la suerte del dictador Jorge Rafael Videla, que sostiene que la causa por apropiación de bebés de desaparecidos –por la cual está detenido en su domicilio– es cosa juzgada. Tanto los jueces federales como la Cámara de ese fuero fallaron en sentido contrario.
“Usted sabe que los jefes de las Fuerzas Armadas son responsables de militares en actividad como de los retirados –relató un alto oficial a Página/12–. Si bien esta generación no tuvo nada que ver con el Proceso, los jefes deben hacerse cargo de las anteriores; por ejemplo, si van presos tienen la obligación de darles asistencia jurídica y apoyarlos. Si aparecen más jueces dispuestos a cruzar el Jordán, van a encarajinar cada vez más a los jefes de Estado Mayor. Esto fue planteado ayer, en buenos términos, al Presidente.”
Al Adolfo también
El planteo de marras fue el primero que hacen Brinzoni y Stella desde que Duhalde asumió la Presidencia. El antecedente inmediatamente anterior fue el que le efectuaron los mismos dos jefes militares al ex presidente Adolfo Rodríguez Saá, apenas dos días antes de su renuncia.
Por aquel entonces, los uniformados sudaron frío cuando Rodríguez Saá nombró a Alberto Zuppi, un abogado defensor de causas de derechos humanos, al frente del Ministerio de Justicia. Zuppi promovía los juzgamientos de los acusados de crímenes de lesa humanidad en la Argentina o en los países que solicitaran su extradición. Brinzoni y Stella pidieron hablar con “el Adolfo” por tal designación. Rodríguez Saá los recibió en medio del torbellino en que se había convertido la Casa Rosada en aquella frenética semana, y los derivó a discutir el tema con su hermano, Alberto.
La reunión se realizó, finalmente, en viernes 28 de diciembre de 2001 en el Regimiento de Granaderos a Caballo. Estuvieron Alberto Rodríguez Saá, Zuppi, Brinzoni y Stella, entre otros militares. Al igual que ayer, Barbero no fue invitado. De esa reunión, los altos jefes militares salieron convencidos de que el gobierno del puntano iba a dar curso a las extradiciones, según confió a Página/12 un oficial que se sentó a aquella mesa. Stella se fue al sur ese fin de semana y ya había tomado la decisión de renunciar a su cargo si el Gobierno mantenía la posición. “Iba a confrontar duro. Ya había preparado el sable –relató a este diario un militar que conoce el pensamiento del jefe de la Armada–. No iba a ser él quien mandase a sus pares a cárceles en el exterior. Por suerte, ese gobierno cayó el día siguiente”.
Brinzoni no reveló cuál hubiera sido su accionar, pero coincidió con Stella en que no se podía permitir en avance de Zuppi.
Ayer, lejos de los días del Adolfo, los fantasmas salieron a recorrer nuevamente el camposanto. Duhalde, en términos más amables que los que hubiese debido enfrentar Rodríguez Saá, escuchó los planteos de los jefes que, para decirlo en sus términos, “receptó”. Vaya uno a saber qué significa eso.

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