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“Hay un compromiso en firme que yo hice, que en 2011 no me va a suceder nadie con mi mismo apellido”, se comprometió el candidato de Una Nación Avanzada (UNA), Roberto Lavagna, en una promesa de campaña que tuvo como destinatario al matrimonio Kirchner. El ex ministro de Economía dejó en claro que, de ser elegido en octubre, sólo gobernará por un período y luego entregará a quien lo suceda un plan estratégico, que armaría en diálogo con “todos los sectores políticos y sociales”. Se podrán decir muchas cosas, pero no que el candidato ahorra promesas al electorado.

El dirigente destacó que en su futuro gobierno habrá una lucha clara contra la corrupción, otro dardo que le asestó al oficialismo en un momento en el que se ve cubierto por una denuncia tras otra. “Cuando no hay superpoderes, ni cajitas separadas (en alusión a los fideicomisos) y hay una Ley de Información Pública o mayor libertad en los medios en manos del Estado, todo eso ayuda enormemente”, planteó Lavagna, un día después de presentar su programa de gobierno.

Como en el sueño de la lechera, Lavagna llegó velozmente a sus últimos días en la presidencia. “Cuando llegue mi cuarto año de gobierno haré un llamado a la concertación de todos los sectores políticos y sociales”, aseguró el economista, quien detalló que les propondrá que “trabajen en armar un plan estratégico, hasta donde se pueda llegar a un acuerdo, que se le pueda entregar a todos los candidatos a la presidencia (de 2011) para enmarcar la discusión en temas de fondo y no en cuestiones de politiquería”.

El dirigente prometió además que no convocará a una reforma de la Constitución durante su mandato. “Quizás en el marco de esa concertación del cuarto año y si se sabe que el presidente no sigue, ése podría ser un buen momento, pero no antes de eso”, consideró. Lavagna reveló que no estuvo de acuerdo con la reforma de 1994. “Prefiero seis años de gobierno sin reelección y tampoco me gusta que los tratados internacionales estén por encima de nuestra Constitución”, dijo, en referencia a las convenciones internacionales sobre derechos humanos.

LAVAGNA YA PIENSA EN NO REELEGIR

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